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el 70% de los trabajadores de la empresa posee un certificado de discapacidad

La Fundación Roig Alfonso de la CV apoya nuevos proyectos de vida a través del trabajo para personas con discapacidad

Fotos: Kike Taberner
30/07/2024 - 

CASTELLÓ. En un recóndito y bonito paraje, en el municipio de Bétera, rodeado de huerta y naturaleza, se encuentra la Fundación Roig Alfonso de la Comunidad Valenciana. A primera vista parece una alquería más, pero en realidad es un Centro Especial de Empleo. En términos prácticos, se trata de una empresa como cualquier otra, con la salvedad que el 70% de sus trabajadores poseen un certificado de discapacidad de al menos el 33%.

“Este es el legado de mi hermano Alfonso; aquí era muy feliz. Es un espacio que ha evolucionado y para la familia es muy satisfactorio ver cómo este lugar permite a otros desarrollarse personal y laboralmente”, comenta Trinidad Roig, patrona de la Fundación.

Pilar Sanchis, gerente del centro, destaca la transformación de la Fundación, que pasó “de ser una residencia para personas con discapacidad a un entorno laboral productivo, donde como trabajadores ganan autonomía y desarrollan habilidades profesionales”.

Convivir con una discapacidad no les impide contar con destrezas y un perfil profesional adecuado, desempeñando su labor conforme a los estándares de calidad que exige el mercado. Entre sus principales clientes se encuentran empresas de alta exigencia como Pamesa Cerámica.

Un total de 24 trabajadores con algún tipo de discapacidad, junto con seis miembros del equipo técnico, conforman una plantilla que, además de cumplir con las obligaciones de la jornada laboral, funciona como una gran familia. Algunos empleados llevan apenas unos meses, mientras que otros veteranos suman dos décadas de experiencia.

“Una vez comienzan a formar parte de nuestra estructura, además de establecer una relación laboral conforme a nuestro convenio colectivo, reciben formación en todas las áreas de trabajo. Esta formación es clave ya que nuestro trabajo es muy especializado” explica Martín Monclús, director de la Fundación Roig Alfonso CV. “Con el tiempo, pasan por todas las áreas: se les introduce en tareas de montaje, encajado, paletizado, elaboración de murales, etc. De este modo, aprenden progresivamente y de forma integral”, añade el jefe de taller, Manuel Martínez.

Especialidad en murales realizados con la técnica del trencadís

En el centro se llevan a cabo dos principales líneas de trabajo: el mallado de gres porcelánico y la creación de murales según la técnica del trencadís, que les ha dado gran proyección. Los producidos aquí son reconocibles en las pescaderías de Mercadona, mientras que otros de sus trabajos han sido encargados por entidades como el València Basket o el Villarreal CF. El proceso de producción general incluye desde la clasificación de las piezas, detección de imperfecciones para su descarte hasta la colocación, encolado y paletizado, garantizando un alto nivel de calidad en el producto final.

A principios de año recibieron el encargo de producir cerca de 600 de estos murales, de los cuales, en el mes de julio, ya han confeccionado más de dos terceras partes. “El criterio de calidad es alto porque tenemos que ofrecer a nuestros clientes un trabajo profesional equiparable o superior al que se realiza en otros talleres”, añade Monclús.

Un trabajo que abre nuevas perspectivas personales

Más allá del trabajo, que es la base del proyecto, la Fundación proporciona apoyo en aspectos de la vida diaria como la economía personal o la convivencia laboral, y organiza actividades recreativas y deportivas para fomentar la cohesión del grupo. Tanto Monclús como Martínez subrayan la importancia de estos programas para el bienestar de los trabajadores, destacando la formación especializada del equipo técnico en el ámbito de la discapacidad, que les ayuda a conectar con sus trabajadores.

El trabajo es sinónimo de autonomía, independencia económica y una oportunidad para proyectar un plan de futuro. En el caso de la Fundación Roig Alfonso de la Comunidad Valenciana pone de manifiesto que las discapacidades no son una barrera para alcanzar el éxito y la realización personal.

Así lo atestigua Mari Carmen Jordán, quien tras cinco años afirma que “trabajar aquí me permitió sacarme el carnet de conducir y adquirir un vehículo para desplazarme, me ha dado mucha libertad y autonomía” y añade que “sin un trabajo no puedes hacer nada y tenerlo me da la seguridad que necesito”.

Mari Carmen trabajando en un mural según la técnica del trencadís. Kike Taberner

Francisco Javier Arroyo recuerda que “decidí enviar el currículo, tuve suerte y me llamaron para trabajar. Desde entonces he pasado por todos los puestos porque vamos rotando”. A Javier le gusta “el horario y el compañerismo, también la relación con los monitores que nos ayudan laboralmente y fuera de la empresa. Esto es lo que más valoro”, señala.

Francisco Javier Arroyo ocupándose de labores de colocación de piezas. Kike Taberner

Adrián García, que con ocho años de experiencia ya es operario de segunda, explica su función: “tengo que supervisar que todo esté bien, que las piezas salgan sin ningún desperfecto; eso no podemos permitirlo”. Respecto a su mejora de categoría, señala que “con humildad y trabajo se puede llegar muy lejos. Antes estaba aburrido y deprimido en casa, pero al venir aquí y sentirme reconocido me siento muy a gusto; es algo que me cambió la vida”.

Adrián García supervisando las piezas para detectar imperfecciones. Kike Taberner

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