CASTELLÓ (EP). El Consejo de Ministros aprobó este martes la declaración de zona gravemente afectada por una emergencia de Protección Civil para los lugares golpeados por la Dana, así como un decreto ley de urgencia con ayudas económicas, laborales y fiscales para los afectados. La inversión total de las primeras medidas asciende a 10.600 millones de euros. Además, accedió a la creación de una comisión interministerial que coordinará las labores del Plan de Respuesta Inmediata, Reconstrucción y Relanzamiento de la Comunidad Valenciana.
En este contexto, arquitectos, geólogos y ecologistas han pedido en declaraciones a Europa Press "repensar" y "optimizar" las infraestructuras en Valencia durante las labores de reconstrucción tras la DANA y evitar construir en zonas inundables. Por su parte, los agricultores han puesto en valor las obras de regulación hidráulicas, que han servido para regar, producir energía y laminar las avenidas de los ríos.
Así, el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana, Salvador Lara, ha opinado que habría que prestar especial atención a la reconstrucción y optimización de las infraestructuras en las zonas afectadas y, además, que habría que pensar en aumentar la sostenibilidad de las ciudades, "con zonas verdes y peatonales mejores". En líneas generales, ha pedido "mejorar la calidad de la vida y la seguridad de los ciudadanos".
Mientras, la presidenta del Colegio Oficial de Geólogos, Nieves Sánchez Guitián, ha remarcado que "lo prioritario" ahora mismo es que los afectados puedan vivir en algún sitio razonable. En cuanto a las labores de reconstrucción, ha insistido en que habría que revisar y hacer "muchas cosas" de manera "tranquila, sosegada" en base al riesgo de inundación. Entre otras, ha recomendado a los propios ayuntamientos que hagan un análisis de riesgos y que si lo hacen entre varios será mejor ya que "la naturaleza no conoce de fronteras administrativas".
De esta manera, ha instado a revisar "casa por casa" los edificios que han sufrido muchos daños para ver si merece la pena reconstruirla en su integridad o hay que "repensar" su diseño. Paralelamente, también ha hablado de "repensar" temas "sencillos" como el vallado de las fincas, que a lo mejor afecta a la circulación de las aguas. Además, ha barajado que pueda ser necesaria alguna infraestructura que "desvíe el agua o que la mueva" en las áreas afectadas, aunque en este caso también ha insistido en que "hay que analizar muy bien todo".
El delegado del Colegio en Alicante, José Joaquín Martínez-Campillo, ha pedido una adecuada gestión de riesgos, que la población esté informada y evitar al máximo construcciones en las zonas inundables. A su juicio, lo suyo sería hacer un análisis de riesgo de inundación. Ante la imposibilidad de retirar las viviendas ya construidas en áreas peligrosas, ha insistido en tener un protocolo "adecuado" y avisar a esa población que "tiene que aprender a vivir con el riesgo". Asimismo, ha recomendado laminar el agua a base, por ejemplo, de azudes, y limpiarla de "basura" como neumáticos, pero no de vegetación.
Greenpeace ha pedido no cometer "los mismos errores". Su portavoz, Elvira Jiménez, ha instado a prestar atención a los mapas de riesgo de inundación en el futuro y evitar construir en las zonas con mayor peligro. En especial, teniendo en cuenta que el cambio climático hará "más frecuentes e intensos" eventos extremos como las inundaciones.
En lo que concierne a qué hacer en las ciudades, la portavoz de Greenpeace ha hablado de "soluciones basadas en la naturaleza" como parques inundables o jardines de lluvia. En concreto, ha mencionado edificaciones como el parque de inundación La Marjal de Alicante (Comunidad Valenciana), que puede almacenar hasta 45.000 metros cúbicos (m3) de agua en caso de lluvias fuertes, o la renaturalización del río Manzanares en Madrid.
Asimismo, ha solicitado trabajar por "renaturalizar lo máximo posible" los entornos de los ríos. "Llanuras de inundación, meandros, bosques de ribera... todo eso ayuda a que el agua baje de forma más controlada", ha explicado. "Hemos ido perdiendo esos componentes porque hemos construido en los márgenes de los ríos, los hemos canalizado excesivamente. Hay que devolver al agua ese flujo natural que tiene", ha añadido.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) no se muestra de acuerdo con esta última propuesta y comenta que, habitualmente, los agricultores ven como una medida "contraproducente" el hecho de tener los ríos "vegetados" ya que pueden derivar en problemas de obturaciones de puentes.
Por último, el responsable de Agua y Medioambiente de Agua de COAG en Aragón, David Solano, ha puesto en valor las obras de regulación hidráulica, "pagadas" en muchos casos por los agricultores, y que han servido para regar, producir energía y laminar las avenidas de los ríos. A su vez, ha mencionado la adaptación al cambio climático que se está llevando a cabo, como el hecho de no llenar los embalses para que puedan regular las avenidas.