VALÈNCIA. "El cierre de Rithmi se dio por una mala planificación financiera y una mala selección de proveedores". Así lo apunta Óscar Lozano, cofundador y CEO de la compañía, quien después de seis intensos años tuvo que bajar la persiana al combinarse una mezcla de cansancio y falta de caja en el proyecto. La empresa surgió de manera muy prometedora en el Espaitec de la Universitat Jaume I de Castelló.
La tecnológica nacía con la intención de prevenir el ictus, con el punto de mira puesto en crear una pulsera que detectara la fibrilación auricular, una de las arritmias más comunes y que puede derivar en situaciones comprometidas como un ictus. Sin embargo, a pesar de ser una compañía candente en el ecosistema startup valenciano, fue en octubre del pasado año cuando se empezaba a complicar el terminar el dispositivo.
"Nos quedaba certificarlo, la financiación se estaba terminando y tuvimos que llevar a cabo un ERTE en la compañía para intentar darle la vuelta a la situación", recuerda Lozano, quien contaba con un equipo de ocho personas. "En diciembre, varios inversores se volcaron en encontrar una solución, hacer un nuevo plan estratégico y darle la vuelta a la situación para salir a por otra ronda de una manera rápida", explica.
Sin embargo, al no percibir que la situación fuera viable, Lozano decidió dar fin a la compañía. "Ya en junio la situación personal y económica eran tensas y tuve que decidir acabar. Era un proyecto muy bonito por el que habíamos apostado mucho mi padre y yo. Le hacía ilusión como médico, pero al final tienes que dar el paso y me di cuenta de que en los últimos meses aguantaba por los inversores que tenía", reconoce.
"Me sentía más preocupado por toda la gente que había apostado por nosotros que por el proyecto y llegó un momento en el que había que parar. También me he dado cuenta de que ellos lo entienden. Pero veníamos de una ronda que habíamos hecho de crowdfunding y había muchos amigos que aunque hubieran puesto poquito para ellos era un esfuerzo. Ha sido triste y frustrante, pero he aprendido y disfrutado mucho del camino, hice un equipo genial y ahora todos somos muy amigos, pero después de seis años necesitábamos parar y desconectar", señala.
Lozano tiene claro que había encaje con el mercado. "Ahora al mercado le falta un Rithmi. Es una plataforma de telemedicina, telemonitorización y seguimiento de pacientes y trabajamos con dispositivos, pero no hay uno como el nuestro", asegura. En este sentido, reconoce que es posible que no supiera explicar bien que se trataba de un producto de uso sanitario y no de uso común.
"Tenía que haber buscado más fondos internacionales, quizá con otra manera de ver el hardware en salud. En España es complejo porque hay poco fondo especializado en producto físico, en software mucho", apunta. "Aquí, el inversor tiene más la concepción de una salida rápida y el hardware es más lento, aunque luego es mayor el retorno que pueden conseguir".
Rithmi se vio eclipsado por los relojes existentes en el mercado y que permitían realizar electrocardiogramas, pero asegura que no tiene nada que ver al ser el suyo de uso médico. "Ahora necesitamos este tipo de dispositivos y están en mercados como Estados Unidos e Israel". De hecho, Lozano considera que una de las claves de no avanzar en el proyecto fue el no haber salido desde el principio a por una ronda más grande que les hubiera dado colchón.
"Al final creo que ha sido una mala planificación financiera y de ello me siento responsable, además de una mala selección de proveedores ", apunta. En este sentido, destaca el tiempo perdido con la elección de dos proveedores que parecían más económicos y que dilató la confección del reloj. "Si hubiera elegido a uno caro pero con experiencia en salud, hace dos años tendríamos el dispositivo", reconoce. "Creo que es mejor ir a por una ronda fuerte al principio aunque te diluyas más, porque luego te da más colchón para diluirte menos en una serie B".
Rithmi llegó a sacar un software en mayo de 2021 con un convenio con Garmin y DKV, pero ya era demasiado tarde. "No nos quedaba financiación ni para hacer campañas de marketing", reconoce. "La parte software nos habría dado una base buena para que la compañía fuera sostenible y luego el hardware el producto estrella. Aunque también es verdad que en las últimas fases ya vas pegando coletazos. Al final no decidimos a por qué íbamos. Los recursos son los que son, y nos desfocalizamos demasiado", lamenta.
De hecho, Lozano señala que por lo pronto no hay tantos competidores. "Sigo recibiendo emails y llamadas de distribuidores de Latam, donde habríamos tenido un mercado muy grande. También me siguen llamando grandes hospitales de vez en cuando para hacer pruebas", asegura. "El producto se ha quedado a falta de 45.000 euros, que era lo que faltaba".
Lozano destaca que cuando ya encontraron al proveedor adecuado, con experiencia en salud y que cubre todo el hardware y el fireware del reloj, se acabó todo. "La empresa está extinguida, pero socios e inversores todavía me dicen que lo retomemos. Pero necesito descansar", señala. El prototipo del dispositivo ya se había probado en La Fe con 170 pacientes.
"Se está perdiendo un proyecto muy potente que puede ayudar a prevenir la enfermedad que más muertes causa en mujer y la segunda que más causa en hombres, como el ictus. Un gran número de éstos es debido a la arritmia que detectábamos con el reloj, la fibrilación auricular y esto ayuda a empezar tratamientos y a modificarlos", lamenta.
Sin embargo, se queda con lo bueno. "El camino lo he disfrutado, ha sido bonito y a nivel equipo ojalá volviera a trabajar con ellos. Al principio el no cerrar también era un tema emocional por mi padre, pero a día de hoy sigo en salud y trabajo cada día para ayudar. Por eso, quiero dar las gracias a todas las personas que me han acompañado y ayudado, desde inversores a partners o aceleradoras", señala.
En este sentido, saca aprendizajes de esta aventura. "Hay que hacer una buena planificación financiera, no cuando te queden tres meses de caja, sino a los nueve o diez meses", señala. "Intentaría con una ronda de más y seleccionar mejor tus colaboradores externos con pruebas fuertes, al menos en salud, además de arriesgar un poco más en la contratación de personas y que no sean todo juniors. Pero esto va con una ronda más grande y con la velocidad".