Estamos rodeados

Como la frase “guerra mundial” parece demasiado cruda para asumirla, se acepta con toda naturalidad que las recientes escaladas bélicas que se suceden a nuestro alrededor sean calificadas como meros conflictos regionales. Si le damos vueltas a un mapamundi, esa “región” somos nosotros, Europa, un ínfimo apéndice de Asia, con África empujando desde el Mediterráneo. Y en este contexto de fronteras vecinas tensionadas, la Unión Europea (UE) se encuentra con las manos atadas frente a los señores de la guerra, 

En este contexto, el Seminario de Mujeres Grandes ha iniciado un nuevo ciclo en el Colegio Mayor Rector Peset de la Universitat de València, “Poder y ciudadanía en el mundo actual”, bajo la coordinación del catedrático Joan Romero. Este martes he sido invitada a presentar una de las ponencias, con el título “El poder de la Unión Europea en el tablero geopolítico actual”. No existe este poder. Estamos rodeados y no hay salida. 

Lo intentaré explicar gráficamente. De nuevo, hay que ponerse frente a un mapa. Los principales focos de tensión son Ucrania y Gaza en el flanco Este. El sur del Mediterráneo afronta la crisis migratoria africana con la guerra de Libia coronando el Magreb. El Oeste se encuentra también desbordado con las mafias de la inmigración ilegal, que rebasan ya la capacidad de acogida de las Islas Canarias. Si lo explicamos en números, tal vez se entienda mejor. Según Frontex, en 2022 llegaron a las Canarias 15.460 inmigrantes por la ruta marítima occidental. En las últimas dos semanas han arribado a las costas de El Hierro, principalmente, 8.500 subsaharianos, en su mayoría.

Y, en el corazón de Europa, la crisis del gas golpea nuestra economía y obliga a ralentizar la recuperación de la industria provocando una inflación del 30% sobre los bienes esenciales de consumo. ¿Cómo comenzó esto? Con la guerra de Ucrania, dirán. Mucho antes de la invasión rusa, los problemas por el suministro de gas de Rusia a la UE a través de Ucrania eran tan patentes que dieron lugar a una “revolución” de colores, mientras el hijo de Joe Biden, Hunter, se paseaba por Kiev como CEO de la gasística más  importante. Alemania y Rusia decidieron obviar este camino y construyeron dos gasoductos marinos, el Nord Stream I y el II. Éste último nunca se abrió, tras las presiones del mismo presidente de los Estados Unidos al canciller Helmut Scholz en enero de 2022. El primero ya se ha cerrado. Pero los precios de la energía comenzaron a subir escandalosamente en 2021, recuerden, antes de la guerra.

En estos momentos, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, repasa las prioridades de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea en la sede del Parlamento Europeo sobre los fondos de la UE para Palestina, a puerta cerrada. Sin comentarios. La Unión es la que más fondos destina a Palestina en ayuda humanitaria. La Comisión Europa ha decidido revisar estos fondos y ajustar sus programas de apoyo a la población palestina y a la Autoridad Palestina, para “garantizar que ninguna financiación de la UE permita indirectamente a ninguna organización terrorista llevar a cabo ataques contra Israel”. Hay 700 millones bloqueados pendientes de aprobar.

Volviendo a las cifras, los fondos europeos destinados a la guerra de Ucrania se cifran ya en más de 77.000 millones de euros, del total de la asistencia de la UE y de los Estados miembros. Esta cantidad supera ya la de Estados Unidos, sin contar las consecuencias de la acogida de los refugiados ucranianos en territorio comunitario que no llegan al otro lado del Atlántico. 

El presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, acaba de anunciar un paquete de ayudas para financiar estas guerras que incluye 60.000 millones de dólares para Ucrania y 14.000 millones para Israel. De ahí la puerta cerrada por lo de Palestina, porque se supone que estamos en este lado y que en la fachada de la instituciones europeas ondea la bandera israelí en solidaridad por el atentando de Hamas. Precisamente, cuando en toda Europa se suceden multitudinarias manifestaciones a favor de los civiles de Gaza y por Palestina. Pero alguien ya ha tomado partido, pese a que estemos rodeados…