CASTELLÓ. La Generalitat invertirá 710.000 euros en los próximos cuatro años para revitalizar el complejo arquitectónico de la antigua Fábrica Giner, uno de los principales reclamos turísticos de Morella. Ese importe se suma a los 282.275 euros que ya ha desembolsado en los dos últimos años, con el mismo fin, a través de la entidad pública Turisme Comunitat Valenciana.
Fuentes del Consell explican que ya han delegado sus competencias para que sea el Ayuntamiento de Morella quien se ocupe de contratar y realizar esos trabajos. El consistorio los ejecuta, la Generalitat paga. Esto se debe, según admiten las mismas fuentes, a que la Administración autonómica no tiene medios materiales ni humanos para hacerlo.
Los trabajos de mejora programados hasta el año 2026 no afectarán a todo el antiguo complejo textil: solo a 14 instalaciones. En concreto, las viejas naves de telares, del tinte, de empaquetado y de escaldado de la lana; la chimenea; la antigua Residencia de Trabajadoras Solteras; la zona deportiva; la Masía del Collet y los espacios ajardinados. El resto de espacios, como por ejemplo la ermita, la hilatura, las caballerizas o la antigua Residencia de Casados, se quedan fuera porque su uso ya está cedido al Ayuntamiento. Desde la Generalitat reconocen que es “urgente” mejorar el mantenimiento de la antigua colonia industrial para que no pierda atractivo turístico.
La Fábrica Giner no es el único recurso turístico del interior de Castellón que pretende revitalizar la Administración autonómica. Prueba de ello son las obras de rehabilitación del emblemático santuario de Sant Joan de Penyagolosa que arrancaron hace un año y avanzan a un ritmo lento.
La intención era culminar la recuperación del refugio a finales de este 2023 pero habrá que esperar a mediados de 2024. La difícil climatología existente en el enclave de Vistabella, a 1.814 metros de altitud, además de la aparición de termitas y de la necesidad de apuntalar varios puntos del santuario han ralentizado los trabajos.
La Generalitat decidió rehabilitar el santuario para poder reabrirlo al turismo como hospedería, ya que permanecía cerrado por su pésimo estado de conservación. Esta joya patrimonial religiosa y cultural de primer orden, propiedad de la Diócesis de Segorbe-Castellón, es un punto de peregrinaje religioso de gran tradición en la Comunitat Valenciana.
