CASTELLÓ (EP). La publicación científica 'Nature Scientific Reports' publica un artículo firmado por el profesor de la Facultad de Biología e investigador del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València Pascual López-López en el que se advierte de que la instalación de cámaras en el interior de nidos de águila perdicera en el sur de la provincia de Castellón ha provocado "una reducción de la productividad y el éxito reproductivo" de las pocas parejas de águila perdicera que aún nidifican en la Comunitat Valenciana.
Según explica el experto, la Generalitat Valenciana, a través de la Dirección General de Medio Natural de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, inició en 2021 un proyecto consistente en la instalación de cámaras de videovigilancia en nidos de águila perdicera para el estudio de la dieta de esta especie en el Parque Natural de la Serra d'Espadà (Castellón).
El águila perdicera --recalca-- es una especie que ha sido recientemente recatalogada como especie en peligro de extinción en el Catálogo Valenciano de Especies de Fauna y Flora Amenazada debido a la fuerte regresión que ha experimentado en su población valenciana en las últimas décadas. Concretamente, ha sufrido una regresión de casi un 50% en la provincia de Castellón desde finales de los años noventa del siglo pasado, ámbito donde se incluyen todos los territorios monitorizados en el proyecto.
Pese a ello, según sostiene López en un comunicado, la Dirección General de Medio Natural, a instancias de algunos agentes medioambientales de la demarcación sur de la provincia, instaló cámaras de videovigilancia en cuatro nidos de la especie en el año 2021 y otras cuatro cámaras adicionales durante el año 2022. Para la colocación del sistema de vigilancia fue necesaria la intervención de Agentes Medioambientales del Grupo de Trabajo en Altura ya que la especie nidifica en cortados rocosos de difícil acceso.
Como resultado de la instalación de las cámaras y "debido a las molestias causadas por la intervención en los nidos", tal y como apunta el estudio publicado, dos de las cuatro parejas de águila perdicera bajo videovigilancia fracasaron en su reproducción en 2021 y seis de las ocho parejas monitorizadas en 2022 "fracasaron también en sus intentos de cría".
Para la realización del estudio se ha utilizado una base de datos con información sobre la reproducción de la especie recopilada anualmente entre el año 2000 y el 2022.
López-López asegura que los parámetros reproductores de las parejas sometidas a videovigilancia han sido "los peores registrados de toda la serie temporal a lo largo de los veintitrés años de estudio".
Además, las parejas que llegaron a criar, pese a la presencia de las cámaras a menos de un par de metros del nido, lo hicieron en fechas inusualmente tardías para lo que es habitual en la especie, mientras que otras directamente cambiaron sus lugares de cría a varios kilómetros de distancia del lugar donde tenían los nidos con las cámaras instaladas. El resto de parejas de la provincia que no estaban sometidas a videovigilancia criaron con normalidad, según este experto.
El trabajo científico apunta como posibles causas la instalación de cámaras en fechas próximas a la fase de puesta de huevos, coincidiendo con la fase de apareamiento de los individuos, en su mayoría aves subadultas inexpertas, en combinación con la reiteración de visitas a los nidos una vez instaladas las cámaras para comprobar el correcto funcionamiento del sistema y corregir errores, particularmente durante el período de incubación y etapas tempranas de reproducción --los períodos más sensibles para las aves rapaces--, así como la instalación de cámaras en un área sujeta a constante perturbación humana como es el Parque Natural de la Serra d'Espadà, podrían explicar estos resultados.
Añade que "la falta de experiencia del personal al cargo de las intervenciones en los nidos, lo que supuso períodos largos de intervención de varias horas y en ocasiones en varios días diferentes, podría ayudar a explicar los fracasos observados".
En el estudio, se sugiere que para mitigar el efecto de la instalación de cámaras de vídeo en el comportamiento de las aves se debería planificar las fechas de intervención con anterioridad, probar los sistemas de antemano en condiciones controladas y realizar un seguimiento adecuado posterior a la instalación para evitar molestias innecesarias a los animales.
Pascual López-López afirma que en los meses de mayo, junio y julio de este año se remitieron tres escritos a la Dirección General de Medio Natural de la Conselleria de Agricultura en los que se comunicaba los resultados obtenidos con el consecuente perjuicio que estaba teniendo la actuación por parte del Servicio de Vida Silvestre. Así mismo, se solicitaba información detallada sobre las actuaciones realizadas por parte del cuerpo de agentes medioambientales con objeto de poder investigar en detalle cuáles podrían ser las causas de los fracasos en la reproducción.
"Sin embargo, --lamenta-- los responsables de la Conselleria hicieron caso omiso de las peticiones y se hubo de recurrir al Síndic de Greuges de la Comunitat Valenciana para que intercediera. Finalmente, a instancias del Síndic de Greuges, la Dirección General de Medio Natural contestó parcialmente en el mes de septiembre a la solicitud presentada omitiendo información sobre algunos aspectos técnicos solicitados".
Ahora, reitera la necesidad de retirar las cámaras instaladas en nidos de esta especie en peligro de extinción "antes de que se inicie la nueva temporada de cría, que tendrá lugar en primavera". "En el caso de que la administración valenciana no retire las cámaras y continúen produciéndose perjuicios e interferencias en la reproducción de esta especie en peligro de extinción, los investigadores anuncian que se verán obligados a formular la petición ante la administración de justicia", concluye López en un comunicado.