CASTELLÓ. El desarrollo de plantas solares fotovoltaicas y eólicas se ha convertido en uno de los ejes centrales del debate público y político en la España rural, también en la provincia de Castellón. Aquí, grandes parques solares como el proyecto de la Magda, impulsado por la francesa Akuo, u otros ambiciosos proyectos de empresas como EnerHi, han levantado sonoras críticas por parte de asociaciones ecologistas y vecinales por su impacto en el paisaje y el territorio. Una postura que para el presidente de la patronal fotovoltaica española, la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), José Donoso, podría considerarse como "neonegacionista".
A su juicio, "el autoconsumo y las plantas pequeñas hay que fomentarlos al máximo, pero ir a su ritmo es un lujo que nuestra sociedad no se puede permitir" debido a la emergencia climática, un reto que "no espera", en palabras de Donoso. Así, asegura que limitar la transición energética a esas dos vertientes y rechazar las grandes plantas solares son planteamientos "neonegacionistas". "Eso no quiere decir tampoco que valga todo: hay que pasar por procesos ambientales como los que existen", subraya, para aclarar que no está a favor de una regulación "más laxa", sino que defiende un "Estado garantista" y que los proyectos energéticos pasen "por estudios de impacto ambiental bien analizados".
En ese sentido, rechaza que las empresas opten por las expropiaciones para desarrollar sus proyectos: "Nosotros no somos partidarios de las expropiaciones. Las plantas se tienen que desarrollar de común acuerdo con el propietario", explica al respecto: "Si hay un acuerdo entre un agricultor y una empresa, ¿cuál es el problema? Si el agricultor, en lugar de tener cereal, tiene una planta fotovoltaica que le da una rentabilidad cuatro o cinco veces superior, ¿dónde está el problema?", se pregunta.
Sobre estas y otras cuestiones acerca del desarrollo de las energías renovables versa la entrevista concedida por Donoso a Castellón Plaza.
- ¿Cuál es la situación actual de la energía fotovoltaica?
- En España es muy buena. Desde el punto de vista económico, está dando una ocasión única a nuestro país. Por primera vez España afronta una revolución industrial, la cuarta, con ventajas competitivas en el factor de energía con respecto a países de su entorno. Una planta fotovoltaica en Alemania produce 950 horas, una en España, 1950-2000. Esto quiere decir que en España podemos producir la energía a la mitad de precio y esto implica que las empresas que produzcan aquí con tecnología fotovoltaica van a gozar de una ventaja competitiva. Así que estamos hablando de fortalecer nuestra industria, generar empleo y al mismo tiempo, en lugar de hablar de deslocalizaciones, como hablábamos en los últimos años, ahora podemos hablar de relocalizaciones: industrias que van a venir de otras partes a España buscando estos precios baratos.
Tenemos el caso de la gigafactoría de baterías de Sagunto, donde un elemento muy importante está relacionado con la plata fotovoltaica que le tiene que suministrar energía. Y también supone mejoras para los pueblos con el incremento de la renta del propio pueblo a través de los ingresos que genera, una media de 8000 euros por megavatio al año. Entonces, esto es una oportunidad que nuestro país no puede perder porque hemos tenido poco carbón y malo, no hemos tenido petróleo y ahora sí tenemos sol. No podemos perder esta ocasión de, por una vez, jugar con ventaja en la competencia industrial internacional.
- ¿Cómo ve la senda que está siguiendo la Comunitat Valenciana en este campo?
- Ahora mismo solo hay 419 megavatios instalados en la Comunidad Valenciana de fotovoltaica. Esto supone solo un 5% de la capacidad instalada, mientras que a nivel nacional, es el 20% de la capacidad instalada. Es decir, lleva mucho retraso. Y si se compara con el consumo, por el potencial industrial y por el PIB que tiene la Comunidad Valenciana, el dato es todavía muy inferior: el 2,2%. Está muy por debajo de lo que sería necesario.
- Hablemos del aspecto medioambiental.
- A nivel ambiental tenemos dos enfoques. Por un lado, el enfoque de la reducción de las emisiones de CO2 y, por tanto, la lucha en la emergencia climática, cuyos efectos se esperaban para la próxima década pero están ya aquí. Entonces, hay que ir rápido y la energía fotovoltaica es la mejor respuesta. Y por otro lado, hemos comprobado en las instalaciones ya hechas con los criterios que hemos establecido en la asociación que las plantas se convierten en una reserva de biodiversidad y vemos cómo se refugian incluso especies que nunca habían habitado en esas zonas.
