La Magdalena 2024 arranca con una cabalgata multitudinaria marcada por el entusiasmo y las ganas de fiesta, con cinco horas de espectáculo en la calle y unos 3.500 figurantes en unas calles desbordantes de público
CASTELLÓ. Las cuatro de la tarde del tercer sábado de Cuaresma. En 1945, el boticario Manuel Segarra Ribés convirtió esa hora anodina del calendario en un estallido de fiesta. Cada vez que el Pregó toma las calles de Castelló, el vecindario y sus invitados ponen los cinco sentidos para atender al relato que les cuenta por qué la ciudad té l’honor de vindre de l’antigor per lluminosos camins, como rezan los versos de Bernat Artola.
Cuando sonó la primera carcasa anunciadora, a las 15.50 h, muchos recordaron con alivio cómo en 2023 se había recuperado la cabalgata, después de tres años sin escucharse la voz del pregoner. En el corazón de los castellonenses, sin embargo, está tan presente el Pregó que siguió latiendo en la intimidad de cada cual. Y por eso tiene sentido que la de ayer fuera vivida como la octogésima representación del Pregó, obviando la fría contabilidad de los números y quedándonos con la que importa, la de los sentimientos.
Como de costumbre, el Pregó dio sus primeros pasos en San Roque. El reparto del llibret del Pregó ejercía como prólogo del cuento, desde un carro precedido por las motos de la Policía Local y flanqueado por caballería de las escuadras de gala de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Mientras tanto, ante las miradas asombradas de los niños se alzaron las figuras de la conlloga de Tombatossals, hecha realidad a hombros de la Colla del Rei Barbut, con su padre literario, el labrador Josep Pascual Tirado, en la memoria colectiva. Fue el primer capítulo –el de la Mitología- de la lección de historia que siempre es la cabalgata, el gancho legendario que a todos cautiva para querer saber más y más. Junto a cabuts i gegants, las collas Xaloc y la Panderola, precediendo a las carrozas de los personajes mitológicos y de la Corte del Rei Barbut, con la banda de música de la Unió Castellonenca poniendo el contrapunto sonoro.
Después, el episodio de la Historia Fundacional, con la multitudinaria participación de Moros d’Alqueria al frente, con su caballo portaestandarte y varias escuadras de tuaregs, nómadas por la calle Sanahuja, se adueñaron de la calzada comandados por el alfanje de Leandre Escamilla. Jinetes a caballo despertaron con sus cabriolas la imaginación de pequeños y mayores, con la admiración prendida de las miradas, que luego se posaron sobre las sensuales danzas de las bailarinas. En la parte musical, las intervenciones de sociedades musicales como la Catinenca o La Alianza de Vinaròs.
Y como entre culturas anda el juego en la primera tarde magdalenera, l’Aljama compareció un año más para escenificar el recuerdo vivo de la presencia judía en la villa medieval. Muy cerca de las calles recientemente rotuladas con sus antiguos nombres hebreos, los elegantes trajes de colores suaves lucían con la Federació de Colles como Adelantat 2024, y su presidente, Pepe Beltrán Bacas, sobre la carroza.
Tras la representación de la Host del Castell Vell, el turno para los Cavallers Templers, acompañados como es costumbre por el son de la Cofradía de Bombos y Tambores de Santa Magdalena. Junto al Gran Maestre, Santiago López, el Maestro Templario del Año, Miguel Ángel Mulet. Y sobre la carroza del Compomiso de Caspe, Arcadi Babiloni en el papel del Papa Luna y Rafa Lloret como Sant Vicent Ferrer. Historia y tradición del tiempo en que la provincia tuvo una de las tres sedes papales, la Peñíscola de Benedicto XIII.
Sin solución de continuidad, la majestad de Jaume I se hizo presente a caballo en el rostro de Javier Lluch, presidiendo la representación de una Germandat dels Cavallers de la Conquesta en la que lucían de forma especial las sonrisas de Na Violant d’Hongria, María Rodríguez Santolaria, y sus dames de companya, con las espadas rindiéndole honores. El Penó de la Conquesta brillaba en la comitiva, como el estreno de la Ordre Bellatora por parte de las mujeres de la Germandat, que protagonizó uno de los momentos más significativos de la tarde ante la tribuna situada frente al Real Casino Antiguo, donde Lluch leyó a las autoridades el Privilegio de Traslado otorgado por el Conqueridor en 1251.
