VALÈNCIA. “En un lugar llamado Diversiverso, todo era alegre y colorido hasta que un malvado Imperio oscuro decidió acabar con la diversidad, la extravagancia y el brillo de la vida. Fue entonces cuando capturaron a las drags, robándoles su resplandor e imponiéndoles una existencia monótona, en blanco y negro”. Era principio de junio y muchas personas LGTBIQ+ (además de otros colectivos de la población con identidades más expuestas) sentían la posibilidad real de un retroceso en sus derechos tras años de peleas y victorias a pasos cortos. Era el momento en el que los ayuntamientos tenían que decidir (muchos cambiando de color político) si acaso era legítimo poner una bandera conmemorando el Orgullo. De entre otros mucho lugares, también de ahí salió esta sinopsis que no es de una película ni de una novela, sino de Legendrag, una propuesta que girará por toda España durante otoño y en el que participarán varias artistas valencianas como Glamniss, Liz Dust, Hugáceo Crujiente o Marcus Massalami.
La empresa que la promueve es la misma que ya ha probado con éxito la fórmula de la Dragalada (originaria en Barcelona, pero que también se ha celebrado en València). Será un espectáculo que girará por ocho ciudades (por ahora) y que busca, precisamente, sacar pecho del momento actual del drag en España, diverso y combativo. Y ahí, la escena valenciana tiene mucho que contar.
A pesar de tener que luchas con la oscuridad, a la valenciana Glamniss precisamente lo que le caracteriza es huir de los colorismos. “Yo precisamente soy muy oscura. Pero en este caso, hablamos del momento político actual. Nos hemos juntado unas superheroínas y nos han pedido que busquemos contra qué queremos luchar dentro del show”, cuenta. Su propuesta busca incorporar géneros menos presentes en los espectáculos drag como el heavy metal y demostrar que “se puede hacer algo muy sexy” con esos ritmos. Combinar burlesque o incluso vogue con esos géneros musicales.
Las drags lo quieren dejar claro: el miedo es cosa del pasado: “Yo miedo no tengo, lo que tengo es furia y rabia. Claro que ha vuelto cierta incomodidad e inquietud por si volvemos atrás. Mis padres o gente cercana me han expresado su miedo por si no puedo volver a salir a la calle maquillada como lo hago ahora. ¿Qué pasa? ¿Que como gobierna la derecha eso da una excusa para volver a pegar a la gente por la calle? Vamos a responder. Miedo, cero; rabia, muchísima”.
La escena valenciana ha vivido un proceso de resilencia muy importante. Después de muchos años en la sombra tras las pioneras, el empujón mediático les aupó a “los locales de los empresarios de siempre”, con los que han tenido diferentes problemas. Fuera de hundirles, les ha reforzado en otro modelo: el de la autogestión, con algunos ejemplos de éxito como Canapé Chucrut o House of Marikinkis. “Esto es un paso más. Va a reforzar la escena porque va a ser la oportunidad para algunas de nosotras de hacer giras largas y poder enseñar maneras de hacer drag muy diferente que va a llamar la atención”, comenta Glamniss.
El contexto valenciano tiene mucho que decir en esto. Igual como hay un deje de la ciudad en la música que hace, también en el drag las valencianas son “las raras”: “Aquí cada una hacemos lo que nos sale del coño. Tenemos un atrevimiento especial para ser raras, punkis o góticas. Somos súper diferentes, ya no en comparación de las diferentes ciudades, sino incluso dentro de la propia escena”.
El desarrollo de esta escena ha generado una manera de entender el drag: “Como se nos han quitado tantas oportunidades, y en Madrid y en Barcelona hay muchas más, creo que hemos desarrollado una fuerza en el escenario brutal. Cuando hacemos el espacio nuestro y lo enseñamos en otra ciudad se nota las ganas que le tenemos. No solo nos subimos en un escenario, le tenemos mucho cariño a lo que hacemos”.
Los cuatro perfiles valencianos de Legendrag dejan claro, precisamente, la diversidad de las propuestas. València también se ha reivindicado como una escena abierta y muy plural. “Cuando empecé hace 10 años, València me trató mal. Creo que ahora somos mucho más abiertas y más cercanos. Un escenario no nos hace mejor que nadie, y eso es lo que tenemos que transmitir a las personas que se nos acercan para decirnos que quieren empezar en este mundo. El drag es liberador, y es muy bonito poder enseñarlo así”, concluye Glamniss.