EE UU y China recrudecen su enfrentamiento: de la 'guerra comercial' de hace cinco años a la también llamada 'guerra fría 2.0' como explica el analista
MADRID. Allá por marzo de 2018 se vivieron los primeros rifirrafes de lo que entonces se vino en denominar 'guerra comercial' entre China y Estados Unidos. Lejos de remitir con el cambio de Administración norteamericano ha ido tomando cada vez más cuerpo. Posteriormente dicho enfrentamiento ha ido mutando a una 'guerra tecnológica' entre los dos gigantes.
Al principio no se apuntaba referencia alguna al ámbito militar. Sin embargo, ante los posibles apoyos de Pekín a Moscú tras su invasión a Ucrania todo ha cambiado. China ha enseñado en varias ocasiones los dientes en sus pretensiones sobre Taiwán y sobre el control sobre ciertas zonas del Pacífico y trata de alcanzar un nuevo orden mundial, mediante su expansión por África, América Latina y Oriente Próximo.
Se trata de un nuevo orden que tendría que superar aquel planteado por EE UU y sus aliados con sus intervenciones en la India, Pacífico y Europa. Todo ello con el fortalecimiento de la OTAN, cuyos países miembros han incluido a China como sujeto a tener en cuenta en su estrategia; además, lanzando el mensaje de que nos encontramos ante una clara competición por la hegemonía mundial entre Estados Unidos y China en una nueva 'guerra fría'.
Como ambos grandes contendientes saben, un enfrentamiento militar abierto supondría la aniquilación de los dos bloques... y probablemente del mundo. De ahí que de momento la batalla sigue centrándose en el control tecnológico del orden mundial, por lo que este nuevo episodio de enfrentamientos comerciales, tecnológicos o de control económico se está denominando 'guerra tecnológica 2.0' y también 'guerra fría 2.0'.
La semana pasada me llamó la atención -por su mínima repercusión en los medios económicos especializados y también en las cotizaciones bursátiles- una noticia que llega desde un plano geopolítico, como hemos dicho, en plena ebullición y bastante ignorado por momentos: La respuesta de China a las restricciones en la exportación de tecnología por parte de Occidente al gigante asiático, con la prohibición a sus empresas de exportar minerales de galio y germanio. A estas restricciones se sumarán otras nuevas a partir del 1 de agosto sobre más de tres docenas de metales relacionados, según anunció el Ministerio de Comercio chino. Como han venido haciendo Estados Unidos y la Unión Europea (UE), China apela a cuestiones de seguridad nacional.
Y, ¿qué supone esto?, ¿para qué sirven estos minerales? Pues son fundamentales para el desarrollo de la transición verde y digital, y con gran impacto especialmente en la UE, ya que a diferencia de lo que ocurre en otras zonas del mundo, apenas dispone de dichos minerales.
El galio se utiliza en:
Por su parte, el germanio tiene uso en:
China es el mayor productor mundial de estos dos minerales, galio y germanio, y la UE obtiene de China el 71% de su galio y el 45% de su germanio. Además, según el Servicio Geológico estadounidense, alrededor del 53% del galio de EE UU se importó de China entre 2018 y 2021. Las importaciones disminuyeron con la imposición de importantes aranceles en 2019 al galio chino. Ambos minerales figuran entre los 50 que el Servicio Geológico de Estados Unidos considera 'críticos', lo que significa que son esenciales para la seguridad económica o nacional y tienen una cadena de suministro vulnerable a las interrupciones.
Occidente, con sus restricciones a la exportación a China, pretende frenar su desarrollo tecnológico para evitar entre otras cuestiones su empoderamiento militar; mientras el gigante asiático ha respondido con lo que puede doler más ahora a la UE, que es la transición verde y digital. La decisión de China podría poner en cuestión la transición verde y digital de Europa -el denominado 'Pacto Verde'-, cuyo objetivo es conseguir que la región sea climáticamente neutra en 2050 y requerirá el acceso a cantidades masivas de materiales críticos utilizados en todo, desde paneles solares a vehículos eléctricos.
De momento, esta 'guerra fría 2.0' o 'guerra tecnológica 2.0' está cotizándose en segundo plano en los mercados, que están más pendientes de los bancos centrales o los indicadores macro. Sin embargo, consideramos que tiene una importancia vital para el desarrollo económico, así como para las relaciones comerciales y las cadenas de suministro. En algún momento los mercados financieros tendrán que prestar una cierta atención a este asunto.
Antonio Castelo es analista de iBroker