DEL FRACASO A LAS PERSONAS INCUBADORAS

Emprendedores en serie: por qué deberíamos celebrarlos

6/11/2023 - 

VALÈNCIA. Tras vender Ticketea a Eventbrite en 2018, Javier Andrés decidió relajarse un tiempo. Dedicó más tiempo a la familia, recuperó la afición por la lectura e hizo algún que otro viaje, pero advirtiendo siempre que no estaba de año sabático y que la intención era volver a la carga. A sus 39 años, sentía que aún le quedaban fuerzas para montar, al menos, otros dos proyectos. 

Han tenido que pasar cinco años para que su nombre vuelva a sonar en el ecosistema asociado al proyecto de Luzia, un asistente de inteligencia artificial para WhatsApp y Telegram. En el equipo figuran también los nombres de Álvaro Martínez Higes, CEO y anteriormente fundador de Leuko Lab, y el alicantino Carlos Pérez, creador de varias startups, como Eventid -adquirida luego por Ticketea-, o Devaway, vendida a Job&Talent. El tándem formado por los fundadores de Luzia apuntaba desde el comienzo a caballo ganador, como así ha resultado. En apenas seis meses de vida, el asistente virtual ha logrado acumular 17 millones de usuarios en todo el mundo y una inversión total de 12,2 millones de euros.

Ningún éxito está garantizado

Que todos los fundadores de Luzia sean reincidentes de éxito, no significa que el acierto de un primer proyecto garantice el éxito de un segundo ni de un tercero ni de un cuarto. El mismo Javier Andrés acostumbra poner al factor ‘suerte’ casi a la altura que el trabajo duro y la habilidad emprendedora. 

Pero lo cierto es que las estadísticas demuestran que, a mayor reincidencia en la fundación de startups, menor riesgo de fracaso. Si la tasa de mortalidad en startups de nueva creación está en 9 de cada diez proyectos, cuando hablamos de emprendedores cíclicos, la probabilidad de fallar desciende de forma notable. Según un estudio de la Asociación Española de Startups (AES), los emprendedores en serie tienen un 70% menos de probabilidades de fracasar con una startup que los emprendedores nuevos.

Lo mismo sucede con las ventas. El mapa del emprendimiento 2022 realizado por la organización de South Summit ponía de relieve que mientras que “el porcentaje de venta de un proyecto creado por emprendedores noveles es inferior al 20%, este índice supera el 70% entre aquellos que han creado más de cuatro startups”. El mismo documento estimaba en torno a un 62% a los fundadores nacionales de más de un proyecto, porcentaje que aumenta cada año.

También vale el fracaso

María Benjumea, fundadora de South Summit, interpreta todos estos datos como un síntoma de madurez. Subraya, no obstante, que un emprendedor en serie no es sólo aquel que ha protagonizado algún éxit, sino también quienes fallan y siguen intentándolo con proyectos nuevos porque “el aprendizaje que sacan es bestial, igual que el margen de mejora”. 

Hay quien afirma que ser veterano en el fracaso es un factor de éxito a la hora de emprender. En esto no vamos mal porque, según la AES, el 40% de nuestros emprendedores se convierte en serie después de fracasar con la primera startup.

Personas ‘incubadoras’

El estudio de la AES calcula en torno a un millar el número de emprendedores en serie que tenemos España. La media de startups que ha creado cada uno de ellos es de 2,5, aunque los hay que han fundado más de diez. 

Entre nuestros emprendedores en serie figuran nombres como los de Antonio González-Barros, fundador y ahora presidente del Grupo Intercom, con medio centenar de proyectos lanzados y algunos de la talla de Infojobs o Softonic; Iker Marcaide (Flywire e impulsor de nueve empresas de impacto a través de Zubi Group) o Iñaki Berenguer (CoverWallet, Contactive, Pixable y LifeX Ventures).

En el caso de Berenguer destaca que todos los proyectos los haya lanzado en Estados Unidos, un hecho que algunos lamentan por eso de que, al final, son otros los que se benefician del talento nacional. Una visión que, sin embargo, no preocupa lo más mínimo a María Benjumea, orgullosa de exportar la ‘marca España’ y convencida de que muchos de ellos regresan. A medio camino entre EE.UU y España, actualmente Berenguer, además de apoyar financieramente a algunas startups españolas, es también bastante asiduo en los foros de emprendimiento que se organizan aquí.

Otro de esos talentos que sí han optado por establecer finalmente su residencia es España tras años en el extranjero, corresponde a Javier García Martínez, fundador de Rive Technology, una spin-off del Massachusetts Institute of Technology (MIT) adquirida por la multinacional norteamericana W. R. Grace. Actualmente, García Martínez es director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante, autor de más de 25 patentes y presidente de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC).

Por otro lado, y aunque no sea emprendimiento en serie propiamente dicho, otro de los efectos que desencadenan los grandes fundadores es el que se conoce como ‘la mafia de las startups’, es decir, ex empleados que han acabado por fundar su propia empresa. Solo en el caso de Cabify, se habla del nacimiento de más de 90 compañías en 15 países creadas por 80 ex empleados del unicornio. Glovo, OnTruck o Factorial entrarían también en esta dinámica. 

La veteranía es un grado

Convivir con la incertidumbre y pivotar con rapidez cuando las circunstancias lo requieren son algunas de las virtudes que se atribuyen a los emprendedores, con mayor énfasis aún a quienes lo son en serie, por aquello de que la experiencia es un grado. A estos se les presupone una elevada capacidad de reacción ante los cambios de paradigma para anticiparse a ellos. 

En un mundo que avanza a una velocidad de vértigo con tecnologías que lo revolucionan todo en pocos años, disponer de emprendedores expertos que no se rinden, capaces de rodearse de los mejores equipos para impulsar iniciativas nuevas o, como los llama Benjumea, “profesionales de la innovación” es, además de un lujo, una necesidad de país en aras de preservar la soberanía tecnológica que se pueda.