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El sueño de Jarillo-Herrero

Foto: EDU LEÓN
9/06/2024 - 

Pablo Jarillo-Herrero es un tipo excepcional, capaz de explicar su último descubrimiento en torno al grafeno de doble capa a un auditorio profano en física cuántica utilizando dos ejemplares de la minuta de la cena que se celebra en su honor. Nacido en València hace 48 años, Jarillo-Herrero es catedrático de Física en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde desde 2008 centra sus investigaciones en el estudio de los materiales cuánticos bidimensionales.

Este investigador, formado en la Universitat de València y doctorado en la Tecnológica de Delft (Holanda), ha recibido numerosos premios científicos internacionales y es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos desde 2022 y de la Real Academia de Ciencias de España desde 2023. Obsérvese que el reconocimiento le llegó antes allá que acá. Desde hace años su nombre suena para premio Nobel.

El pasado jueves, Jarillo-Herrero recibió otro premio, no científico sino social, el de la Fundación Conexus, que agrupa a valencianos y madrileños —sobre todo empresarios, pero no solo— interesados en estrechar lazos entre ambas comunidades autónomas. Y allí expresó una idea que es en realidad un sueño: plantar una semilla para el desarrollo de la ciencia básica en su tierra, lo que podría significar montar una institución científica vinculada al MIT.

Foto: EDU LEÓN

No es la primera vez que lanza la idea, que también repitió en la entrevista que Valencia Plaza le hizo antes de la gala de Conexus y que publicamos este domingo. Jarillo-Herrero, que hace dos años fue portada de la revista Plaza, subraya la importancia de la investigación básica, que es la hermana pobre de la ciencia porque sus descubrimientos no tienen una aplicación inmediata que los ciudadanos puedan visualizar y los políticos convertir en votos. El científico valenciano lo explica con la anécdota, probablemente apócrifa pero ben trovata, de Faraday cuando en el siglo XIX un político le preguntó para qué servían sus descubrimientos en electromagnetismo y él respondió: "Ahora mismo no lo sé, pero algún día ustedes nos cobrarán impuestos por ello".

Jarillo-Herrero reiteró el jueves que España y en particular València podrían tener su propio centro de investigación vinculado al MIT. No obstante, tal como lo expuso, uno tiene la sensación de que es necesaria una conjunción de factores que hacen que el sueño parezca imposible. Hace falta talento, hace falta ambición y hace falta dinero. Hace falta un plan. Los empresarios de Conexus, con Manuel Broseta al frente, tomaron nota para empezar a "moverlo".

Respecto al talento, el propio Jarillo-Herrero es un ejemplo de que otros países se están aprovechando del ingenio de grandes científicos formados en las universidades públicas españolas que se marchan al extranjero, lo que es muy positivo para su carrera como investigadores pero lo sería también para España si después volvieran. Y es difícil que vuelvan por los sueldos y porque, como el físico valenciano dijo en otra entrevista, aquí "no se contrata necesariamente al mejor, y eso hace que las universidades no sean todo lo buenas que podrían ser". Según explicó, "en el MIT, a cualquier nivel, es inconcebible que no quieras contratar al mejor que puedes traer", mientras "en España, en general, no hay una tradición científica de excelencia y de que, aunque hay alguien aquí bastante bueno que encima es mi amigo, voy a contratar a otro que sea mejor". Nadie se dio por aludido porque esas cosas en mi universidad no pasan, será en otras.

Foto: EDU LEÓN

Sobre la ambición, Jarillo-Herrero considera que los españoles somos capaces de ser los mejores del mundo, como han demostrado en el ámbito del deporte Nadal, Carolina Marín o el Real Madrid —que ficha a los mejores, no a tuercebotas que dejan mejores comisiones porque están representados por amiguetes— o, en el ámbito de la cocina, el restaurante Disfrutar, por poner un ejemplo reciente. Si un español puede ser el mejor del mundo en estos ámbitos, lo puede ser en ciencia, y el primer paso es creérselo.

Con talento y ambición, lo siguiente es un entorno en el que los mejores puedan desarrollar sus capacidades, y es ahí donde España flaquea. Jarillo-Herrero señala que para montar aquí una institución vinculada de alguna forma al MIT hace falta dinero, pero no mira tanto al Gobierno, a la Generalitat y a los fondos europeos como al sector privado. Hace falta que empresas y gente con dinero se mojen, arriesguen, en línea con el modelo estadounidense en el que compañías privadas y fundaciones promovidas por filántropos ponen los fondos y el Gobierno pone las ventajas fiscales y evita las zancadillas administrativas. 

Hace falta eso y que las empresas que financian cátedras lo hagan para fomentar la ciencia y no porque al frente de las mismas hayan colocado, es un suponer, a la mujer del presidente del Gobierno que ni siquiera es licenciada. Ahí nos sobra ingenio. Aunque ya sabemos que esas cosas en mi universidad no pasan, será en otras.

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