En los últimos años, las tecnologías digitales han transformado nuestra economía y nuestra sociedad, afectando a todos los sectores de actividad y a la vida diaria de todos los europeos. Los datos están en el centro de esta transformación, y van a ir a más, siendo uno de los pilares fundamentales en la batalla por la soberanía digital, el liderazgo tecnológico y la autonomía estratégica.
Los datos constituyen la base de muchos nuevos productos y servicios, lo que conduce a un aumento de la productividad y una mayor eficiencia en el uso de los recursos en todos los sectores de la economía, lo que permite, a su vez, que haya productos y servicios más personalizados y se mejore, no solo la elaboración de políticas, sino también los servicios públicos.
Mayor velocidad y visibilidad de las cadenas de suministro, un desarrollo más rápido e innovador de producto, nuevos o mejorados servicios al cliente, fabricación más eficiente e innovadora, nuevos modelos de negocio, ciberseguridad o prevención del fraude son algunas de las ventajas que se pueden obtener con una explotación y compartición de datos.
El desarrollo de todos estos servicios se basa, en muchos casos, en Inteligencia Artificial, que se posiciona como un gran motor de crecimiento económico en Europa y en el mundo. Pero la Inteligencia Artificial requiere, para su expansión, del uso de datos de calidad, infraestructuras para procesarlos, mecanismos de federación de infraestructuras y datos, una compartición controlada de los mismos y personal con capacidades para manejar y analizar datos, entre otras.
Así, el impacto de la gestión masiva de datos es de tal magnitud que ya se habla del nuevo petróleo, y es que la cuarta revolución industrial ha identificado una de sus materias primas más preciadas.
En la industria, la explotación de datos a lo largo de la cadena de valor proporcionará enormes ventajas competitivas a las empresas que lo sepan aprovechar. Mejores predicciones, anticipación a la aparición de eventos imprevistos, mejor coordinación de la logística, compras conjuntas de energía, valorización de subproductos, … son solo algunas de las aplicaciones que se pueden desplegar, si se consigue generar un entorno seguro y de confianza, donde las empresas industriales depositen datos que puedan ser analizados por algoritmos y aplicaciones desarrolladas por las empresas tecnológicas a su servicio.
Sin embargo, el entorno en el que nos encontramos en la actualidad presenta múltiples debilidades, como son: barreras al despliegue de los espacios de datos, en su mayoría motivadas por una falta de confianza en el uso y explotación de esos datos, y de las plataformas tecnológicas compartidas que manejan y gestionan los datos.
La disparidad en el nivel de madurez de empresas de un mismo sector, en lo relacionado con la explotación del dato, tampoco facilita la apertura de estas barreras.
Por ello, es necesario la puesta en marcha de espacios de datos, como estructuras que proporcionan confianza y seguridad para la compartición voluntaria de datos entre diversos agentes, de manera homogénea, a través de mecanismos combinados de gobernanza, organizativos, legales y técnicos. Estos espacios facilitan la interoperabilidad para acceder a los datos, o transferirlos y posibilitan su reutilización eficiente y legítima, en un contexto de soberanía y control para las partes sobre sus propios datos.
En esta línea, ITI, centro tecnológico especializado en TIC, lleva años trabajando para impulsar la economía del dato en sectores clave, en una apuesta estratégica para posicionar a España como referencia europea.
Ejemplo de ello, es el proyecto INDDIS cuyo reto es el diseño, creación y puesta en marcha de un prototipo de Espacio de Datos, para la industria de la Comunitat Valenciana, que permita la explotación de datos en el sector y, en un futuro, a lo largo de la cadena de valor, apoyado en tecnologías de última generación alineadas con las principales tendencias europeas en lo que, a compartición de datos, soberanía, seguridad, calidad… se refiere.
El proyecto INDDIS, que cuenta con el apoyo de la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, de la Generalitat Valenciana, ha consolidado un ecosistema de empresas tractoras en el sector manufacturero dispuestas a explotar las posibilidades del espacio de datos y de empresas tecnológicas capaces de aportar servicios basados en esos datos, y ofrece una forma segura y confiable de hacer que los datos sean utilizables entre empresas, garantizando la soberanía de los propietarios de los datos sobre los mismos.
El ecosistema se encuentra en crecimiento y se seguirán incorporando empresas en siguientes fases, permitiendo evidenciar y visualizar de forma transparente las ventajas de los servicios obtenibles, como resultado de la explotación de los datos del sector depositados de forma controlada en el espacio de datos, contribuyendo de esta forma significativamente a la evolución de la digitalización, y, por ende, a la mejora de las operaciones de la empresa, a la mejora de las oportunidades comerciales y a la transición hacia una economía circular.
Con este proyecto, la Comunitat Valenciana ocupa un lugar pionero a nivel europeo en la apuesta innovadora por la economía del dato en un sector con alto potencial para la región. El proyecto no está exento de retos, tanto tecnológicos como culturales, pero con la calidad y la excelencia del equipo de trabajo se conseguirá poner las primeras piedras en este cambio de paradigma.
Daniel Sáez es director de Transferencia Tecnológica e Inteligencia Estratégica de ITI