LA NAVE DE LOS LOCOS / OPINIÓN

En legítima defensa

A los diez héroes de Leiza.

Llega el tiempo de la resistencia, de defenderse del poder que quiere arrebatarte tus últimos derechos y libertades. El nuevo Gobierno nace con el rechazo de medio país, que se resiste a seguir siendo humillado.

20/11/2023 - 

La mañana de domingo que fui a la concentración contra la amnistía en València elegí el metro para desplazarme. En la estación de Patraix se subió un hombre mayor al vagón. Comenzó a pedir limosna. Con una mano sostenía una mochila y con la otra dos paquetes de pañuelos de papel. Había emigrado a España por la “difícil situación” de su país, Venezuela. Tres viajeros le dimos una moneda; el resto, sin inmutarse, siguió a lo suyo, atrapados por las pantallas. Antes de bajarme del vagón hablé con él. Me dijo que llevaba tres meses en España, y había llegado solo. Era maestro jubilado. Le había quedado una pensión de no sé cuántos bolívares que al cambio español se quedaba en ¡siete euros! Me confirmó que más de seis millones de compatriotas habían huido de su país, la mayoría jóvenes. “Ha escogido la Venezuela del futuro para vivir”, le dije antes de despedirme, y él hombre se echó a reír.

Es mediodía del jueves, y hace hora y media que el Parlamento español ha reelegido al presidente del Gobierno. Me dispongo a comer en el restaurante de siempre. Cerca de mí, tres comensales —dos hombres y una mujer de aspecto muy masculino— hablan en un tono distendido. Se les ve contentos, intercalando risas entre plato y plato. Hablan de sus jubilaciones, de clases pasivas, de cotizaciones, de la Seguridad Social, etc. Son o serán jubilados en breve. De pronto la conversación da un giro hacia la investidura. Aplauden el resultado de la votación. Elogian también el carácter “pragmático” de Sánchez y respaldan un nuevo Estatuto para Cataluña. De momento, la independencia, no. Se mofan del pobre Feijóo —del que dicen que se le pasará el arroz si la legislatura se agota— y se refieren, como era de esperar, a la amenaza conjurada de la terrible extrema derecha.

Españoles que están con el que manda

Mientras espero a que me sirvan un arroz al horno, pienso que los padres de los tres comensales apoyaron al general Franco como ellos lo hacen ahora con Sánchez. Pertenecen a ese grupo numeroso de españoles que están siempre con el que manda, plebe embrutecida con el pan y el circo que encaja con la servidumbre voluntaria de la que escribió La Boétie, el amigo de Montaigne.

Este sector de población sumisa es el sostén de cualquier tiranía, la de antes y la de la de ahora. Del franquismo sociológico hemos pasado al sanchismo sociológico. “Hijo, no te metas en política; no te signifiques, por si acaso”. Pues eso.

Una vez consumado el cambio de régimen político, y después de constatar que el Estado de derecho era una ficción y la Constitución papel mojado, la España que se resiste a morir no puede esperar nada de esos compatriotas indiferentes a las tropelías del caudillo socialista. Ellos van a lo suyo —la cervecita del viernes, la paella del domingo, el paquete de Amazon y la cita en Tinder— y nosotros, a lo nuestro.

“Los españoles contrarios al golpe estamos solos, irremediablemente solos. Nadie va a dar la cara por nosotros”

Los españoles contrarios al golpe estamos solos, irremediablemente solos. Nadie va a dar la cara por nosotros: ni Ana Patricia ni el Pallete; ni la Unión Europa, esa buscona que apesta a decadencia; ni el mundo del artisteo—todos calladitos como meretrices, a excepción de Bosé— ni, por supuesto, el Vaticano. Jorge Bergoglio está más ocupado en recibir, en audiencia privada, al nieto del alcalde franquista de Pineda que en defender a su feligresía católica, en gran parte contraria al actual poder político. (No se da cuenta, Santidad, que los próximos van a ser ustedes.)

Pese a todo, hay medio país dispuesto a seguir peleando. Por si quedaba alguna duda, después de escuchar el discurso de investidura sabemos que el presidente va a por la media España que lo considera un traidor a su país. Se ha pasado cinco años humillando, despreciando y atacando a los partidos políticos que representan a millones de ciudadanos, y a partir de ahora lo seguirá haciendo, si cabe con más ardor.

Es él o nosotros. Lamentablemente los puentes del diálogo han sido volados. La fractura del país es palpable, como advirtió Juan Roig. Cuando te sientes amenazado, tienes que defenderte. Es una cuestión de supervivencia. En esas estamos, en defendernos de un poder ejercido de manera totalitaria.

Tiempos duros para todos

Se avecinan tiempos duros para todos, también para ellos, para quienes aplaudían, como si fuese un congreso del PCUS, al líder que se carcajea de nosotros. Tiempos de empobrecimiento y crisis económica, de ataques a la propiedad privada, de acoso a los jueces y periodistas independientes (mi solidaridad con los reporteros detenidos de El Mundo y El Español), de represión policial como la que hemos visto en las calles de Madrid, de peronismo asistencial, de inseguridad jurídica y ausencia de igualdad ante la ley, de inmigración incontrolada y posteriormente nacionalizada, de jornadas negras que nos recordarán lo peor de nuestra historia.

El caudillo socialista ha conseguido llevarnos a la primavera del 36, sin importarle la quiebra de la convivencia. Todo por su bastardo interés de perpetuarse en el poder. La factura que pagaremos como nación será enorme, como enorme es el desafío de los españoles opuestos a esta tiranía posmoderna pero tiranía, al fin y al cabo. Cada uno de nosotros —los que negamos a arrodillarnos— ha de ser consciente de su misión en este momento histórico, y poner lo mejor de sí mismo en combatir al nuevo Gobierno nacido de la traición, la mentira y la connivencia con los enemigos de nuestro país.

Es él o nosotros.

Noticias relacionadas