VALÈNCIA. El gol de Javi Guerra sobre la bocina al Real Valladolid supuso una explosión de júbilo incontenible para el propio futbolista y para una afición que está viviendo agónicamente el camino de penurias que significa luchar para eludir el descenso. La atmósfera de Mestalla es especial y está siendo clave a la hora de ayudar al equipo a sumar triunfos en Mestalla.
Sin embargo, en ocasiones se puede casi respirar el ambiente de drama cuando la grada percibe que los suyos pueden quedar fuera del objetivo a seguir. Esos instantes de dramatismo máximo que saltan por los aires ante el gol que lo cambia todo. Una acción que le cambia el estado de ánimo de manera radical a una afición, a todo un entorno. Una teletransportación entre dos polos opuestos del mapa emocional del ser humano, del drama al paroxismo, del pesimismo más profundo a la locura colectiva, de la angustia al éxtasis más incontrolable.
No es la primera vez que se consigue en Mestalla un gol en el descuento. Sin embargo algunos, aunque no fueran en el tramo final del partido fueron dramáticos pero con un final que cualquier valencianista hubiera deseado. El jueves por la noche muchos ya comparaban el gol de Javi Guerra con los de Baraja al Espanyol o el de Tendillo al Real Madrid. Aquí repasamos cinco momentos cuyos goles le cambiaron la vida al Valencia CF.
El paradigma del gol salvador en la historia del Valencia CF. Aquel gol del moncadense en la jornada final de la temporada 82/83 salvó al equipo de un descenso que parecía seguro. El Valencia no sólo debía ganar si no que además debía esperar hasta 4 resultados más para eludir perder la categoría ya que partía esa jornada como colista. En el minuto 39 el Valencia bota un córner en la portería del fondo sur, una jugada clásica en el repertorio de Koldo Aguirre que se hizo cargo del equipo a la desesperada a tan sólo 7 jornadas del final. La jugada consistía en que el lanzador ponía la pelota en el primer palo al que entraba un futbolista que prolongaba al segundo, donde un tercer jugador remataba a portería. No era el primer gol que el Valencia de Koldo Aguirre hacía de esa factura, y en el día indicado la jugada salió a las mil maravillas. Desde la derecha del ataque valencianista ejecutó Pablo Rodríguez, Manolo Botubot "peinó" en el primer palo, y en el segundo Miguel Tendillo (que curiosamente años después ficharía por el Madrid) marcó el gol. Esa diana sumada a las derrotas del Racing en el Calderón, de Las Palmas ante el Athletic y del Celta en Valladolid (curiosamente al descanso ganaban los tres) le dieron la salvación a los de Mestalla en una tarde inolvidable.
Contexto absolutamente diferente, pero idéntico delirio colectivo. Estamos en la jornada 36 de la temporada 2001/2002. El Valencia Cf se enfrenta al Espanyol y puede dejar encarrilada una liga en la que nadie creía justo una vuelta atrás cuando un Benítez contra las cuerdas profetizó antes de la visita a Monjuich que él ganaría títulos con esa plantilla. Esa tarde 66 puntos tenía el Valencia frente a los 65 de un Real Madrid a la misma hora jugaba y perdía 3-0 ante la Real Sociedad en Anoeta. El punto podría aumentar a 4 si los de Benitez se imponían al Espanyol con sólo tres jornadas por delante. Era casi más de media liga. Sin embargo en el minuto 29 Carlos Medina Cantalejo decreta penalti a favor del Espanyol que Carboni transformó en gol. Por si todo ello no fuera poco, un Carboni sobre excitado por el ambiente eléctrico de Mestalla saca el codo a pasear ante Tamudo y Medina Cantalejo lo expulsa; 0-1 y diez contra once, pero no podía pintar. En la segunda parte, Benítez tira de banquillo y rehace el equipo desde la banda izquierda. En el minuto 57 Fabio Aurelio entra por Angulo y en el 66 se produce la permuta clave: Kily González entra por Vicente. En el minuto 69 el Kily pone una pelota al corazón del área desde donde Baraja se incorpora de segunda línea. La pelota se le queda algo atrás tras el control y su media vuelta es certera para enviar la pelota lejos del alcance del portero espanyolista Argensò; lo mejor aún estaba por llegar. Nueve minutos más tarde Pablo Aimar conduce en la media y vuelve a contactar con Kily González. El pase del argentino va a la frontar del área dónde vuelve a llegar libre de marca el hoy entrenador del Valencia CF Rubén Baraja. Su remate duro seco abajo se convierte en el segundo gol ante el éxtasis generalizado que veía como su equipo podía volver a ganar una liga 30 años después. Por cierto, aquel partido fue un 27 de abril de 2002, justo el mismo día, pero 21 años antes del gol de Javi Guerra ante el Valladolid y con el Pipo en el banquillo.
