CHIPS EN EL BELVEDERe  / OPINIÓN

España y su gusto por lo imprevisible

8/06/2023 - 

Nos fascina la imprevisibilidad, y la detestamos. Uno de los grandes desafíos de la inteligencia artificial en la industria es precisamente ser capaz de diseñar sistemas que pasen de la automatización a la autonomía, capaces de responder a circunstancias cambiantes que no pueden anticiparse con programación, que no se pueden prever. Así funcionan también los sistemas robotizados en los mercados masivos de capitales, los inversores los temen y los adoran a partes iguales.

La tecnología de procesamiento del lenguaje natural basada en modelos de lenguaje extenso (LLM), popularizada gracias al éxito repentino de propuestas como GPT-4, no vale para las plantas industriales porque su grado de fiabilidad se considera alto cuando alcanza apenas entre el 80-90%. Eso no es suficiente si hay maquinaria de precisión en juego. En tal caso, se requiere robustez máxima.

Nuestra democracia definitivamente no es una maquinaria de precisión. Se lo decía hace unos días, usando también un eufemismo del estilo, un destacado científico a un representante del Gobierno cuando éste le preguntó cómo se nos ve desde fuera. En España preferimos navegar en la imprevisibilidad y convocar elecciones de la noche a la mañana. Tal vez a nuestro debate público le falta ese componente fundamental de robustez, de visión a largo plazo. ¿Qué será de nuestro país dentro de dos años? Difícil vaticinarlo, ¡ánimo GPT-4!

En los pasillos del evento anual de una gran corporación tecnológica global, celebrado en Madrid, se comenta el requiebro argumental del presidente Pedro Sánchez. Los directivos de las multinacionales en España llevan un par de años bregando para pillar tarta del pastel de los fondos europeos del Plan de Recuperación con más o menos fortuna. Obviamente, en sus centrales de Alemania, Francia, Reino Unido, Estados Unidos, ¡China!, saben que hay mucho dinero suelto y aprietan.

Pelean por esa porción que les queda tras el Ibex, las consultoras de todos los tamaños y colores que se han movido hábilmente entre líneas, y esos grandes jugadores como Microsoft que ha conseguido expulsar en estos años de confusión pandémica al código libre de buena parte de las administraciones local y autonómica, incluida la nuestra. Se nota que hay dinero público para pagar software propietario, que ahora se comercializa as a service, oye.

Y las migajas para las pymes, eso sí muy repartido para que nadie pueda decir que no le ha tocado, para que los particulares inviertan en energías renovables y coches eléctricos, y para que los ayuntamientos construyan rotondas digitales. En ese país que parecía ya embocado hacia tres trimestres buenos con riego a manta de fondos europeos y que Dios reparta suerte en las elecciones de final de año, de repente todo se para. Eso no estaba en el guion.

Encallan también esos grandes proyectos de instalación de nuevos centros de producción industrial, básicamente de ensamblaje, porque de potenciar un sector de componentes ya ni hablamos. A lo sumo, planea la sombra de un proyecto de planta de diseño de microchips. Es el Perte en el que mejor posicionada está de partida la Comunitat Valenciana, con el 50% del sector ubicado en nuestro suelo y todo el futuro por conquistar.

Gracias al empeño, entre otros, de esos héroes del Valencia Silicon Cluster que han hecho todo lo que materialmente estaba en sus manos, se ha ido movilizando la maquinaria estatal. Justo días antes de la convocatoria exprés de Sánchez, se lanzó una convocatoria Misiones CDTI vinculada el Perte de Microchips con 60 millones de euros. Veremos cómo afecta al resto de programas de aquí a fin de año. Difícil con el bloqueo al que nos vemos abocados hasta octubre alcanzar los 1.250 millones de euros previstos para 2023.

Le queda al sector de los microchips la esperanza de haber cuidado con habilidad su relación con todos los partidos políticos durante los últimos meses. En la Comunitat Valenciana la propuesta no de ley para promover un Campus Internacional de Semiconductores recibió un apoyo unánime en Les Corts. Así se surfea la imprevisibilidad política.

Incertidumbre con la llegada del PP al poder. Qué será de la AVI, del Ivace… de la Fundación ELLIS que dirige Nuria Oliver. ¿Habrá continuidad en la política industrial y de innovación? Y la gran cuestión de la Presidencia Europea. Personalidades de todos los ámbitos, como el científico valenciano Paco Colomer, director nada menos que del Joint Institute for VLBI ERIC (JIVE), la organización central de la red europea de radiotelescopios que obtiene las imágenes más nítidas del Universo, llevan varios meses implicados en la preparación, en su caso de la mano de Diana Morant. Pero las sensaciones que se filtran indican que todavía queda mucho por hacer. A falta de nada mejor, exportaremos imprevisibilidad a Europa.

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