En mi caso, no puedo tratar el asunto de la prohibición del consumo de nicotina en lugares públicos con un razonamiento equilibrado por ser fumador. Patológicamente hablando, lo intento, pero no puedo. Cada día que pasa en el almanaque, los fumadores somos más perseguidos y señalados por la sociedad. Es un sambenito que llevo, lo reconozco, lo intento, soy débil.
Recientemente escribí una columna sobre esta ley, analizando los daños colaterales que había producido el veto que impuso y alargó la anterior cúpula del gobierno de la Generalitat, y que ha sido levantada por el Partido Popular nada más aterrizar.
Traducida dicha prohibición, hoy mi pulgar y mis ojos están algo fatigados, además de generar múltiples problemas a los hosteleros, o a los trabajadores de la SAV por la falta de higiene y aseo de los que fumamos nicotina con miles de colillas tiradas al asfalto, aceras y terrazas asaltadas, habría que añadir el doble trabajo de estos al ejercer de autoridad competente prohibiendo fumar en las terrazas de sus bares.
Sí sólo fueran esas largas jornadas de escoba. También tenían que pasar el mal rato de advertir y requerir a sus clientes su procedencia e identidad. En esta España tan diversa y plural, en unas comunidades se podía fumar y en otras no. Menudo cacao para ellos en período turístico una vez finalizada la pandemia.
Tengo un amigo que siempre recuerda que las dos mejores "empresas" que operan en el país son Hacienda y la Seguridad Social. Y en eso le doy la razón, al ser un eje centralizador el Estado con los contribuyentes. Hay que recordar que para este 2023 entra en vigor una nueva ley que, esperemos que sea una y no diecisiete, para evitar todos estos marrones.
La sociedad está avanzado mucho en la lucha contra el tabaco, pero todo lo que ganamos en el abandono de ciudadanos veteranos (yo incluido) en intentar irnos a la reserva de la adicción a la nicotina, lo perdemos con los más jóvenes. Otro amigo, en una reflexión, se refirió al alto consumo de marihuana entre los menores de edad. Por ahí se empieza.
Todas las medidas que sean para acabar progresivamente con el consumo de nicotina son buenas si no son parches, pero los padres, no es mi caso, deben ejercer un pleno control sobre sus hijos respecto al consumo de marihuana o hachís. No nos queremos dar cuenta, pero es un problema real en la sociedad evitar que los más jóvenes fumen.