Circunstancias parecidas a las del gol de Javi Guerra. Equipo en descomposición de la mano de Meriton tras una lamentable política de fichajes y una peor política de banquillo. A un desgastado Nuno le sucedió el amigo del propietario Gary Neville, el peor entrenador que jamás haya dirigido al Valencia. El inglés pacta su salida tras la derrota en la jornada 30 0-2 ante el Celta. Su sustituto será Pako Ayestarán, ex preparador físico de Rafa Benítez que rompió con el madrileño dado que quería hacer carrera como entrenador. Llegó semanas atrás por hablar inglés dado que Neville no se hacía entender ante sus nulos conocimientos de español (y su inexistente predisposición a aprenderlo). En su debut Ayestarán pierde 2-1 en Las Palmas y el visitante en la jornada 32 es el Sevilla de Unai Emery. Si el Valencia CF no gana se meterá en unos problemas terribles en el tramo final. En el minuto 45 Dani Parejo adelanta al Valencia ejecutando magistralmente un libre directo al borde del área. Pero en minuto 85 llega el drama: Kevin Gameiro (entonces en el Sevilla) iguala el encuentro ante el silencio que produjo el estupor del gol del francés. El Valencia se lanza a la desesperada y se produce una falta en el perfil izquierdo en el minuto 90. La bota Dani Parejo y la peone al borde del área pequeña. Rebota el balón en André Gomes y se queda la pelota muerta en los pies de Negredo que había entrado minutos antes supliendo a Paco Alcácer. El remate del vallecano (ex del Sevilla) se convierte en el 2-1 final ante el alborozo descontrolado de una grada que vio cómo se frenaba en seco la dinámica que les hubiera conducido al descenso. Fue uno de los escasísimos momentos exitosos de Negredo con la camiseta del Valencia CF.
El último año en el que el valencianismo ha sido feliz (hasta la fecha) fue el de su centenario y además no comenzó nada bien. Lim intentó despachar varias veces a Marcelino pese a clasificar al equipo para la Champions en su primer año. El mal comienzo del equipo combinado con la eliminación en Europa pone a Marcelino al borde del abismo. En la última jornada de 2018, el Valencia CF recibe al mediodía en Mestalla al colista Huesca. Los aragoneses sólo suman 8 puntos y cuentan con un sólo triunfo conseguido. El partido en Mestalla es bastante flojo por parte del Valencia pero Parejo en el 25 adelanta al Valencia CF. En el minuto 73 el "Cucho" Hernández empata y deja helada la grada de Mestalla, en el ambiente suenan ya nombres de entrenadores y ese gol puede provocar el cese de un Marcelino a quien el propietario tiene desde semanas atrás entre ceja y ceja. A falta de 15 segundos para cumplirse el tiempo añadido el Valencia ataca con una pelota centrada desde la izquierda por Gayà. En la derecha Ferrán Torres la prolonga de cabeza hacia el área, allí Rodrigo la toca como puede y le sale una descarga perfecta a la frontal de cara para Piccini que viene libre de marca. El zurdazo del diestro supera al portero y se convierte el 2-1 final en un día en el que el propio Marcelino reconoció meses después que con el empate se veía fuera. Ese gol cambió toda la historia del año del centenario que aún registraría otro episodio más emotivo aún.
Junto con la final de Copa, el momento más inolvidable del año del Centenario. Quizá uno de los momentos del "Top 3" de la locura colectiva en la grada. Por lo que supuso, por la tensión previa generada por las declaraciones de unos y de otros, por la batalla en el campo, porque el Getafe se adelantó a los 30 segundos y porque el final fue de película. Aquella jugada que comenzó en la ya inolvidable narración de Miguel Ángel Román con el "Ahí va Jaime Molina, cabalga como un chaval" y siguió con una de las frases del centenario "Tocó en Hugo Duro" acabó con el pase de Gameiro en el 93 a Rodrigo quien había hecho en el 90 el 2-1. Una locura colectiva que posiblemente esté en el podio de los momentos en que Mestalla pasó del terror a la felicidad en un instante.
