PEÑÍSCOLA (EFE). Los trabajos de desescombro, la investigación sobre las causas del siniestro y las gestiones con las aseguradoras son cuestiones que ahora quedan pendientes para los vecinos afectados por el derrumbe ocurrido este miércoles en Peñíscola, y las administraciones, que tratan de esclarecer qué pasó en la urbanización Font Nova, en un suceso que deja un niño de 14 años y una mujer fallecidos.
El viernes ha estado marcado por el ir y venir de los vecinos de esta comunidad, situada en las estribaciones del parque natural de la Serra d'Irta y rodeada de bosque mediterráneo y con vistas al mar, que llegaban con sus coches para cargar con las pertenencias que podían recoger durante 10 minutos en aquellas viviendas que no se habían visto afectadas por el derrumbe.
De las 55 viviendas de las que consta la comunidad, 18 colapsaron totalmente en dos derrumbes espaciados por unos 15 minutos, lo que hizo que, tras el primer estruendo, casi la totalidad de los vecinos pudiera salir a la calle, prácticamente con lo puesto para, una vez a salvo, escuchar el fuerte ruido del segundo.
El derrumbe provocó una movilización de medios sin precedentes, que ha concentrado durante dos días a 140 efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos de Castellón -coordinando todo el dispositivo-, Consorcio de Valencia, Protección Civil, Guardia Civil, Policía Local, Policía Nacional y Cruz Roja.
Los efectivos consiguieron rescatar con vida a un joven de 26 años la misma noche del derrumbe y, ya por la mañana, lograron recuperar el cuerpo sin vida de un niño de 14 años, mientras que en la tarde del jueves localizaron y excarcelaron el cadáver de la madre del joven superviviente, que es pareja sentimental del padre del menor fallecido.
El alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez, ha manifestado que ese hombre que salió ileso del accidente "se ha quedado sin casa, sin pareja y sin hijo" y recibe el apoyo psicológico de los servicios sociales, así como ayudas económicas del Ayuntamiento y la Generalitat al ser su primera vivienda la que ha resultado afectada porque "eran vecinos de Peñíscola".
Martínez ha mostrado su agradecimiento a todo el dispositivo implicado en los trabajos -que "han trabajado de una manera que solo habíamos visto en las películas"- y ha alabado la coordinación entre administraciones, al tiempo que ha puesto en valor la respuesta del municipio ofreciendo comida, alojamiento y ayuda de todo tipo y que a su vez "ha notado el cariño y la solidaridad" de todo el mundo.
Antonio Pareja, dueño desde hace 15 años de una de las casas siniestradas, ha explicado, aún emocionado, que el derrumbe le pilló después de haberse duchado, por lo que salió con la ropa que pudo, y que los comercios les han regalado varias prendas para vestirse al tiempo que les han acogido en el Gran Hotel de Peñíscola, donde están "todo el rato pendientes" de ellos: "Se siente el apoyo de todos. Es impresionante".
Según ha señalado a EFE el director del Gran Hotel de Peñíscola, Francisco Ribera, poco después del derrumbe se hizo una lista con las plazas vacantes para hospedar a los afectados en los establecimientos de la población, y "luego fue ya el Ayuntamiento el que se encargó de repartir a las familias que se habían quedado sin casa".
El alcalde del municipio ha reiterado la colaboración del consistorio con aquellos vecinos que ahora deben contactar con las aseguradoras y comienzan un proceso para ver si podrán volver a sus apartamentos, aunque ahora "están agradecidos e ilusionados por haber podido salir con vida del suceso".
Entre los vecinos que han recogido sus pertenencias este viernes, acompañados por los bomberos y la Guardia Civil y tras las comprobaciones de los técnicos de que el acceso era seguro, se encuentra Jessica García, de Mataró (Barcelona), que llegó al apartamento el pasado lunes. Ha indicado que se encontraba en la vivienda junto a su hermano y cuatro niños, que pudieron salir por el balcón que estaba a ras de calle y que, pese al suceso, tiene previsto volver a la Ciudad del Mar.
Otra vecina, Mar López, ha contado que salieron "rápido, en bañador, con la niña y las perras", y que la escalera que habitualmente cogen para bajar, ubicada a la izquierda, "ya no estaba" y que bajaron por la otra lo más rápido que pudieron entre el humo. Una vez en la calle y pasados unos quince minutos se produjo el otro derrumbe.
En cuanto a las causas del siniestro, el arquitecto municipal, Ramón Mayasens, ha apuntado a la hipótesis de una "patología en un elemento estructural del edificio", aunque ha insistido en que "es pronto" para tener una certeza y sería "aventurado" decirlo.
Ha recordado que la construcción no es muy antigua (30 años) pero sí "modesta", aunque cree que "no" sería justo echarle toda la culpa a esta situación: "Los materiales son modestos, propios de la época y del tipo de construcción".
Pasado el mediodía, todos los vecinos habían podido acceder a las viviendas y ahora llega el momento de iniciar los trámites con las aseguradoras mientras la investigación, que podría dilatarse durante meses, determinará la causa de este suceso que ha marcado el verano de los peñiscolanos y de los más de 100.000 visitantes que acoge la ciudad turística en estos días de agosto.