VALÈNCIA. Este jueves tendrá lugar en Parc Sagunt II la presentación del proyecto de la gigafactoría de baterías en la que participará el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig; el presidente del Grupo Volkswagen, Herbert Diess; el miembro del Comité Ejecutivo de Volkswagen AG responsable de Tecnología y presidente del Consejo de Administración de SEAT S.A., Thomas Schmall y, probablemente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Un acto que simbolizará el clímax de una gestión iniciada meses atrás que se concretó el pasado 23 de marzo con el anuncio oficial del presidente de Seat SA, Wayne Griffiths, lo que supuso una inyección de moral para el Govern del Botànic compuesto por PSPV, Compromís y Unides Podem. Un proyecto que se traducirá en una plantilla de más de 3.000 empleados y una inversión total en España de 7.000 millones de euros, lo que ha supuesto un hito en la legislatura para un Ejecutivo que viene atravesando ciertas dificultades, agravadas por la crisis económica y energética derivada de la invasión rusa a Ucrania.
No es de extrañar, por tanto, que en el Consell se trate de estirar este éxito lo máximo posible. Después de dos años de pandemia, el Gobierno valenciano confiaba en la articulación y llegada de los fondos europeos para relanzar la economía tras el shock sanitario. No obstante, el estallido de la guerra ha derivado en otra crisis económica que ha desestabilizado a todos los gobiernos europeos y, lógicamente, también al valenciano, lo que ha ensombrecido los planes de choque para la recuperación.
Ante esta situación, los datos que manejan en el Palau de la Generalitat señalan que, dentro de esta compleja situación, la figura del presidente, Ximo Puig, se mantiene como un valor dentro del Botànic. Es más, no son pocos los que piensan que una nueva victoria en las urnas que permita una suma de izquierdas pasa, en buena medida, con realzar la "marca president".
Más aún cuando los socios en el Botànic no atraviesan su mejor momento. La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, máxima referente de Compromís, vive un momento delicado con la investigación abierta a 13 personas de su conselleria por el caso de abusos sexuales a una menor a cargo de su exmarido. Por su condición de aforada, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) debe decidir ahora si investiga o no a la vicepresidenta.
Por su parte, Unides Podem sigue teniendo dificultades para mantener su espacio electoral en la Comunitat Valenciana, donde consiguió 8 diputados en 2019 frente a los 13 logrados cuatro años antes. Una formación que depende profundamente de la marca nacional, que viene registrando en los últimos sondeos de abril (CIS y GAD3) un 10,7% en intención de voto, más de dos puntos menos de lo logrado en las elecciones de 2019. Esto, sumado a que probablemente las elecciones autonómicas se celebren junto a las locales el próximo año y con las dificultades para consolidar liderazgos en la Comunitat Valenciana, podrían dejar a Unides Podem en dificultades para superar el listón del 5% que da acceso a la representación parlamentaria.
A todas estas cuestiones hay que añadir el golpe que ha supuesto para el Botànic el estallido del caso Azud con el levantamiento parcial del secreto de sumario. Bien es cierto que el eje de la trama se sitúa en referentes del PP como el exvicealcalde Alfonso Grau o el abogado José María Corbín, cuñado de Rita Barberá, pero también está dañando al PSPV-PSOE el protagonismo en el caso de figuras próximas a la formación socialista como el abogado José Luis Vera, y el exsubdelegado del Gobierno Rafael Rubio. Muchos temen que los tomos pendientes de hacerse públicos desvelen más informaciones incómodas.
Con estos mimbres, la situación es delicada para el Botànic. La marca 'president' e hitos como la llegada de Volkswagen parecen ser, a día de hoy, los únicos anclajes para que el tripartito gobernante pueda mantener la corta ventaja (52-47) lograda sobre el bloque conservador en 2019. Pese a que el líder del PPCV, Carlos Mazón, todavía no ha terminado de visibilizarse para la opinión pública como una alternativa conocida y sólida, tiene a favor que la llegada de Alberto Núñez Feijóo a Génova ha supuesto una recuperación -veremos si fugaz o no- de la marca PP. Las elecciones andaluzas serán una prueba de fuego para comprobar cuál es el peso real de Vox y si Ciudadanos, pero los sondeos ya apuntan a que, como ocurrió en Madrid y Castilla y León, los socialistas dejarán de ser la fuerzas más votada en beneficio del PP.
Frente a esto, y al margen de las virtudes citadas, la recuperación de Compromís en primer término o la supervivencia de Unides Podem, se antojan dos factores necesarios para una tercera legislatura, salvo que Puig consiga tal expansión de su figura presidencial que le permita ascender a una cifra muy por encima de los 27 diputados logrados en 2019.