La tarde transcurría principalmente al ritmo de timbales y batucada, también de la mano de las y los piratas berberiscos con la espectacular carroza de la Colla Bacalao, con Agustín Poyatos como Bacalao Maravillao de 2024. Y tras la Colla de Trabucaires Xaloc y sus atronadores disparos, la cabalgata adquirió sabor de la vecina región aragonesa, de la mano del Centro Aragonés -104 años de historia le contemplan- y del grupo Ecos de Aragón. Hermandad en estado puro, cariño a raudales demostrado por los castellonenses a lo largo del recorrido.
Ahí comenzaría la tercera parte del Pregó, que alcanzaría la tribuna cubierta de la Puerta del Sol ya superadas las 18.30 h, con Alcalà de Xivert y Almassora encabezando una comitiva tan heterogénea como ilusionada por mostrar lo mejor de su etnología y sus gentes, como cada año, por las calles de Castelló. La grandeza y la servidumbre de la capitalidad, como dejó escrito el maestro Francisco Pascual, en el Día de la Provincia, con el sentido de acogida de una ciudad abierta, siempre dispuesta a recibir a los castellonenses de todos los rincones, de Sorita a Almenara. Nada menos que una cuarentena de pueblos recordaron el trabajo del creador del Pregó, que desde el principio quiso recoger lo mejor de la provincia para que su valor se apreciara en la capital. Els Ports, Baix Maestrat, Alt Maestrat y Plana Alta fueron las primeras comarcas en desfilar, en su gran mayoría con grupos de baile que hicieron las delicias del público. Entre otras atracciones, cómo no, la danza guerrera de la Todolella o el carro de Benlloch o la típica estampa del carro de Sant Antoni de Borriol, sin olvidar detalles como la antorcha que precedía a la representación de Benicàssim. Tras una carroza con las reinas de las fiestas de estas localidades, desfilaron las y los representantes de L’Alcalatén, L’Alt Millars, La Plana Baixa y l’Alt Palancia, con dos carrozas más repletas de sus máximas figuras representativas culminando el cortejo.
Como contrapunto en las críticas, el gigantismo del Pregó -unos 3.500 figurantes según la organización- volvió a manifestarse como uno de sus rasgos definitorios. Difícil de gobernar por sus propias características, la coordinación volvió a revelarse como asignatura pendiente por la escasez de enlaces que evitaran los siempre excesivos cortes y pausas entre grupos y escenas. Y un año más, se volvió a evidenciar la falta de educación de muchas personas -de todas las edades- que cruzaban la calle sin apenas preocuparse de si su paso interrumpía o molestaba el normal transcurso de la cabalgata.
En todo caso, y pese a que la tarde era fresca y por momentos las nubes parecían anunciar agua, el Pregó transcurrió sin grandes incidencias con la ciutat i terme como protagonista del colofón. Entremezclados con las danzas de grupos como Els Fadrins de Sensal, La Nova Escola, Escola de Dansa Castelló, Atzavara, Ramell, El Forcat o El Millars, comparecieron la carroza de la Torreta Alonso o la estampa del Grao, precediendo a las de la Asociación Festes de Carrer o la de Alicante, justo antes de la irrupción de los portaestandartes de los sectores. Las gaiatas surgieron entre picas floreadas y trajes de setí y castellonera, por el orden de los sectores, de Brancal de la Ciutat a la Cultural, con los nombres de las partidas del término como protagonistas y con la cesta del homenaje floral portada por los presidentes de los 19 sectores. Finalmente, y tras las danzas del Grup Castelló, los solemnes clarines de la sobria Marxa de la Ciutat ideada por Matilde Salvador dieron paso a la ansiada presencia del pregoner, César Agut, cuya voz se encargó de emocionar a todos con los esperados versos del poeta. A las 21.20 h, la alcaldesa Begoña Carrasco se unía al canto de su primer Pregó con lágrimas resbalando por su rostro. Aún con el ambiente cargado, la carroza de la reina Lourdes Climent Moreno y su Corte de Honor, ponía el punto final a la comitiva que cerraba la Banda Municipal de Castelló.
La fiesta está en la calle. Hoy es tercer domingo de Cuaresma. Todo Castelló está convocado a la cita de una Romeria de les Canyes que es el signo de identidad que une a los castellonenses de todas las generaciones con sus antepasados y sus ilusiones de futuro.