Desde la presentación del “metaverso” hace unas semanas por el todopoderoso conglomerado de empresas de Facebook, las preguntas acerca de que será o que no será ese mundo virtual que nos propone Zuckerberg están en todos los entornos tecnológicos. Nadie sabe muy bien hacia dónde y por dónde van a venir los siguientes pasos tanto del propio Facebook como de los diversos participantes de este nuevo juego global. ¿Habrá un solo “metaverso” o cada una de las grandes potencias tecnológicas nos querrá imponer el suyo? ¿Habrá metaversos efímeros, alternativos o solo habrá uno de ellos? Todas estas preguntas no se pueden resolver en este momento porque posiblemente ni los propios protagonistas de esta nueva Odisea conocen las respuestas. Lo que sí podemos vislumbrar es el camino que quieren seguir todos estos macro gigantes tecnológicos para que ante todo el “metaverso” o los Meta versos sean ante todo un negocio muy fructífero y global.
En la actualidad, y con anterioridad a que estuvieran sobre la mesa estos mundos virtuales, ya tenemos modelos claros de negocio digital que están siendo explotados sobre todo en los ecosistemas de los videojuegos. Nos referimos a los tokens no fungibles, o los NFTs, que están abriendo un mundo de posibilidades a artistas, creadores y videojugadores que operan en Internet y están cambiando la manera en que concebimos el arte, la moda, el lujo y su mercado, generando, desde hace tiempo mucho interés entre los nuevos coleccionistas y compradores de arte, moda y lujo.
El año 2021 ha sido clave para el despegue de los NFTs, prueba de ello son sus búsquedas registradas en Google, las cuales han alcanzado hitos históricos. Asimismo, basta con darse una vuelta por plataformas como Opensea, Nifty Gateway, SuperRare, Foundation, MakersPlace o KnownOrigin, así como las principales casas de subastas para darse cuenta de ello. Everydays: The First 5000 Days es el título de la a obra de arte, creada por Mike "Beeple" Winkelmann, que se subastó por $69,3 millones de dólares en Christie's, logrando posicionarse como la tercera venta de un artista vivo más cara de la historia. La obra consiste en un collage que representa de 5,000 obras de Beeple, reflejando su evolución como artista a lo largo de su carrera. La reacción de en Twitter fue elocuente: «holy fuck» y el New York Times se preguntó satíricamente cómo era posible que alguien hubiera pagado más de 60 millones de dólares por un mero collage de imágenes digitales.
Esta pieza fue adquirida por Vignesh "Metakovan" Sundaresan, quien inicialmente se mantuvo bajo un seudónimo, pero más tarde reveló su identidad. Según comentó el propio Vignesh el objetivo de esta transacción era mostrar que indios y gente de color pueden también coleccionar y ser mecenas, y que las criptomonedas permiten disolver las desigualdades entre Occidente y el resto del mundo.
En el mundo de la moda el otro gigante Nike comenzó a registrar varias de sus marcas comerciales para “productos virtuales descargables”, en una posible adaptación al Metaverso e incluso ha registrado en el mundo analógico varios de sus logotipos ante la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos como “bienes virtuales descargables” cuya descripción es “programas informáticos con calzado, ropa, sombreros, lentes, bolsos, bolsas de deportes, mochilas, equipos deportivos, arte, juguetes y accesorios para usar en línea y en mundos virtuales en línea”.
Pero para entender este fenómeno lo primero es entender que es un NFT. Un NFT, o token no fungible, es un token digital único e irrepetible, que se sirve de la tecnología blockchain para garantizar no solo su autenticidad, sino su pertenencia a un único usuario. Además, una de las características de estos tokens es que cualquier persona puede convertir sus creaciones, ya sean imágenes, videos, audios, URL o incluso objetos físicos del mundo real, en tokens no fungibles. A diferencia de los tokens fungibles, como puede ser Bitcoin o cualquier criptomoneda que pueda fraccionarse en tokens idénticos o sustituirse por otra con las mismas características, los NFT son únicos e indivisibles. Básicamente los NFTs son certificados digitales de autenticidad de medios digitales. Como no puedes comprar el tuit de Dorsey como tal, compras un certificado digital que él ha generado a través de una plataforma que hay para ello. Ese certificado simplemente dice que tú has comprado el certificado de ese tuit. No tienes derechos de propiedad intelectual sobre el tuit, no tienes poder sobre la cuenta de Dorsey, no tienes ni siquiera un póster del tuit en cuestión. Que compres un NFT no significa que estés comprando derechos de autor sobre la obra, sino que estás comprando metadatos que te garantizan poder presumir de que los tienes, o más frecuentemente, la oportunidad de poder venderlos luego por más dinero. Siendo una práctica perfecta para los compradores más jóvenes que reclaman transparencia , accesibilidad y la posibilidad de poderlos revender en cualquier momento.
Así como los NFTs plantean grandes oportunidades para los creadores y neo-coleccionistas, su concepción y su ejecución pueden plantear algunos retos jurídicos que pueden llegar a afectar no solo a los autores de este tipo de NFTs, sino llegar a perturbar también la explotación que puedan hacer de ellos cualquiera de sus adquirentes. Es pronto aún para cavilar sobre el recorrido que pueden tener los NFTs en el futuro, o para intentar adivinar si se consolidarán o no como la revolución artística de nuestro tiempo. Pero lo que está claro es que no se trata de algo futuro sino que es algo que ya está moviendo actualmente grandes cantidades de dinero, cripto sobre todo, y que es muy probable que sean el germen de ese bazar global que Facebook intenta que sea su Metaverso.
La aldea global en su máxima expresión ha llegado y parece que viene para quedarse
Para analizar las oportunidades y retos del arte y del patrimonio cultural como token no fungible tendrá lugar en Atenea 2021 una mesa redonda el viernes 26 de noviembre a las 16h, en Las Naves Centre d’Innovació. Dicha mesa estará compuesta por: Cristina Villasante, Socia TMT, ECIJA Abogados; Teresa López-Dóriga, Artist & Curatorship Manager art.army; Luís Trigo, Presidente, Fundación El Secreto de la Filantropía ; Adolfo Ibáñez, Fundador, E-Place Heritage; Sara Garjona, Directora, Galería María Baró; y Javier Iturralde de Bracamonte, digital strategist for arts and culture en la empresa valenciana Metric Salad, como moderadora de esta.
Nuria Lloret, catedrática de la UPV y directora del proyecto Atenea