VALÈNCIA (EP). El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha advertido este lunes de que, en el actual contexto de precios elevados, indexar los salarios a la inflación "no es la solución", mientras que los líderes de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, respectivamente, le han avisado de que no aceptarán devaluar los sueldos y le han recordado que la única manera que tienen los trabajadores de soportar el aumento del IPC es mejorando sus salarios.
Durante una mesa redonda en el marco del encuentro 'Wake up Spain', organizado por El Español e Invertia, los dirigentes sindicales entienden que, en la situación actual, con un IPC cercano al 10%, "no es realista" plantear subidas salariales de esta magnitud en la negociación colectiva, pero abogan por que a lo largo de un ciclo de dos o tres años se recuperen los sueldos para no perder poder adquisitivo.
Así, insisten en la necesidad de incluir cláusulas de garantía salarial en la negociación colectiva para que los ajustes salariales se produzcan a final de año y evitar que los sueldos se conviertan en un elemento inflacionista. También apuestan por que el acuerdo de convenios que están discutiendo con la patronal sea "equilibrado", de una vigencia superior al año, lo que permitiría sortear mejor la negociación salarial de los próximos ejercicios.
El presidente de la CEOE, por su parte, ha alertado de los peligros de ligar los salarios al IPC porque las empresas "están asfixiadas" y no están pudiendo trasladar los efectos de la inflación a los clientes, por lo que están asumiendo importantes costes. A ello se suman los problemas de suministros asociados a la guerra en Ucrania y los derivados del paro de los transportistas en las últimas semanas.
Por su lado, Sordo ha comparado la situación vivida en los últimos años con el mito de Sísifo, condenado a subir permanentemente una piedra hasta la cima de una montaña. "La sucesión de crisis lleva un poco a esa sensación", pues sin salir de la crisis financiera llegó la pandemia y sin haber salido del todo de ella ahora hay que afrontar las consecuencias de la guerra en Ucrania, ha explicado.
El líder de CCOO ha subrayado que un pacto de rentas como el que quiere el Gobierno implica acuerdos en al menos tres terrenos: salarial, fiscal y energético. En materia salarial, ha señalado que la manera de salir de esta "dificilísima encrucijada" es pactar aumentos salariales "de partida", con cláusulas de revisión salarial para evitar cualquier efecto de inflación de segunda ronda, aunque considera que este escenario es "absolutamente descartable", pues "no hay ninguna relación actual entre la evolución salarial y el IPC".
"En cualquier caso, no podemos ir a políticas de devaluación salarial amparadas en una inflación disparatada, que creo que se puede contener en la medida en que la contención del precio del gas y del pool energético acabe impregnada al conjunto de la economía", ha avisado Sordo.
El secretario general de CCOO ha reconocido que con una inflación del 10% es "muy difícil" negociar una subida salarial con la patronal, pero ve "perfectamente viable" que se pueda llegar a un acuerdo con subidas salariales de partida y la inclusión de cláusulas de revisión que permitan recuperar las posibles pérdidas de poder adquisitivo al final de cada año. "Eso nos podría salvar el llegar a un acuerdo salarial", ha apuntado en declaraciones a la prensa en el marco de este foro.
En todo caso, Sordo ha apuntado que, si se consiguen recortar los precios energéticos con las medidas que está impulsado el Gobierno en Bruselas, la caída de la inflación interanual en España será "muy notable" en la segunda mitad del año. "No creo que la inflación interanual esté ni remotamente cercana al 10%, va a haber todavía un mes o dos meses malos, pero con toda seguridad en la segunda mitad del año la inflación caería", ha afirmado.
El líder de UGT, por su parte, ha recordado que los salarios llevan estancados prácticamente desde 2008 y el salario más habitual apenas llega a los 1.000 euros mensuales "limpios". "La inflación desbocada tiene que estar presente en la negociación de un acuerdo salarial, pero conviene distinguir entre un acuerdo de rentas y un acuerdo salarial. Un acuerdo de rentas tiene en estos momentos poca viabilidad en España", ha opinado.
"Los trabajadores de este país sólo tenemos una manera de poder cargar nuestro aumento del coste de la vida. Las empresas lo cargan en sus productos, nosotros lo cargamos a la hora de negociar los convenios colectivos en los salarios", ha explicado Álvarez.
En lo que sí han coincidido los tres es en la importancia de la formación a lo largo de toda la vida laboral, aunque con matices. Mientras Garamendi ha denunciado que hay "miles de empleos" que se quedan sin cubrir en España por el desajuste entre la formación recibida y las necesidades de las empresas, Sordo y Álvarez han indicado que, aunque este decalaje existe de manera puntual, el problema reside en que el modelo productivo actual genera empleos de un valor añadido inferior a la formación que tienen los trabajadores.
Al mismo tiempo, han dado importancia al Perte en materia de microchips anunciado en este mismo foro por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Los líderes sindicales han indicado además que, si algo han enseñado las crisis vividas en los últimos tiempos, es que España y también Europa necesita "relocalizar" sus industrias y mejorar su autonomía energética.
Los dirigentes sindicales no han dado la paz social por garantizada porque dependerá "de cómo se repartan los esfuerzos" para superar la actual crisis derivada de la guerra en Ucrania y de las políticas económicas que se emprendan, y han destacado la importancia de que la clase política demuestre "unidad" y sea capaz de alcanzar grandes acuerdos de Estado.
"Si algo ha fallado en estos tres años es que desde el punto de vista político no se han podido abordar grandes cuestiones de Estado, pero hay nuevas perspectivas", ha señalado Álvarez al ser preguntado por la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PP.
El líder de la CEOE, por su lado, ha señalado que, como ciudadano, le gustaría tenería un Gobierno estable y un partido de la oposición "estable y fuerte", que tenga sentido de Estado, que haga oposición "cuando lo tiene que hacer" y llegar a acuerdos "cuando lo tiene que hacer", como han hecho los agentes sociales en los últimos años.