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sin complejos / OPINIÓN

El último que pague la luz

5/09/2022 - 

Vuelve septiembre, con todo lo que ello conlleva. Retorno al trabajo, la rutina, los coleccionables, algunos retomarán o empezarán con el gimnasio… y, claro, el curso político. Aunque según están las cosas, aparcar los problemas un mes como ha hecho el Gobierno deja claro cuáles son sus prioridades. Mientras, los ciudadanos seguimos con los mismos problemas que teníamos en julio, que no son otros que el incremento demencial de precios, una asfixiante política fiscal y una incertidumbre económica basada en la carestía energética en toda Europa.

 Que el IPC de agosto haya dejado un triste respiro dejándolo al 10,4% no es motivo para sacar pecho de nada, más bien al contrario. El precio de los combustibles ha caído las últimas semanas desde los máximos provocados por la guerra de Ucrania, lo que ha provocado esta caída de cuatro décimas respecto al mes anterior, que es justo lo que atacó el Gobierno de Pedro Sánchez con sus decretos. ¿Y ahora qué? Los precios siguen subiendo desorbitados y la solución es otro parche en forma de ‘regalos’ a la ciudadanía como los viajes en Cercanías y media distancia gratuitos, apagado de escaparates y obligar a los comerciantes a poner puertas para que no pierda el aire acondicionado.

Estos ‘regalos’ alguien los tiene que pagar. Porque los maquinistas tienen que seguir cobrando, y los revisores, y los limpiadores de los vagones… Otra carga más para aumentar la deuda del país. Suma y sigue. Lo mismo se puede decir de la mítica “excepción ibérica”, que sí, ha bajado el precio de la luz, pero curiosamente no para las familias, que pagamos todos en un nuevo epígrafe en la factura. Tantos anuncios para este viaje.

El presidente de Francia,  Emmanuel Macron. Foto: Sven Hoppe / dpa

Aquí quiero llevarle la contraria al presidente de Francia, Emmanuel Macron, que ha decretado estos días el “fin de la abundancia”. Yo, sin embargo, considero que lo que ha llegado es el final de la tontería. Utopía si a ustedes les molesta esta expresión.

Me explico. Igual que la crisis de 2008 provocó el final de la discusión zapateril de qué era España, la próxima va a cambiar los paradigmas de la agenda política. Dejaremos de lado algunos de los discursos de la izquierda ultramontana para centrarnos de verdad en los importante: cómo llenar la nevera y poder pagar que ésta funcione 24 horas; salir por la mañana y que haya luz en todos los semáforos para que podamos llegar a un trabajo estable y bien remunerado; poder llegar a final de mes sin que le falte de nada a los nuestros.

La “emergencia climática” o la “alerta antifascista” quedarán aparcadas en la estantería de  los gritos electorales que pronto volveremos a escuchar de cara a las municipales y autonómicas de mayo. Puede ser que ahora engañen a alguien, pero les aseguro que no somos la mayoría.

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Foto: Fabián Simón/ EP

Entiendo que es necesario acabar con los ‘decretos-parche’, más pensados en el próximo ‘clickbait’ que en ls siguiente generación. Es necesaria una política pensada para la mayoría y no impuesta por la minoría. No dudo que vaya a haber Presupuestos Generales del Estado antes de final de año, pero también les digo que me dan miedo porque la política está por encima de los ciudadanos con este Gobierno. A saber cuántas prebendas para unos pocos a costa de todos.

No podemos seguir por ese camino, que nos llevará al desastre antes o después. Aumentar deuda y poner el riesgo en país a cambio de no desestabilizar la silla del presidente del Ejecutivo. Esa deuda la tendremos que pagar, nosotros o nuestros hijos, pero alguien lo hará.

Si queda algo de responsabilidad en el PSOE, el próximo martes debería tender la mano al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y comenzar una estrategia nacional coherente, sostenible y racional. No hay futuro sin el Partido Popular, eso creo que todos debemos tenerlo claro.

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