el sur del sur  / OPINIÓN

Diana, pacto por evidencia

4/02/2024 - 

Dos meses hablando de las primarias del PSPV, y se han resuelto en dos tardes. Lo grueso está decidido: Diana Morant será secretaria general del PSPV; lo difícil está por por hacer: conformar un equipo en el que todas las partes se encuentren cómodas, a gusto y lo más importante, ilusionadas y motivadas en el objetivo. ¿Quizás Rubén Alfaro? Esa es ahora la tarea de la ministra de Innonvación, Ciencia y Universidadades

Da la sensación de que todo ha sido más fácil de lo que parecía, pero sigo pensando de que el riesgo de llevar a una ministra a las primarias era un muy alto, para ella y para la cúpula de Ferraz (y para el propio Pedro Sánchez), de ahí posiblemente el acuerdo; que había otras fórmulas en el hipotético acuerdo, como la bicefalia, pero quizás eso es lo que no quería Ferraz, pero finalmente se ha impuesto una opción, acelerada, quizás por la debilidad que mostraron los otros aspirantes (lo más sintomático sea lo de Carlos Fernández Bielsa tras el acto de Gandia) o por la generosidad de no ir al choque (en el caso de Alejandro Soler) con la dirección del partido, con la que tenía y tienen una excelente relación.

Nadie puso una pistola en la sien de nadie, pero el contexto lo ha facilitado todo. Podríamos discutir qué fue antes, si el huevo o la gallina; es decir, quién llamó antes a Ferraz para enseñar la bandera blanca. Pero sí hay que reconocer que la puesta en escena de Diana Morant, el lunes pasado en Gandia, sí que ha marcado un antes y un después: desde entonces, las piezas comenzaron a recolocarse (sobre la cronología de los hechos recomiendo la crónica de Víctor Maceda en El Temps). 

En el fondo, era el desenlace más obvio, Diana Morant como secretaria general, y en las condiciones que quería Ferraz: sin batalla y, a priori, con todos dentro. La recogida de los avales amenazaba en mostrar las costuras del PSPV y devolver a los socialistas valencianos a 1997, algo que nadie quería. 

Pero lo importante, ya no es el pasado, sino el futuro que construya Morant. Excepto lo más hooligans de cada bando, que siempre los hay, y que hubieran preferido la votación, aquí el primer obstáculo es ver cómo se hilvana el área de Organización, quién va a llevar el día a día del partido, y cómo se conjugan los intereses de los tres bien avenidos. Y ahí es dónde radica la principal divergencia a priori para construir el futuro, más allá de quién iba ser el candidato/a a la Presidència de la Generalitat. En este punto, Soler ya lo había dejado bastante claro el mismo día de la presentación de su precandidatura: sabía, como la mayoría, que Diana era y es mejor candidata; puede generar más ilusión y es quién más puede inquietar a Carlos Mazón. 

Y en Organización y en el modelo de partido es dónde va a estar el éxito de Diana Morant. Quién ejerza ese perfil y sepa marcas distancias con el ximismo será quién facilite a la secretaria general un aparato capaz de movilizar al electorado para que la ministra logre su objetivo. Quién sepa entender que la base del partido está en las sedes y en los militantes; que hay que hacer equipos, con todos, los tuyos y los de enfrente; que igual de importante es la agrupación de Pilar de la Horadada que la de Utiel, Xeraco o Vinarós; que hay que tener en cuenta la percepción y opinión de los territorios; en definitiva, como le he escuchado muchas veces a José Chulvi, empezar a ganar desde abajo para que lo de arriba caiga como fruta madura. Es decir, que si empujan todos, siempre será más difícil cambiar  el sentido del péndulo, que ahora está escorado a la derecha, como han demostrado las últimas consultas electorales. 

Dicho de otra manera, que si no quiere caer en los mismos errores del pasado, Diana debe repasar las últimas decisiones del propio Puig: analizar por qué se perdió el pasado 28M; pivotar toda decisión en el partido y en sus modelos de éxito (a sabiendas de que toda fórmula merece matices), y no en las instituciones (y menos en los reservados de los restaurantes) y convencer a los que todavía puedan recelar de ella como lideresa (que los hay). Incluso, quitarse el sambenito de que es la candidata de Ferraz. Sólo con eso podrá afrontar con ciertas garantías su objetivo. La épica de los Messi y Ronaldo, en política, ya ha terminado. 

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