- Lo cierto es que hay una gran controversia en la implantación de plantas solares. Hay quien exige priorizar el autoconsumo por el impacto paisajístico de los grandes parques. ¿Cuál es su postura?
- No es nuestra postura, es la del sentido común y del compromiso con la lucha contra la emergencia climática. Se necesita todo. Tengo la sensación de que mucha gente, hasta que no empiece a sentir restricciones de agua, no va a ser de verdad consciente. Por un lado, tenemos los negacionistas del cambio climático, cuya posición está clara, y luego hay mucha gente que exige más medidas contra el cambio climático pero, a la hora de posicionarse en este tema, lo hace igual que los negacionistas; nosotros los llamamos neonegacionistas.
La emergencia climática de hoy no espera. Y además, en este caso, no es un sacrificio para la sociedad, es una oportunidad económica, con lo cual es incomprensible. Necesitamos autoconsumo, todo el que se pueda, por supuesto. Necesitamos plantas pequeñas, por supuesto. Nadie puede decir que ha hecho más por el autoconsumo que la UNEF, donde luchamos constantemente para eliminar las barreras administrativas. El autoconsumo y las plantas pequeñas hay que fomentarlos al máximo, pero ir a su ritmo es un lujo que nuestra sociedad no se puede permitir.
Si estuviéramos en un escenario sin emergencia climática, nos lo podríamos plantear. Pero ese tipo de planteamientos son neonegacionistas. Tenemos que avanzar con todo. ¿Hay que priorizar el autoconsumo? Sí. ¿Hay que priorizar las plantas pequeñas? Sí. Pero en paralelo hay que avanzar con las grandes plantas en suelo. Eso no quiere decir tampoco que valga todo: hay que pasar por procesos ambientales como los que existen. Estamos en un Estado garantista y los proyectos tienen que pasar por estudios de impacto ambiental bien analizados. Nosotros no somos partidarios de hacer más laxa la regulación ambiental, todo lo contrario: queremos racionalizar las tramitaciones para que no se pierda tiempo de forma innecesaria, pero sin hacer la regulación más laxa, ya que es una garantía.
- Sin embargo, al final hay grandes plantas que acaban afectando a terrenos cultivados.
- ¿Y cuál es el problema? Nosotros no somos partidarios de las expropiaciones. Las plantas se tienen que desarrollar de común acuerdo con el propietario. El concepto que nosotros tenemos es que una planta es como un matrimonio entre una población, un territorio y una planta. Y todo matrimonio que tiene vistas de durar, que quiere durar 30 años, tiene que partir de la seducción, del convencimiento, no de la imposición. Por eso nosotros no estamos de acuerdo con las expropiaciones. Si hay un acuerdo entre un agricultor y una empresa, ¿cuál es el problema? Si el agricultor, en lugar de tener cereal, tiene una planta fotovoltaica que le da una rentabilidad cuatro o cinco veces superior, ¿dónde está el problema? Si ese agricultor, en lugar de tener un cereal, tiene una planta fotovoltaica que le da una rentabilidad cuatro o cinco veces superior, ¿dónde está el problema?
- Sí que es verdad que hay tramitaciones administrativas que al final permiten las expropiaciones. ¿Se debería modificar?
- Nosotros estamos en contra de que nuestras empresas hagan expropiaciones. Antes de que empezara todo este fenómeno, preveíamos que podía pasar y creamos un grupo de trabajo de treinta especialistas ambientales para elaborar una propuesta de cómo se deberían desarrollar las plantas que consensuamos con los cinco grandes grupos ecologistas de nuestro país e introdujimos prácticamente todo lo que nos dijeron. Y a aquellas empresas que cumplen todos esos requisitos, les damos un certificado de excelencia
Lo que decimos ahí respecto al impacto ambiental, que es el único que tienen realmente nuestras plantas, es por ejemplo que se pongan muros vegetales alrededor, que se favorezca la biodiversidad y favorecer el refugio de especies. Por supuesto, nada de remover la tierra fértil ni utilizar hormigón, nada de fertilizantes, asegurar la compatibilidad con usos pecuarios y fomentar dentro de las plantas los usos ganaderos. Si se quiere hacer lo que se llama agrovoltaica se puede compatibilizar.
En esos requisitos también rechazamos las expropiaciones y queremos que se lleguen a acuerdos, que haya comunicación y que se sea transparente con la población local, con los alcaldes. Buscar, además del pago de impuestos, acuerdos con la población para buscar formas de apoyo económico y fórmulas de repartir los beneficios. Fundamentalmente a través de bonos líquidos que den una rentabilidad que den una rentabilidad de dos o tres puntos por encima de la inflación. Por supuesto, la formación de las personas locales para los empleos que se generen.
