CASTELLÓ. El 10 de julio se someterá a debate la composición de los cuatro grupos de Segunda División B, categoría en la que militará el Castellón por segunda temporada consecutiva.
El proceso no será sencillo en lo que al grupo III se refiere, pues los ascensos y descensos de la pasada campaña han desequilibrado al alza el número de equipos de esa zona geográfica (la pasada temporada estuvo formada por valencianos, catalanes y aragoneses, además del Conquense y el Atlético Baleares), lo que obligará a la Federación Española a ubicar a algunos de ellos en otros grupos para encontrar la proporción justa.
Cabe subrayar que cinco clubes de esas regiones (Orihuela, La Nucía, Llagostera, Prat y Peña Deportiva) han compensado, con sus ascensos, las caídas de Alcoyano, Teruel, Peralada, Conquense y Ontinyent. Pero el excedente lo provocan los descensos de Segunda de Nàstic y Reus, que no han sido correspondidos con ningún ascenso. Y por si esto fuera poco, el Ibiza se incorporaría a esta Liga procedente del grupo IV, donde jugó la pasada temporada después de comprar la plaza del Lorca.
Estas sumas y restas elevan a 23 el número de equipos. Para reducirlos a 20, la Federación tendrá que lidiar con un rompecabezas, pues no se trata solo de quitar y poner, sino de darle sentido a esos cambios y no provocar desajustes.
La solución que en las últimas horas ha cobrado más fuerza es trasladar a los equipos aragoneses (Ebro y Ejea) al grupo II, junto a vascos, navarros, asturianos y riojanos, y al Orihuela al IV, donde están los clubes de la zona meridional.
Otra opción que se ha planteado, aunque con menos visos de hacerse realidad, es un grupo III formado por catalanes, valencianos y aragoneses, lo que supondría la incorporación del Orihuela y la salida de los baleares.
No se descartan más propuestas que puedan surgir en esa reunión, en especial de clubes que se vieran directamente afectados por los cambios. El desenlace se conocerá en una semana.
