CASTELLÓ. A lo largo de la historia, la mujer ha ocupado un importante papel en el mundo de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, si nos preguntaran el nombre de al menos diez científicas, pocas personas serían capaces de enumerar más de tres o cuatro. En cambio, no ocurriría lo mismo si se tratara de nombres de científicos. Aunque la brecha de género está presente en la mayoría de categorías profesionales, en el ámbito científico-tecnológico es mucho más evidente. Y es que, a pesar de su labor fundamental, las profesionales del mundo de la ciencia y la tecnología se han visto eclipsadas por los logros masculinos y relegadas a un plano casi invisible.
Aunque desde hace unas décadas hay cada vez más igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, este problema de base se ha traducido en una falta evidente de referentes femeninos en la ciencia y un sinfín de estereotipos de género que están provocando que cada vez haya menos niñas y mujeres que escogen esta rama en sus estudios.
De hecho, según recoge el informe Radiografía de la brecha de género en la formación STEAM (siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas) elaborado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, "numerosos estudios internacionales coinciden en diagnosticar que la elección del área de estudios sigue muy influenciada por prejuicios de género, y es el resultado de procesos de socialización diferenciada entre hombres y mujeres, siendo las mujeres mucho más proclives que los hombres a estudiar asignaturas relacionadas con la educación, la salud y el bienestar."
Según los datos de este informe, el número de mujeres que eligen estudiar Matemáticas, Informática o Ingeniería de Telecomunicaciones en España ha descendido de una forma preocupante durante los últimos años. Esto se traduce en la pérdida de talento femenino en algunas disciplinas clave para el futuro, puesto que el progreso económico y social de cualquier país pasa por la transformación tecnológica. Sin ir más lejos, en la propia Universitat Jaume I de Castelló, este déficit es palpable. La presencia femenina en las titulaciones de la Escuela Superior de Tecnología y Ciencias Experimentales se sitúa en un 32%, solo cuatro puntos más que hace cuatro años.
A nivel estatal, en las universidades públicas las mujeres optan mayoritariamente por estudios vinculados a la Educación (representan un 77,32%), la Salud y los Servicios Sociales (74,68%), las Ciencias Sociales (62,05%) y el Arte y las Humanidades (61,99%). Asimismo, la presencia de alumnas en disciplinas cientificotécnicas está bastante distanciada de la de los hombres. Esta diferencia se aprecia fundamentalmente en estudios de Ingeniería Informática (ellas representan el 12,74%), Ingeniería de Telecomunicación (22,19%), Ingeniería en Tecnologías Industriales (24,49%) y Física (26,65%), grados donde la diferencia entre hombres y mujeres supera los 46 punto porcentuales en el último de los cursos analizados por el Ministerio de Educación. Tal y como apuntan estos datos, apenas un 25% de quienes eligen grados STEAM son mujeres (y en carreras como la de informática su presencia ni siquiera alcanza el 13%).
Lo mismo ocurre en la Formación Profesional o en el Bachillerato. Según los datos del informe elaborado por el Ministerio de Educación, en la FP sorprende particularmente el descenso de alumnas en los últimos años en familias profesionales como la Informática y Comunicaciones, donde constituyen solo el 10% del total del alumnado. Tal y como recoge el informe "el problema se agrava cuando se compara la evolución en las matriculaciones a lo largo del tiempo y se comprueba que su presencia está siendo menor año tras año: ellas constituían el 25,5% del alumnado en FP de Grado Medio hace 18 años y ahora representan un 7,03%". Por su parte, en la FP Superior han pasado de ser el 24,44% al 10,18%.
Sin embargo, tanto en los ciclos formativos de Formación Profesional como en los estudios universitarios, cuando el conocimiento científico está vinculado a la biología, la salud y los cuidados, la presencia de mujeres aumenta. Y es que, según se recoge en el informe del Ministerio, cabría preguntarse qué sucede para que, pese a los cambios que ha ido experimentando la sociedad en los últimos años, los y las adolescentes sigan manteniendo básicamente los mismos patrones en las elecciones académicas que las generaciones anteriores.
Tal y como desprende el informe, "numerosos estudios e informes nacionales e internacionales respaldan que estas elecciones están muy condicionadas por la socialización diferenciada de niños y niñas, junto con una fuerte influencia de los estereotipos y prejuicios de género, que refuerzan un modelo segregado en el que ellos inventan y calculan y ellas cuidan y se encargan de velar por el bienestar de la comunidad". Es por esta razón que, no hay diferencias significativas entre las tasas de acceso por campo de estudio en la educación superior, excepto en las disciplinas STEAM, dónde ellas apuestan por las ciencias de la salud y ellos por la tecnología y la técnica.
Son multitud las iniciativas que desde las administraciones, entidades públicas y privadas y comunidades educativas se están llevando a cabo para impulsar el papel de las mujeres en las disciplinas científicas y tecnológicas. Un ejemplo de ello son los premios de la Alianza STEAM que este sábado han galardonado en Castelló un total de trece proyectos de diez centros educativos y tres entidades y organizaciones, una cita que se ha celebrado en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Si bien el reconocimiento es un paso fundamental para impulsar la presencia femenina en estas ramas, también lo es construir un relato atractivo de la ciencia y la tecnología para generar en las mujeres una visión diferente de estos estudios. Destacando la importancia de todo lo que las STEAM pueden aportar para mejorar la sociedad, la calidad de vida de las personas y para construir un mundo más sostenible. Y es que, tal y como recoge el informe Radiografía de la brecha de género en la formación STEAM, cambiar este relato significa un verdadero desafío para el sistema educativo, que debe desterrar viejos estereotipos y deconstruir los roles de género para facilitar que la juventud pueda elegir itinerarios formativos y profesionales libres de prejuicios, estereotipos y condicionantes.