- Entonces, ¿a qué cree que se debe tanto rechazo?
- Los neonegacionistas, quienes se están oponiendo fundamentalmente son varios grupos. Primero y fundamentalmente, grupos con intereses económicos competitivos por el uso de ese suelo. Que fundamentalmente no son los agricultores, sino el turismo -en el caso de la Comunidad Valenciana, el turismo enológico-. Personas que piensan, sin ninguna evidencia científica, que el turismo se va a ver perjudicado por las plantas. Es legítimo pero no es tan respetable que se amparen en una defensa del territorio y del paisaje cuando realmente lo que están defendiendo es su cuenta de resultados.
Otro grupo son los cazadores. Las plantas son una zona refugio, por lo que son una zona donde no van a poder cazar y las especies se van a refugiar. Por otra parte, en determinadas zonas de España las macro granjas necesitan grandes espacios para verter los purines y los desechos y por tanto, compiten también por el uso de ese suelo.
Y luego tenemos grupos que se denominan ambientalistas, pero que solo tienen una visión del paisaje o de la problemática a nivel local perdiendo de vista la problemática ambiental a nivel general, que es el cambio climático el que va a acabar con ese paisaje y con esa biodiversidad. Y esa debe ser la prioridad. Hay también personas que se preocupan para que todo permanezca tal como está para siempre, cuando lo que se necesita es generar nuevas fuentes de ingresos económicos para consolidar esas poblaciones. Y la fotovoltaica es una de ellas.
Y después tenemos partidos políticos que han visto una posibilidad electoralista, tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda, con muchos mensajes que no se corresponden a la realidad pero que arrastran a personas bienintencionadas que piensan que están contribuyendo a una buena causa.
- Aquí en Castellón ha habido muchas críticas hacia macro plantas solares.
- He leído una reseña de la manifestación de Castellón. La verdad es que hay muy poca verdad. Hay mucha desinformación. La despoblación la genera la emergencia climática, el descuido de las poblaciones rurales. Y pensar que de repente la agricultura que no ha funcionado, que no está dando una rentabilidad a esas instalaciones, va a ser más rentable de repente oponiéndose a las plantas... No sé dónde está la realidad. La realidad es que un secano en España produce una renta de entre 100 y 400 euros al año y una planta fotovoltaica produce de 1.500 a 2.000. Es una oportunidad para esas zonas, para fijar esa población y para incrementar la renta.
Hay alcaldes inteligentes que están utilizando ese dinero que traen las plantas con los impuestos para proyectos específicos que cambian la vida de sus pueblos. Eso es en lo que hay que trabajar. Pero paralizando el desarrollo de las plantas solares nos estamos pegando un tiro en el pie. No se nos va a presentar a la España rural otra ocasión como esta.
- ¿Cuál es el potencial de la fotovoltaica para atender la demanda a nivel industria?
-Atender toda la demanda con una sola tecnología no se puede, pero la semana pasada tuvimos toda la demanda cubierta durante varias horas al día con renovables, combinando la fotovoltaica con la eólica y la hidroeléctrica. En estos momentos la descarbonización de nuestra sociedad es posible. Ahora tiene que venir acompañada de almacenamiento. Tiene que desarrollarse el hidrógeno porque hay ciertos consumos industriales que necesitan altas temperaturas que la electricidad no las puede dar, sí el hidrógeno renovable, producido a partir de energías renovables.
- Se refiere, en este caso, a industrias como la cerámica.
- Sí. En el sector cerámico un factor importante de competitividad ha sido la cogeneración. Y ahora, ese papel que jugaba la cogeneración, lo puede jugar el autoconsumo.
- ¿Qué medidas cree que debe llevar a cabo la administración para impulsar la implantación de placas y plantas solares?
- Racionalidad, en primer lugar, en la tramitación administrativa. Pero no hay que confundirlo con una tramitación más laxa. Pero sobre todo en este momento es que se regule el almacenamiento, crear un marco regulatorio de retribución de ese almacenamiento porque necesitamos extender esas horas solares para cubrir toda la demanda y además, en los momentos que hay exceso de producción de energía, poder acumularla para los momentos que no hay sol. Luego, que desaparezcan las barreras para el autoconsumo y el consumo colectivo y las cooperativas en las comunidades energéticas, y en el caso de las pequeñas plantas, se creen unos entornos protegidos con unos regímenes retributivos y unos regímenes de concesión de puntos de conexión a la red que favorezcan su desarrollo.