Yo he venido aquí a hablar de mi libro. Cuando todos los ojos miran hacia el Mediterráneo, específicamente a la costa de Gaza, y otros, de reojo, hacia Ucrania, a nosotros nos interesa poner atención en la costa atlántica africana. Un poco lejos de todo el circo mediático que cada día decide a dónde tenemos que mirar, el Consejo de Exteriores de la Unión Europea (UE) pone hoy el foco en el Golfo de Guinea para proteger sus costas y sus aguas, es decir, las nuestras.
El Consejo acaba de aprobar un cheque de 21 millones de euros para apoyar la Arquitectura de Yaundé. Esta frase, que parece referirse a un paisaje bucólico y exótico, en realidad es el acto firmado hace diez años con algunos Estados africanos para que vigilen sus mares y controlen la inmigración ilegal que sale desde sus costas. Lo pintan bonito vistiéndolo como “una medida de asistencia” para ”fortalecer las capacidades de los actores militares y las armadas de determinados Estados costeros -Ghana y Camerún- que participan en operaciones de seguridad marítima en el Golfo de Guinea”.
Efectivamente, desde Camerún y hasta un poco más arriba en Senegal es de donde están saliendo las “pateras” cargadas de inmigrantes que han llegado por miles a las Islas Canarias en los últimos meses. Concretamente, a la isla de Hierro llegaron 1.213 inmigrantes en un fin de semana. Y desde el mes de junio han sido más de 9.000, casi el mismo número de habitantes que tiene la isla. El Gobierno de España ha intentado solucionar el problema trasladando a los inmigrantes en vuelos hasta la Península y repartiéndolos por ciudades de todo el territorio nacional con capacidad para albergarlos en albergues y hoteles.
El refuerzo económico de la Unión Europea llega en un momento clave y bajo la Presidencia de España del Consejo de la UE. Este llamado” apoyo del Fondo Europeo de Paz” permitirá también a la UE actuar como un “socio de seguridad confiable y proveedor de seguridad marítima”, fortaleciendo las capacidades de las “armadas de nuestros países socios para patrullar en alta mar”.
En concreto, la UE proporcionará servicios de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR) para permitir el suministro de una imagen marítima reconocida y equipo no letal a las armadas de Ghana y Camerún: botes inflables de casco rígido, lanchas rápidas de intervención, motores, vehículos aéreos no tripulados rotativos navales ligeros (drones), generadores marinos para barcos y equipos de buceo. Es decir, proporcionará armamento de guerra, pero “respetando plenamente el derecho internacional, los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”.
Esta medida de asistencia busca complementar la Presencia Marítima Coordinada iniciada por la UE en el Golfo de Guinea y la iniciativa recientemente establecida de la Política Común de Seguridad y Defensa (CCSDP) en apoyo de la fuerza terrestre de los Estados costeros de África Occidental. Recordemos que el Fondo Europeo para la Paz “permite a la UE financiar acciones diseñadas para fortalecer las capacidades de terceros Estados y organizaciones regionales e internacionales en asuntos militares y de defensa”.
A ver, si esto no es el “bloqueo naval” que pedía la presidenta italiana Giorgia Meloni, se le parece mucho. La visita a Lampedusa de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en septiembre dejó a Meloni con la boca abierta. La llamada Estrategia de Lampedusa obviaba el eterno ruego de Italia de un bloqueo naval para frenar la ola migratoria que llega por la ruta del Mediterráneo, desde Libia, principalmente. Lampedusa es como nuestra Hierro, pero desde hace más tiempo.
Además, no vendría de nuevas. Ya hace tiempo que tenemos a la armada europea de la Operación Sophia patrullando el Mediterráneo, aunque sin capacidad para bloquear el flujo naval, ni siquiera el irregular. La Operación Sophia es una operación militar de la Unión Europea en el Mediterráneo central meridional para luchar contra las redes de tráfico de personas, pero se limita a prevenir flujos de migración irregular y evitar que muera más gente en el mar.
Por tanto, el bloqueo naval de la inmigración ilegal que llega a nuestras costas desde la ruta del Atlántico, se deja en manos de Ghana y Camerún o, al menos, el dinero destinado a ello, pero bajo el control y vigilancia de la UE. Desviando el foco…, para que no se note.