GRUPO PLAZA

ENTREVISTA AL ARQUITECTO DEL PROYECTO

Fran Silvestre: "La Torre Eòlica permitirá a València reivindicarse como ciudad innovadora"

Foto: MARGA FERRER
16/11/2018 - 

VALÈNCIA. El arquitecto Fran Silvestre (València, 1976), tras una década en busca de la financiación y el espacio para poder desarrollar su proyecto estrella, ha logrado encajar las piezas del puzzle. Como reveló este jueves Valencia Plaza, la gestora Net de Gerrers ha puesto sobre la mesa los fondos necesarios para la construcción de la Torre Eòlica, proyectada en un suelo de la Marina de València. Se trata de una infraestructura de 170 metros de altura prevista en la bocana con un millar de molinos eólicos de eje vertical en su interior para la producción de energía eléctrica, y todo ello en una pieza de cuidada arquitectura cubierta por una malla metálica que le permita ofrecer un aspecto monumental. "València está generando un tipo de edificio que no existía, y esto le permitirá reivindicarse como una ciudad con sensibilidad innovadora", destaca al respecto.


-¿Qué es la Torre Eòlica, un monumento o una solución energética?

-Utilizamos demasiado la 'o' para definir los proyectos. Se suele decir que algo o tiene belleza o es eficaz. Pero en este caso hay que utilizar la 'y'. Es una infraestructura eficaz y que tiene una belleza. Esta torre aúna la arquitectura con la ingeniería, con la tecnología. Para nosotros es muy importante este trabajo conjunto, porque permite la incorporación de este elemento a un entorno urbano. Se polemiza mucho con la cuestión del impacto paisajístico de determinados proyectos, y nosotros en este proyecto hemos apostado por convertir el impacto en positivo para resolver esta cuestión.

-¿Fue de origen una combinación de ambas facetas?

-Creo que ha sido un proyecto anastrófico, que es lo contrario que catastrófico -cuando todo sucede en positivo-. Todo ha confluido para que salga adelante tal y como es. Nosotros estábamos estudiando muchas cosas por separado de forma simultánea. Por un lado investigábamos junto a la UPV, junto a David Gallardo, cómo construir un edificio muy alto y esbelto, de gran altura con el menor material posible, que es casi como plegar un folio y ponerlo de pie. La estructura de la torre es un poco eso, una especie de trípode como el de las cámaras, que ofrece una gran resistencia al viento le sople desde donde le sople. Con esta estructura se puede generar mucha altura con muy poco material.

Por otro lado, al mismo tiempo se nos planteó la cuestión de trabajar en el desarrollo de energías alternativas, y entre ellas consideramos muy interesante la micro producción de energía eólica con molinos de eje vertical. Yo estaba haciendo entonces mi doctorado sobre diseño industrial, y estaba en auge la cuestión de hacer desaparecer las hélices dentro de los ventiladores, con los famosos modelos de Dyson o Zanuso. Hubo un momento en el que que caímos y nos preguntamos: ¿si unificamos esta estructura que hemos trabajado con esta nueva tecnología de molinos qué podría salir? A partir de ahí empezamos a investigar, logramos acceder a fondos Feder y a financiación del Impiva, y avanzamos en una investigación muy potente en el año 2012, con la perspectiva de generar energía sostenible en entornos urbanos.

Fran Silvestre. Foto: MARGA FERRER
-Y la fachada ventilada de la torre es la que permite combinar la producción eólica con un aspecto monumental...

-Sí. La solución surge también por analogía con el diseño industrial. Una cuestión esencial en el ventilador es que no se pueda acceder a las hélices, para lo que se utiliza un deployé que permite salir muy bien el aire sin que se acceda al mecanismo. Para los molinos de eje vertical la solución es la misma. Una bandada de pájaros podría causarles y a la vez sufrir daños. Son muy ligeros, han de estar protegidos. Una granizada también podría hacerles daño. Y al mismo tiempo la capa envolvente permite una abstracción. El aspecto de la torre dificulta entender a simple vista dónde están los molinos, y esto permite su apariencia de escultura.

