CASTELLÓ. El Castellón no ha ganado ninguno de los 12 partidos que ha disputado esta temporada ante filiales, lo que sería meramente anecdótico si no fuera porque dos de los tres partidos que le quedan por jugar serán ante equipos de ese perfil... y con la permanencia en juego.
El conjunto albinegro tiene un balance de cero victorias, nueve empates y tres derrotas ante filiales. No es un registro tan catastrófico habida cuenta de la cantidad de igualadas que ha cosechado durante la temporada, pero urge mejorarlo imperativamente en las jornadas que restan, pues de lo contrario se dará de bruces con la Tercera División.
Y es que al Castellón le faltan dos partidos por jugar ante segundos equipos. El primero será este domingo, frente al Peralada, equipo perteneciente al Girona, y el último será ante el Barcelona B, en el partido que cerrará el curso liguero. Ambos choques se disputarán en Castalia, donde podría estar la llave de la permanencia albinegra. Los de Óscar Cano necesitan dos triunfos en las tres jornadas restantes para no depender de otros resultados, lo que les obligaría a ganar al menos uno de esos choques de casa –el otro será en el feudo del Conquense, en la penúltima jornada-.
Se da la circunstancia de que, de todos los filiales que han resistido al Castellón, hay tres que están inmersos en la lucha por evitar el descenso y que, en consecuencia, son rivales directos de los albinegros. Uno de ellos, el Peralada –los otros dos son el Valencia Mestalla y el Teruel-, se volverá a ver las caras con los albinegros este domingo, después de ganar en la primera vuelta por 2-1, en el debut de Óscar Cano como técnico orellut. Sería el momento idóneo para romper la estadística con tres puntos que reforzarían considerablemente al equipo de la Plana en su objetivo de salvación.