CASTELLÓ. Los cítricos nacionales han afrontado una segunda parte de campaña irregular con una caída de ventas y producción, una situación que las organizaciones agrarias atribuyen a una competencia "desleal" de de importaciones de fuera, especialmente de Egipto. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a través del Informe Anual de Comercio Exterior de 2023, constata los efectos de la presión exterior en el sector citrícola. Así, según el documento, las exportaciones de cítricos han bajado un 16 % en volumen en 2023 respecto a 2022, mientras las importaciones han crecido un 57 %.
Según el balance del Ministerio, los exportadores citrícolas movieron el pasado año 2.985.656 toneladas de fruta frente a las 3.588.290 2022. Por su parte, las exportaciones han bajado menos en cuanto al valor económico, registrando un descenso de un 1,4 %, con 3.555 millones de euros mientras en 2022 se alcanzó los 3.607 millones.
Mientras, las entradas de cítricos de otros países a España han subido un 57 % en volumen y un 55 % en coste económico. En el primer caso, han subido de 225.788 toneladas en 2022 a 355.805 en 2023.
El impacto de otros mercados ha incidido en el sector global de frutas y frutos, que ha enviado un 7 % menos que en 2022. Este segmento se desmarca del crecimiento protagonizado por las exportaciones nacionales agroalimentarias y pesqueras, que han subido un 3 % y por primera vez han superado los 70.431 millones de euros.
La irrupción de las importaciones se produjo principalmente a partir de enero, en plena segunda campaña de recolección de cítricos, tal como ponen de manifiesto otros informes de comercio exterior de la Unión Europea o de la Organización Mundial de Cítricos. Las llegadas a la UE de Egipto se duplicaron en enero y resintieron la campaña local, con hundimiento de precios y ventas tras una primera parte correcta.
Exportadores subrayan que en enero coincidieron también el cierre del mar Rojo, que derivó a Europa producción del norte de África que iba antes a Asia. Estas nuevas importaciones lo hicieron con unos precios bajos que desvirtuaron el mercado y golpearon a los productores nacionales. También señalan a una bajada del consumo en el viejo continente.
Sea como fuere, España ha ido perdiendo cuota en el mercado exterior en los últimos cinco años, primero por las entradas de Sudáfrica, y en la última campaña por Egipto. El peso nacional en en el mercado europeo ha descendido un 13 % en un lustro, pasando del 79 % en 2020 a un 66 % en 2024.
España sigue siendo el líder mundial de exportaciones de cítricos, pero se le van acercando Egipto y Sudáfrica, en naranjas en primer caso y en mandarinas en el segundo. Y ambos países incrementan año a año su superficie de plantaciones.
Es por ello que asociaciones agrarias como la Unió Llauradora y AVA-Asaja reclaman con ahínco a Bruselas medidas contundentes que garanticen una competencia justa. Reivindican reciprocidad y la aplicación de cláusulas espejo, que comportarían la aplicación de aranceles a las importaciones que no cumplan con los mismos estándares laborales, sociales y ambientales de la Unión Europea. De hecho, la Unió ha alertado que Egipto práctica un dumping compitiendo con precios reducidos.