"Hasta ahora la microeólica de eje vertical estaba concebida para el autoconsumo. Nuestra propuesta consiste en instalar los molinos en serie y generar energía a gran escala"

-¿Por qué no se han desarrollado hasta la fecha en las ciudades proyectos para la producción de energía eólica con molinos de eje vertical?

-Desde hace aproximadamente 15 años están proliferando los fabricantes de este tipo de molinos por todo el mundo ¿Por qué no ha llegado antes? Seguramente porque el molino eólico de eje horizontal, el gran molino que conocemos de los tradicionales parques eólicos, es más eficiente que el de eje vertical. Se apostó, como es lógico, por el más eficaz. Y también porque la innovación surge en función de las necesidades, del mismo modo que se desarrolló primero la energía nuclear que las renovables. Cuando se ha investigado de forma más profunda en las renovables se ha llegado a la conclusión de que las soluciones menos competitivas también tienen sus ventajas.

-¿Y qué ventajas tiene este proyecto respecto a un parque eólico convencional?

-Fundamentalmente se elimina el impacto paisajístico de los parques eólicos de molinos de eje horizontal, el impacto sobre la fauna -que lo tienen aunque se coloquen en lugares estratégicos para reducirlo-, el impacto acústico -que quien ha estado junto a una de estas instalaciones sabe que lo tiene y que es muy importante-, y además está la cuestión del transporte de la energía, en el que se puede perder una cantidad muy importante. Hasta ahora la energía microeólica de eje vertical estaba prácticamente concebida solo para el autoconsumo. Nuestra propuesta consiste en instalarlos en serie y generar la energía a gran escala.

-¿Por qué 170 metros y 1.000 molinos?

-La envergadura de 170 metros es la que nos permite la base de la estructura con la que trabajábamos, y el número de molinos es una estimación. Lo ideal es meter el mayor número posible siempre que tengan un funcionamiento eficiente. Dependerá del modelo definitivo de molino que escojamos.

Fran Silvestre. Foto: MARGA FERRER

-Será el punto más alto de la ciudad. ¿Está ya decidido si va a contar con un mirador?

-Habrá que verlo. Si el espacio es compatible puede ser interesante. Siempre que hay un edificio en altura apetece poder acceder para ver la perspectiva, sería interesante. Es algo que no se descarta, pero cabe subrayar que el proyecto es y nace con la voluntad de ser principalmente un aerogenerador urbano. Respecto a la altura, cabe subrayar que está justo fuera del margen de aproximación al aeropuerto, de modo que es perfectamente compatible. Además, hay grúas del Puerto que ya alcanzan los 120 metros de altura, más que los edificios más altos de la ciudad -que actualmente están en alrededor de esta cifra pero que alcanzarán los 150 metros en algunos lugares como el PAI del Grao según está ya contemplado en el planeamiento-. Es una envergadura importante pero tampoco excesiva teniendo en cuenta su entorno y su función. 

-¿Por qué en ese emplazamiento?

-El detonante fue la normativa europea contemplada en el horizonte 20/30, que empuja a los puertos a ser autosuficientes en materia energética. Ante esta circunstancia y la realidad de que una de las zonas más vivas de la ciudad es la Marina de València, surgió esta posibilidad. Nosotros empezamos con este proyecto en 2009 y no hemos parado de contarlo desde entonces, llevo 10 años con esto. De tanto circular la idea nos dimos cuenta de que era un proyecto ideal para ese lugar, donde no caben muchos usos. Para cualquier otra cosa seguramente hay lugares mejores que ese. Cabe recordar que la Copa América se hizo aquí por los vientos constantes que tenemos, es un lugar ideal. Vas uniendo los factores y todo encaja.

-¿Y en todo ese proceso de 'contarlo' nadie ha querido llevárselo a otro lugar?

