Uno de los efectos más notables de las pasadas elecciones catalanas ha sido inducir una epidemia de amnesia que ha afectado, principalmente, a los analistas políticos. Perteneciente a una estirpe de memoriones, de momento no me ha afectado. De hecho, todavía recuerdo que Juan Negrín, presidente socialista de la República, ofreció a los ingleses el puerto de Cartagena a cambio de su apoyo en la guerra civil. Los ingleses no aceptaron y la trimilenaria siguió felizmente formando parte de España. Es normal que casi todos lo hayan olvidado, pues nadie lo ha incluido en la Memoria Democrática, cuyo principal problema es que no hay una única memoria histórica, sino varias. Pero es más raro la tendencia a olvidar algunos datos mucho más recientes relacionados con Cataluña. Más que nada por molestar, expondré varios de ellos.
Cuando se celebraron las elecciones españolas una legión de analistas nos explicó que, a pesar de que había obtenido más votos y más escaños, el PP no había ganado las elecciones. Y lo argumentaban maravillosamente bien. Como no vivíamos en una democracia presidencialista, sino parlamentaria, las elecciones las ganaba el que lograba los pactos suficientes para hacerse con la Presidencia del Gobierno. Bueno, pues ahora todos dicen que el PSC ha ganado las elecciones catalanas porque ha sacado más votos y más escaños. ¿Tiene asegurada Illa la Presidencia del Gobierno catalán? A fecha de hoy no. Pero no importa: los amnésicos nos dicen que ha ganado. Yo los creo ahora más que antes.
Un segundo síntoma de la amnesia sobrevenida tiene que ver con la amnistía. Antes de las elecciones españolas casi todos los ciudadanos opinaban que era inconstitucional. Celebradas las elecciones los sanchistas descubrieron de repente que era impecablemente constitucional. Y, pasadas las elecciones catalanas, casi nadie se acuerda en Cataluña de que la amnistía no era constitucional. Ni siquiera los peperos lo han mencionado durante la campaña electoral. Pero yo sigo recordándolo.
"AHORA NADIE SE ACUERDA DEL PROGRAMA DE ILLA, PERO YO SÍ ME ACUERDO: EL CUPO FISCAL CATALÁN"
Un tercer síntoma de la amnesia, esta vez de ribetes casi cómicos, es la generalizada afirmación de que se abriría una nueva etapa en Cataluña si Illa lograse hacerse con la Presidencia. Aquí nadie se acuerda de que Cataluña ya tuvo dos presidentes socialistas. Sus nombres: Maragall y Montilla. ¿Y hemos olvidado lo que hicieron? Yo no. Por un lado, Maragall promovió un estatuto de autonomía que hablaba de la nación catalana, consagraba la inmersión lingüística en catalán y, entre otras lindezas, establecía un poder judicial catalán separado del español. Capitaneados por Alfonso Guerra, los socialistas españoles colaboraron con los peperos para "cepillarse" los aspectos más inconstitucionales de aquel estatuto. Aun así, el Tribunal Constitucional echó para atrás una docena de artículos del estatuto cepillado. Y entonces entró en juego el presidente Montilla. Se manifestó bajo un cartel que decía "Somos una nación. Nosotros decidimos". Además, acusó de prevaricadores a los miembros del Tribunal Constitucional. Años después, siendo ya senador, abandonó el Senado durante la votación de la aplicación del artículo 155 porque, según declaró, no podía votar algo que iba contra Cataluña. Detalle: no contra los separatistas sediciosos, sino contra Cataluña. Por cierto, en aquella etapa los dirigentes del PSC afirmaron que no apoyarían aplicar el 155 si no se mantenía indemne la actividad de la TV3, la más eficaz máquina de propaganda secesionista. Y algún genio del PP, donde abundan, aceptó. O sea, que el PSC ya gobernó en Cataluña y los resultados no fueron nada agradables a los que, como hacen los de Izquierda Española, queremos la igualdad de todos los españoles, al margen de la región donde vivan.
Y sigue la amnesia. Cuando se celebraron las elecciones españolas muchos analistas señalaron que era tan importante las medidas que se adoptasen como la persona que detentase la Presidencia. En claro: ¿qué haría Sánchez si lo invistiesen? Bueno, pues ahora nadie se acuerda del programa de Illa. Pero yo sí me acuerdo. Y solo mencionaré tres de las medidas anunciadas: consolidación de la inmersión lingüística (defensa de la lengua, según él), expansión de las "embajadas catalanas" e implementación del consorcio tributario mixto entre España y Cataluña. Las dos primeras medidas consisten simplemente en continuar las políticas de IRC y de Juntos. ¿Dónde esta la nueva etapa? En la tercera medida, que resulta temible para el resto de España (excepto para las privilegiadas provincias vascas). En efecto, afirma Illa que ese consorcio, previsto en el estatuto catalán (lo que es verdad), recaudará todos los impuestos en Cataluña (aunque el estatuto solo habla de los impuestos específicos de Cataluña). O sea, de forma disimulada, Illa nos está proponiendo el cupo fiscal catalán. Lo mismo que pidió Artur Mas a Rajoy, cuya negativa desencadenó el proceso separatista. Para disipar dudas, Illa ha incluido la noción de ordinalidad en la futura financiación autonómica. Eso significa que las regiones que más aportan (Madrid, Cataluña y Baleares) deben quedar las primeras en el ranking de transferencias. Se trata de una forma muy efectiva de impedir la convergencia de las regiones menos ricas con las más ricas. Y eso está en el programa de Illa.
En resumen, da la impresión de que el PSC se propone aplicar el programa separatista excepto en lo referente a referéndum de autodeterminación. Una vez obtenido el cupo fiscal, consolidadas la inmersión y las embajadas, e iniciada la petición de un poder judicial propio, ¿para qué separarse de España? Sería de tontos y tontos no son.
¿Estoy exagerando? Bueno, si se han librado provisionalmente de la epidemia de amnesia, recuerden las dos personas que, según anunció, Illa nombrará para puestos de responsabilidad. En primer lugar, Nuria Parlón, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, de notorias convicciones separatistas (de hecho, votó afirmativamente en el ilegal referéndum de 2017). En segundo lugar, José Luis Trapero, el nativo del pueblo de Parlón que ostentaba la jefatura de los Mozos de Escuadra en el año 2017. En vez de recurrir a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, alguno de esos genios que abundan en el PP le encargó la represión del referéndum de secesión. Resultado: Trapero no movió ni un dedo contra el referéndum, pero fue tan listo que ocultó las pruebas de su traición y salió absuelto de todos los cargos. Pues con esos dos mimbres, la separatista Parlón y el sinuoso Trapero, cuenta Illa para su gobernación. ¡Que San Pancracio, a quien representan con la palma del martirio y, cosa apropiada en Cataluña, una bolsa de dinero en la mano, nos proteja de la amnesia! Aunque Illa se haya declarado devoto de San Pancracio, el santo no era partidario de la ordinalidad: llevaba la bolsa de dinero para auxiliar a los necesitados. Por ejemplo, las regiones pobres de España.