CASTELLÓ. En la semana del Día Mundial del Agua, y tras cumplirse un año desde que se decretó el Estado de Alarma en España, Facsa analiza el reto al que se ha enfrentado el servicio de agua de Castelló para asegurar la prestación de un servicio tan esencial como este.
Para ello, se ha puesto el foco de la gestión en tres ámbitos diferentes: la organización de los recursos humanos, la atención al cliente y el cuidado de la ciudadanía.
La organización de los recursos humanos y la seguridad en el entorno de trabajo han sido ejes fundamentales de la gestión del servicio, en los que el factor humano ha vuelto a demostrar que es el pilar más importante.
Para hacer frente a la crisis, el comité de contingencia de la empresa gestora -creado para la ocasión- ha ido dibujando varios escenarios ante los que responder de forma ágil y organizada, con importantes medidas que van desde la adaptación de los equipos, procedimientos, formas de trabajo y espacios, hasta la puesta en marcha de campañas informativas y formaciones sobre medidas de prevención o buenas prácticas.
Así pues, la reorganización de los equipos ha sido clave para responder en tiempo y forma a los niveles de riesgo sanitario que han ido sucediéndose durante este último año, así como a las recomendaciones y normativas establecidas por la Administración.
Por su parte, en los equipos de brigadas se han establecido grupos burbuja para que el servicio no se viera afectado en ningún momento, y se han designado retenes en los momentos de mayor incidencia del virus, de modo que haya siempre operarios en activo aislados del resto del equipo para asegurar que el servicio no se vea interrumpido a consecuencia de bajas puntuales o brotes laborales.
También, se han implantado un conjunto de medidas comunes a toda la plantilla a fin de evitar contagios, como la priorización del teletrabajo, la limitación de aforos o la entrega de gel hidroalcohólico y mascarillas (casi 250.000 unidades entre FFP2 y quirúrgicas hasta el momento).
La actitud de compromiso que ha demostrado y demuestra a plantilla, unida a su alta responsabilidad en momentos críticos y de gran incertidumbre, han sido vitales para evitar que un servicio tan esencial como el del agua no se vea resentido en ningún momento.
Crear una estructura comercial flexible y en permanente adaptación a las nuevas circunstancias ha sido otro de los pilares de la gestión de esta crisis para FACSA. Esto ha permitido, a pesar de las dificultades, un servicio de atención con los mismos estándares de calidad que hasta ahora.
Una de las prioridades del servicio a raíz de la crisis sanitaria ha sido promover la atención telefónica y telemática -mediante la oficina virtual “eOficina”-, especialmente para realizar consultas o trámites relacionados con la lectura de contadores, el cambio de titularidad, la actualización de datos de carácter personal o el pago de recibos.
No obstante, para aquellas gestiones relativas al suministro de agua que no pueden resolverse por estas vías, FACSA ha implementado un nuevo sistema de cita previa, que, además, cuenta con unas plazas reservadas para personas mayores de 65 años.
El objetivo de todo ello ha sido siempre velar por la seguridad y salud tanto de los abonados y las abonadas como de la plantilla, una cuestión irrenunciable para el servicio de abastecimiento de agua potable de Castelló.
El tercero de los ámbitos en los que se ha puesto el foco ha sido la sociedad, pues la crisis generada por la pandemia ha puesto de manifiesto una nueva realidad socioeconómica sobre la que es necesario ofrecer soluciones y actuar, en primer lugar, para aliviar la situación, y en segundo lugar para avanzar lo más rápido posible hacia un futuro post Covid-19.
En este sentido, las aguas residuales han demostrado ser una fuente de información muy valiosa, que FACSA ha sabido poner al servicio de la sociedad con COVID WATER. Una herramienta que permite hacer un seguimiento de la prevalencia de la enfermedad de forma agregada a través del seguimiento de la presencia de material genético del virus SARS-CoV-2 en las aguas residuales, complementando así los protocolos clínicos a fin de ayudar en la toma de decisiones rápidas, eficaces y basadas en evidencias científicas.
Estos tres campos de actuación presentan un elemento común: la digitalización como palanca para acelerar la adaptación, la cual ha jugado un papel fundamental para garantizar la protección de la salud y la seguridad tanto del personal del servicio como de los abonados y abonadas y la sociedad en general, con aplicativos que han permitido una gestión inteligente en todos los ámbitos.