VALÈNCIA. Compromís está atravesando unos meses difíciles tras las elecciones autonómicas y locales. Conflictos internos entre los principales socios -Més e Iniciativa-, dudas sobre los liderazgos, sensación de cambio de ciclo, debates internos por algunos puestos y, como telón de fondo, la eterna cuestión por resolver sobre si la coalición terminará siendo una formación única.
No obstante, y tras estos primeros compases de legislatura, la formación valencianista parece empezar a sentar las bases de su estrategia en la oposición. De inicio no se descartaba la versión más dialogante de la coalición: prueba de ello fue la de entrar en la Mesa de Les Corts con el apoyo del PP para enfado del PSPV-PSOE, que pretendía obtener dos puestos en el órgano y no facilitar que su exsocio del Botànic accediera a ninguno. Aunque en Compromís siempre dijeron que no hubo negociación con los populares sobre la cuestión, donde sí han existido conversaciones con el PP ha sido para la renovación de los órganos estatutarios, lo que parecía tejer un manto de oposición dispuesta a llegar a acuerdos con el partido que lidera el también presidente de la Generalitat, Carlos Mazón.
Ahora bien, estas dos semanas se han producido algunos hechos que evidencian el retorno de Compromís a su clásica línea de oposición dura que le dio frutos en el pasado, especialmente en las elecciones de 2015, cuando consiguió 19 escaños, con un impresionante ascenso de 13 diputados, lo que le condujo a formar parte del nuevo gobierno valenciano.
Sin duda, el gesto que más ha llamado la atención por parte de la coalición ha sido el plantón al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, en su objetivo de negociar con las distintas formaciones políticas presentes en Les Corts cuestiones relacionadas con la agenda valenciana (financiación, inversiones...) para ser reivindicadas ante el Gobierno de España. Las razones esgrimidas por el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, para no asistir es que, a su juicio, no existe una "postura unánime" dentro del Consell entre Vox y el PP, además de condicionar el diálogo a que Mazón que condene las actitudes del partido de Abascal e invitar al presidente de la Generalitat a que dialogue sobre la agenda valenciana en el Parlamento valenciano.
Llovía sobre mojado. Precisamente en el pleno de Les Corts donde Mazón lanzó su propuesta de diálogo, el grupo de Compromís al completo terminó abandonando el hemiciclo por habérsele denegado la palabra por alusiones cuando sí se había permitido hacerlo previamente a un diputado del PP, una circunstancia que, en cierta medida, emborronó el gesto de mano tendida que pretendía el jefe del Consell.
Dos gestos que recuerdan al modus operandi en la oposición antes de 2015 al que hay que sumarle un tercero protagonizado por la portavoz de Compromís-Sumar, Àgueda Micó, en el Congreso y que apunta a convertirse en una nueva línea estratégica de la coalición para tratar de socavar a Mazón.
Así, la dirigente valencianista acusó en rueda de prensa a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de querer provocar "una guerra del agua" entre territorios con con su recurso ante el Tribunal Supremo contra el nuevo Plan Hidrológico del Tajo y perjudicar con ello a los regantes valencianos.
"Yo lo que le diría a Ayuso en estos momentos es que menos recursos contra los regantes valencianos y más limpieza de la mierda de Madrid, porque en realidad la señora Ayuso lo que necesita es construir más depuradoras y dejar estas guerras del agua que no llevan a ningún sitio", espetó Micó, quien criticó además que días atrás se redirigieran 700.000 euros inicialmente destinados a los regantes de Alicante a Promoción Institucional de la Presidencia de la Generalitat. Pero más llamativa si cabe resultó la andanada final de Micó, quien acusó a Mazón de "callar" y actuar "más como vicepresidente de la Comunidad de Madrid que como máximo representante de los valencianos".
Esta idea es que podría hacer fortuna en la coalición. La idea de identificar a Mazón con Ayuso resulta atractiva estratégicamente hablando para un sector de Compromís, en especial cuando el presidente de la Generalitat y su homóloga madrileña están prodigando sus acercamientos últimamente. De hecho, el 12 de diciembre celebran una cumbre conjunta para defender el impulso definitivo a la ampliación norte del Puerto de Valencia, una obra sobre la que Compromís ha mostrado su rechazo, por lo que se prevé una reacción crítica intensa de la coalición valencianista, que probablemente ahondará en esa intención de dibujar al jefe del Consell como un mero subalterno de Ayuso para así socavar el liderazgo del president.
Ahora bien, la duda es, ¿puede desgastar esa estrategia al líder del PPCV?. La popularidad y tirón de Ayuso en Madrid es innegable pero en Compromís dudan de que goce su estilo centralista, desafiante y en ocasiones muy próximo a planteamientos de Vox (por eso en Madrid ha conseguido que no crezcan) no posee ese predicamento en regiones periféricas como la valenciana, por lo que situar a Mazón en un papel de, por así decirlo, "mayordomo" de Ayuso puede debilitar al presidente de la Generalitat. Esa es la teoría, en la práctica, no hay que descartar que el estilo Ayuso termine gustando también a los valencianos y, por lo tanto, al votante conservador no le desagrade, sino todo lo contrarios, que el líder del PPCV se codee con la presidenta madrileña, ya sea en un papel más de escudero o de socio al mismo nivel.