-Nos han llamado de todas partes, de países árabes, de China, de Sudamérica, de EEUU... cabe recordar que hubo un artículo de National Geographic sobre el proyecto... pero lo importante de estas nuevas tecnologías es que exista un prototipo, y el prototipo necesita un sitio y una financiación. Tenemos muy claro que una vez hecho el primero será replicable, pero el primero ha costado. Han tenido que reunirse toda una serie de circunstancias que no se habían reunido hasta ahora. 

"Trabajábamos con Eduard Navarro en otros proyectos y de repente nos dijo: 'esto a mí me interesa muchísimo'. Una de las variables más importantes que había que resolver la teníamos sentada en la mesa"

-Aún así, con 13 millones de presupuesto, no parece un proyecto caro para el impacto que puede llegar a tener...

-Totalmente. Si fuera un edificio de oficinas o viviendas de esa altura el coste sería muy muy superior. Cuesta ese dinero porque es una infraestructura. Nosotros creemos que es asumible.

-¿Cómo se produce el encuentro con Net de Gerrers, el inversor que por fin se ha decidido a financiar este proyecto?

-También fue un poco por casualidad. Estábamos trabajando con Eduard Navarro por otros proyectos, y en una de las visitas al estudio se lo contamos, como a todo el mundo. Y se dio la circunstancia de que era un inversor muy sensibilizado con las energías renovables y al que le interesaba invertir en infraestructuras. Entonces nos dijo: "esto a mí me interesa muchísimo". Y así fue. Una de las variables más importantes que había que resolver de repente la teníamos sentada en la mesa. Ocurrió todo a la vez, era el momento para hacerlo.

Fran Silvestre. Foto: MARGA FERRER
-¿En qué fase administrativa se encuentra el proyecto?

-Hay que hacer una tramitación cumpliendo con todos los requisitos necesarios, tiene que pasar una serie de trámites burocráticos. No va a ser un proyecto para construir pasado mañana. Han de verlo todas las administraciones pertinentes, presentar las alegaciones que consideren, plantear las modificaciones que haga falta introducir... Habrá que adaptarlo al detalle para que esté perfecto.

-¿Qué cree que va a significar esta torre para València?

 -A nosotros nos gustaría que fuera un punto de partida, que posicione a València como el polo de innovación que es, como la fuente de personal cualificado que es este lugar para todo el mundo en tantos aspectos y tantas profesiones. Esto a veces es difícil de visualizar, pero con iniciativas como esta se puede reforzar esa realidad. València está generando un tipo de edificio que no existía, esto le permitirá reivindicarse como una ciudad con esa sensibilidad innovadora. Creo que esto puede ser muy importante.

"La Torre Eiffel fue un prototipo de torre de telecomunicaciones EN SU DÍA. En este momento la producción de energía es UNO DE LOS grandes RETOS, y generar en València un icono en esta línea es un mensaje muy positivo"

-¿Y entre la gente? ¿Cómo cree que va a ser recibida la iniciativa por los ciudadanos?

-Espero que sea positiva. Las construcciones en altura suelen tener un significado, son un punto de referencia que te permiten ubicarte, como lo son los campanarios en cualquier pueblo. Las grúas del puerto, por ejemplo, nos permiten ubicar muy fácilmente el mar en esta ciudad desde las alturas o cuando accedemos por el norte o por el sur. Yo creo que la Torre Eòlica puede potenciar la presencia del mar en esta ciudad tan plana, que no nos deja la perspectiva suficiente para verlo como lo pueden ver en Oporto, por ejemplo.

-¿Y qué representa para usted?

-Yo creo que contiene un mensaje muy optimista desde el punto de vista de la optimización de la tecnología en beneficio de las personas. La Torre Eiffel, salvando las distancias, quiso ser en su día un prototipo de las torres de telecomunicaciones en un momento de la historia en el que ese era el foco, las telecomunicaciones. En este momento las nuevas formas para la producción de energía son uno de los retos del momento, y generar en València un nuevo edificio en esta línea me parece un mensaje muy positivo para la ciudad.

Fran Silvestre. Foto: MARGA FERRER

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