VALÈNCIA. El uso de drones ya no es ciencia ficción, sino una realidad cada vez más extendida. Películas, videoclips, controles de aforos o vigilancia aérea son solo algunas de sus aplicaciones hoy en día. Pero en un futuro no muy lejano irá a más. De hecho, gigantes como Amazon van a empezar a utilizarlos para envíos pequeños de paquetería. Su futuro es prometedor y muchas compañías están estudiando cómo recurrir a esta tecnología para atender sus necesidades.
Y así lo ha hecho Ford España, que ha puesto en marcha un programa piloto para el uso de drones autónomos y con visión artificial para realizar las labores de inventariado en una parte de su planta valenciana en Almussafes. Un desarrollo puntero, liderado por el alumno de la Universitat Politècnica de València (UPV), Joan Carbó, que permite que el vehículo aéreo de forma autosuficiente ofrezca información en tiempo real sobre la mercancía almacenada sin la necesaria supervisión de un operario y en un entorno industrial cerrado.
Un campo todavía por explorar ya que, aunque existen sectores como la agricultura que ya emplean esta tecnología para el control o la vigilancia de cultivos, suelen hacerlo en el exterior y a través de GPS para la programación de la ruta. "El reto para nosotros era hacerlo dentro de una planta industrial con todas las complicaciones que existen a nivel de personal, comunicaciones o apantallamientos metálicos. Se requería mucha precisión, pero se ha conseguido", explica Carbó.
Este programa piloto forma parte de una beca entre Ford y la UPV para la realización de prácticas en la factoría. En este caso, el proyecto a desarrollar consistía en la puesta en marcha de un sistema piloto con drones autónomos y visión artificial para el control del inventariado. Y Carbó, estudiante del Grado de Ingeniería Electrónica Industrial y Automática y exalumno de la Escuela de Aprendices de Ford, donde cursó un grado superior de Mecatrónica industrial, no dudó en aceptar el reto, bajo la supervisión de Vicente Delgado, ingeniero senior en layout, equipment & material handling en Ford.
Así, el joven estudiante ha diseñado un programa que permite que un dron, de forma autónoma, pueda desplazarse y dar parte del producto almacenado en estanterías. En este caso, el testo se ha llevado a cabo en un almacén de la planta de motores de la planta de Ford. "Se ha desarrollado una navegación autónoma a través de recursos de realidad aumentada para el control y la extracción de información mediante códigos QR, que siguen una codificación", explica.
De esta forma, en cada fila de las estanterías se han dispuesto unos códigos para orientar al dron en sus movimientos y que sean su punto de referencia a la hora de desplazarse. Asimismo, cada material almacenado cuenta con su propio QR con la información detallada sobre su estado, por lo que el dron cuando pasa por delante, a través de la visión artificial, hace una lectura del código y remite un parte en tiempo real sobre la carga.
"El proyecto se empezó desde cero. Lo primero que hice fue desarrollar el software para establecer la conexión con el dron y, a partir de ahí, estudié las alternativas para conseguir que fuera autónomo", detalla. A lo largo del proceso surgieron algunas complicaciones y dudas sobre la metodología a seguir. "Al principio, para el vuelo se barajó la posibilidad de hacer un seguimiento de línea como los AGV -vehículos con guiado automático- que se mueven siguiendo unas bandas magnéticas en el suelo. O, incluso, a través de reconocimiento de contornos, pero finalmente nos decantamos por los códigos porque era más sencillo", apunta el joven ingeniero.
Hasta el momento, en la factoría valenciana el uso de drones estaba limitado a labores de mantenimiento, reparaciones, control de mediciones de temperatura o para inspecciones aéreas, pero siempre controlado por un operario. Con este proyecto se buscaba ir un paso más allá. "Fue una sugerencia del departamento de logística porque era más factible empezar por aquí que por el traslado de piezas a la línea. Era una aplicación bastante razonable y un paso lógico", afirma Delgado.
Con este sistema se consigue mejorar la seguridad del trabajo al reducirse el tránsito de operarios en un almacén con un flujo constante de vehículos industriales. Pero también, Carbó destaca que se logra un importante ahorro de costes de recursos porque, por ejemplo, se evita tener que parar el paso de vehículos cuando un trabajador acude a procesar la información.
"Ahora este trabajo de inventariado lo hace una persona y si encuentra alguna discrepancia tiene que ir y ajustar el pedido, pero con la automatización del proceso la información llega a una base de datos en tiempo real", apostilla. Por tanto, también se evitan posibles errores humanos y una información más fidedigna del estado de la mercancía.
"Se trata de un proyecto novedoso porque apenas hay aplicaciones industriales autónomas. Es cierto que en otros sectores como el cine o la agricultura se ha avanzado bastante, pero no así en entornos industriales en donde tienes más obstáculos. Al final queríamos demostrar la viabilidad del uso de esta tecnología en ámbitos industriales y el objetivo lo hemos cumplido", destaca.
Pero, además, en el futuro este sistema podría tener otras aplicaciones para la vigilancia y control del recinto. "En estos momentos en la factoría hay rondas de seguridad que se podrían acometer a través de drones autónomos que emitieran una señal si identifican a alguna persona. Con ello, se ganaría a nivel de medio ambiente, porque esas inspecciones se hacen ahora con vehículos, y una mayor protección de la fauna por el menor impacto acústico", remarca Carbó.
Tras siete meses y medio de prácticas, su estancia en Ford ya ha concluido y, aunque ha sido un programa piloto, la idea de la firma del óvalo es continuar con el trabajo y explorar este campo emprendido. "Ahora tenemos que plantearnos por dónde seguir y ver qué tecnología, personal, medios y fondos necesitamos para continuar. Ese proceso se está definiendo porque igual que introdujimos hace años los AGV o los robots colaborativos, los drones son una tecnología que antes o después toda empresa puntera tendrá", puntualiza Delgado.
De hecho, Carbó tiene claro que el futuro de la industria pasa por su uso. "Pero no solo en las empresas, sino hasta en la calle", asegura. "Mi predicción es que en cinco años ya estarán aquí", sonríe. Y, de hecho, poco a poco se van dando nuevos pasos hacia una industria 4.0, más avanzada y tecnológica. "No se trata de sustituir la mano de obra, sino de adaptarla a las nuevas necesidades de las empresas con nuevas capacidades".
"La previsión del mercado de los drones es de 126.000 millones de dólares para 2026. Es un crecimiento brutal y una realidad que ya está aquí. La automatización está empezando y la industria está investigando. Esto solo es el comienzo de algo que llegará para quedarse como pasó hace años con los robots industriales", asegura el estudiante.