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cronología de un lustro de conflictos

El Botànic se enfrenta a su anual prueba de amor presupuestaria: esta vez, con riña previa

Foto: EVA MÁÑEZ
18/09/2021 - 

VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, suele ironizar cuando le preguntan por los conflictos del gobierno de coalición, que todos los ejecutivos aunque sean monocolor han vivido bajo este régimen: "Por un lado las consellerias y, por otro, la Conselleria de Hacienda". Una afirmación que se hace especialmente patente cuando llega el momento de elaborar los presupuestos: todos los departamentos consideran que deberían recibir más recursos para llevar a cabo sus políticas y corresponde al citado departamento establecer prioridades y poner coto al gasto demasiado animoso.

Una proceso que, eso sí, se hace más complejo cuando existe un gobierno de coalición como el Botànic, conformado por PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem. Prueba de ello, las cíclicas complicaciones que han atormentado al conseller de Hacienda, el socialista Vicent Soler, desde 2016, cuando se superó la magia del primer año y comenzaron a hacerse visibles las discrepancias fruto de la propia convivencia y de la experiencia del anterior ejercicio.

Desde entonces hasta ahora, el mes de octubre ha sido prolijo en tensiones relacionadas con las cuentas, que incluso han concluido con amenazas de dimisiones, presupuestos retocados a última hora, modificaciones posteriores y rencores duraderos. De hecho, el pasado año la situación fue especialmente tensa, dado que la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, protestó públicamente por unas partidas de su cartera que obligaron a cambios en las cuentas tras un enfrentamiento que se hizo público. 

No quedó ahí la cosa. Oltra protestó además por no haberse reunido ni hablado con el presidente de la Generalitat ni durante el proceso ni tras el conflicto, lo que condujo a una situación de ambiente enrarecido dentro del Consell del Botànic, que culminó semanas más tarde con un extraño encuentro en el Palau de la Generalitat del que Presidencia prefirió no enviar fotografía pese al interés suscitado. Precisamente en aquella reunión, Oltra exigió a Puig cambiar la forma "radial" de negociación presupuestaria: una propuesta que quedó en el aire pero que ahora ha reaparecido en el debate y con visos de aterrizarse. 

Oltra, Illueca y Martínez Dalmau. Foto: KIKE TABERNER

Y es que en esta ocasión, lo curioso es que el conflicto ha llegado incluso antes de empezar la negociación en sí. La forma de afrontarla ya ha provocado el primer desencuentro entre los dos principales actores que en el pasado han tenido mayores rifirrafes: Oltra y Soler. En esta ocasión, a colación de la invitación del conseller de Hacienda al nuevo vicepresidente segundo del Consell, Héctor Illueca, de Unides Podem, a una reunión similar a renglón seguido de la referente de Compromís.

Oltra había cerrado semanas atrás la reunión con Soler. Un encuentro que, según fuentes próximas a la vicepresidenta, le otorgaba una pequeña victoria en su objetivo a cambiar el sentido de las negociaciones y ser la primera con la que el conseller de Hacienda diseñara las líneas maestras de las cuentas y no encontrarse a última hora con unos presupuestos prácticamente cerrados al llegar a la cita clave. Sin embargo, la incorporación de Illueca causó malestar en la Vicepresidencia Primera, probablemente al considerar que se había incluido a última hora esta reunión precisamente para diluir la reunión -y el cambio de estructura de negociación- que tan insistentemente había demandado Oltra. De esta manera, la vicepresidenta segunda decidió anular el encuentro y dejar que Soler sólo se viera con Illueca.

Nueva solución en marcha... cinco años después

Algo bueno para el Botànic parece haber salido de esta tensión preliminar. La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, anunciaba este viernes que se ha llegado al acuerdo para abordar con una comisión técnica con diferentes representantes de las carteras la elaboración global presupuestaria.

Un experimento al margen de la comisión de seguimiento del Botànic que permitirá, a priori, que todas las consellerias conozcan el global de las cuentas que se vayan diseñando. Una manera de restar poder a la Conselleria de Hacienda y de que los socios (Compromís y Unides Podem) participen más de la arquitectura presupuestaria. Habrá que ver qué resultado da la fórmula.

Otros episodios presupuestarios que dieron espectáculo

En 2019, el 'pique' se centró en una partida presupuestaria -sobre institutos tecnológicos- en disputa entre la Conselleria de Economía (Compromís) y la recientemente creada de Innovación (PSPV). Oltra intervino a favor de su compañero de partido, Rafa Climent, y finalmente retuvo los fondos en disputa ante el monumental enfado de la responsable de Innovación, Carolina Pascual, que llegó a amagar con dimitir.

Soler y Oltra en la rueda de prensa de Presupuestos. Foto: EDUARDO MANZANA

El año anterior, la situación se desatascó también a última hora con una reunión cara a cara entre el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y la propia Oltra en la que 'desaparecieron' 200 millones de Sanidad -en manos socialistas- para reforzar las cuentas de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas. Una cesión que escoció en el departamento que ya dirigía Ana Barceló y que implicó un crecimiento del 27% en el presupuesto de la cartera de Oltra, con lo que este departamento había casi duplicado sus fondos desde el inicio de legislatura.

En las cuentas para 2019, la vicepresidenta Oltra consiguió que su departamento fuera el que más creció (un 13%) de todo el Gobierno valenciano. Ahora bien, las tensiones entre PSPV y Compromís pasaron más desapercibidas, pero el testigo fue recogido por Podem, con su entonces nuevo líder, Antonio Estañ, al frente. Así, la formación morada logró arrancar peticiones por valor de 150 millones (pedían 300) pero aún así provocaban la inquietud al no asegurar su apoyo a las cuentas, lo que habría dejado contra las cuerdas al Botánico. Los citados fondos y medidas como la tasa turística -todavía sin implantar- eran las causas de un conflicto que, finalmente, se recondujo aunque no sin otras concesiones.


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