CASTELLÓ. Castelló acoge estos días una de las muestras plásticas más atractivas que se pueden ver este verano. El autor es el colombiano Fabían Díaz, quien con su ‘De máquinas y hombres’ presenta una crítica al consumo masivo de la tecnología ensalzando precisamente el material con el que se fabrican teléfonos móviles, ordenadores y cualquier otro tipo de aparato. Es un juicio que expresa a través de su arte “pero sin satanizarlo ni ponerlo en ningún pedestal apocalíptico”. De hecho, el espectador tiene la sensación de que hay cierta admiración por esas piezas, “y eso es por los colores que utilizo en cada obra y con los que busco suprimir la naturaleza tan fria propia de la máquina mediante elementos plásticos coloridos que rebajen la carga pesada que traen de por si los elementos técnicos”.
Díaz es arquitecto de profesión y artista plástico de vocación, y hasta mediados de este mes se podrá ver su propuesta artística en una de las salas del Menador de la plaza Huerto Sogueros. Es la primera vez que expone en Castelló gracias a los contactos culturales que tiene su familia en la provincia y lo que él llama el ‘voz a voz’. Fue precisamente gracias a su familia, concretamente sus hermanos, como comenzó a trabajar con estas piezas tecnológicas.
“Ellos tenían en Colombia un almacén de repuestos electrónicos. Pero llegó un momento en el que los clientes empezaron a preferir comprar aparatos nuevos en lugar de adquirir repuestos para arreglar aquello que se les había estropeado, y eso provocó que se empezaran a acumular un montón de piezas. Estando un día en el almacén de mis hermanos vi casualmente partes de un ordenador que estaban sobrepuestas unas con otras, y algo en su forma estética me llamó la atención. Ese fue el origen de todo. Porque esas piezas y el cable electrónico que tenían cruzado creaban una figura similar a la de una cometa y ahí fue cuando pensé que debía explorar ese material para hacer cosas que en el arte todavía no se habían visto”.
El colombiano reconoce que aunque dibuja, pinta y maneja técnicas como el óleo o la acuarela, creyó que esa no era la senda por la que debía de abrirse camino como artista. “Me daba pereza meterme en ese terreno porque la competencia es muy dura. Sinceramente estaba seguro de que si lo hacía no lograría destacar. Y cuando vi ese material electrónico que nadie hasta ese momento manejaba entendí que esa debía ser la herramienta de mi trabajo”.
Lo cierto es que la denuncia que propone Díaz es plásticamente muy atractiva y con elementos que cruza con la tecnología que van desde obras de arte clásicas a personajes de Disney o de videojuegos pasando por fotografías de personajes a los que él denomina los nuevos dioses: Steve Jobs, Mark Zuckerberg y Bill Gates. “En estos tiempos los grandes gurús de la tecnología se han convertido en los referentes de todo el mundo y han pasado a llenar ellos solos el panteón de los dioses. Nuestros referentes personales se han disipado un poco con la luz que traen estos nuevos personajes y parte de mi obra muestra la relación de amor-odio con respecto a su legado”. Las obras que cuelgan en las paredes del Menador son tan visuales que, tal y como explica el autor, “gusta hasta a los niños más pequeños que están viniendo con sus padres a ver la exposición. Desde el primer momento he notado que este trabajo se está disfrutando mucho. En parte creo que es porque genera mucha curiosidad ver cómo se gestiona el material en el ámbito artístico”.
Con todo, insiste en la importancia de poner el foco en la transformación que hemos tenido como sociedad. “Adquirimos un aparato en la tienda y al día siguiente ya deja de ser novedad hasta para nosotros. Es obsoleto porque la tecnología tiene una corta caducidad y la estética también. Siempre hay nuevas versiones de algo que acabamos de comprar. Esos cambios generan montones de deshecho y como no hay políticas claras de postventa se acumulan los materiales que contienen metales pesados que durarán por miles de años porque no se pueden absorver. Me gustaría que eso también se viera cuando se visita la muestra. Admito que estamos muy acomodados y no queremos salir de ese mundo, pero siempre es buena la reflexión”.
El artista está especialmente satisfecho de la sección de collage que combina piezas de discos duros o partes de teléfono con muestras de obras de arte de El Bosco, Edvard Munch, René Magritte o Auguste Rodin, por citar algunos ejemplos. “Me apropio de obras de arte clásicas y las interpreto y modifico dándole mi firma. Ahora hay mucha gente que utiliza aplicaciones como Tinder o Facebook para relacionarse. Se ven, pero no saben quién es la persona que tienen enfrente. Eso es lo que muestro con la pieza en la que utilizo ‘Los amantes’. Son trabajos bidimensionales de técnica mixta”.
Pero la muestra del arquitecto colombiano también cuenta con un espacio, más reducido, en el que se pueden ver esculturas pequeñas a las que él denomina mini ciudades “y que son implantaciones distópicas que saco adelante cada vez que un amigo me trae un teléfono que ya no va a utilizar y me reta a convertirlo en arte. Aprovecho cada parte de ese teléfono siempre”.
Fabián Díaz lleva desde el año 2012 trabajando esta temática y estos materiales, pero esa parte práctica la enriquece con los pensamientos de Zygmunt Bauman y su libro ‘Modernidad líquida’, donde el sociólogo polaco versa sobre la globalización tecnológica y la manera en que nos ha marcado como sociedad. “Su trabajo está presente en esta exposición que se puede ver en Castelló. Me ayudó a darle un soporte teórico a mi obra”.