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El milagro azul: Alois Ruf y su Porsche 901

10/05/2023 - 

VALÈNCIA. En abril de 1964, Alois Ruf quedó prendado de un Porsche que vio en la autopista A8 en Baviera, cerca de Günzburgo, a mitad de camino entre Múnich y Stuttgart. Alois tenía por aquel entonces 14 años y viajaba con su padre en un Opel Rekord, mientras veía la lluvia caer a través de su ventanilla. Como salido de la nada, apareció un vehículo azul a toda velocidad, envuelto en una nube gris, que dejó escuchar a su paso un breve pero intenso bramido.

El joven Alois, suscriptor incondicional de la revista técnica hobby, lo reconoció de inmediato: tenía que ser el nuevo Porsche 2000 (así denominaba por entonces la revista al prototipo de Zuffenhausen). Solo fueron milésimas de segundo, pero supusieron el inicio de una profunda pasión que perdura hasta hoy. “Nos quedamos impresionados”, recuerda Ruf, hoy Director General del Centro de Servicios Porsche de Pfaffenhausen. “Era la primera vez que veía aquel Porsche. Y también la primera vez que lo escuchaba. ¡Qué locura!”.

La familia Ruf siente fascinación por la marca Porsche

Lo cierto es que antes de aquel encuentro en la autopista A8, Porsche era una marca que despertaba fascinación en la familia. A Alois le entusiasmaban los modelos de Zuffenhausen desde que su padre, mecánico con taller propio, llevó una vez a casa un Porsche 356. 

Algunos 356 más pasaron después por su local de reparaciones. Pero en el otoño de 1963, Porsche presentó un nuevo y atractivo modelo. Se trataba del 901, producido en serie a partir de la primavera de 1964 y lanzado al mercado en otoño de ese mismo año. Debido a asuntos legales, muy pronto cambió de nombre y adoptó para siempre la denominación 911.

En 1969, Alois Ruf padre le compró a su hijo por su 19º cumpleaños un 901 de segunda mano que estaba algo dañado porque había sufrido un accidente. “Me acababa de sacar el carnet de conducir y lo utilicé para hacer pruebas de mecánica y conducción”, recuerda. “El anterior propietario se quedó con el motor y nosotros decidimos instalarle el cuatro cilindros de un 912 en lugar del seis cilindros original. Mi padre consideraba que ese propulsor era más que suficiente para mí”.

Durante los años siguientes, el primer deportivo de Ruf fue su objeto de admiración. Lo conoció a fondo y lo transformó estéticamente para que pareciera un 911 S. Sin embargo, tiempo después fue quedando apartado en el garaje. Durante una larga temporada en la que Alois concentró todos sus esfuerzos en establecer su propia empresa, aquel 901 cayó en el olvido. La restauración de su antiguo coche se fue postergando una y otra vez.

Y así fue. En concreto, el sexto ejemplar fabricado, algo que se supo por su tablero de instrumentos, que era diferente al de las primeras cinco unidades y también la séptima. El hallazgo causó sensación. Hasta entonces, se creía que el número 6 había desaparecido.

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