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el cineasta estrena el corto documental 'las medidoras'

Gustavo R. Cuneo: "La relación entre lo místico y lo religioso ya no es tan fuerte como antes"

11/09/2024 - 

ALICANTE. El cineasta alicantino, de Catral, en la Vega Baja, acaba de estrenar el cortometraje documental Las medidoras, donde plasma la tradición místico-religiosa de los rituales con los que antaño se curaban algunos males físicos como el empacho o el mal de ojo. Un patrimonio cultural inmaterial que está en proceso de desaparición y que ha dejado grabado así para la posteridad, trabajando con su madre como protagonista de esta historia. 

— ¿Qué es lo que más te atraía de estos rituales mágico-religiosos?

— Desde pequeño, cuando a alguien de mi familia le dolía el estómago, mi madre sacaba un pañuelo, nos sentaba en una silla, y hacía el ritual de medir el empacho. Para mí, era algo completamente natural, parte de la rutina. Lo que más me atrae de estos rituales es cómo combinan lo cotidiano con la mística. Hay algo especial en el cuidado que se pone en cada paso y en su conexión directa con la religión, que le da un toque aún más único.

— ¿Qué te llevó a decidirte por abordar este asunto en un proyecto audiovisual?

— No veía a mi madre “quitar el empacho” desde hacía mucho tiempo, pero un día, mi sobrina se lo recordó y volví a presenciarlo. Fue entonces cuando me di cuenta de que había algo especial que merecía ser contado. Desarrollé una memoria y gracias a la residencia artística en Aterriza Residencias, organizada por el Centro Cultural Las Cigarreras, tuve el impulso final para llevar a cabo el documental.

— Es un patrimonio inmaterial en peligro de extinción. ¿Ha sido complejo conseguir los testimonios y la información que necesitabas?

— A primera vista, parece un mundo inaccesible, pero cuando te adentras, te das cuenta de que todas las puertas están abiertas. Estos rituales pueden aprenderlos todos, independientemente de quién seas. No se necesita un poder especial; se transmiten de manera sencilla, pero, como te repiten todas la medidoras, solo en Semana Santa. Hice una investigación previa y vi que no había mucha información sobre el tema, lo que también me impulsó a capturar estos testimonios antes de que se perdieran.

— ¿Te ha servido este trabajo para confirmar la efectividad o no de estos rituales?

— Nunca fue mi intención desentrañar el misterio de si realmente funcionan o no. Durante el documental, las propias medidoras hablan sobre si a alguien le han servido o si en otros casos es mejor ir al médico. Para mí, más allá de su eficacia, lo importante es el acto de cuidado, ese gesto altruista de la comunidad que busca aliviar un malestar, aunque sea con algo tan simple como un ritual.

— Tras el rodaje, ¿has cambiado tu modo de pensar sobre ellos o has extraído alguna nueva conclusión?

— Me he dado cuenta de que estas creencias están más arraigadas en la Vega Baja de lo que pensaba. Todo el mundo lo ve como un remedio casero, algo natural. Además, me sorprendió la cercanía con la que las medidoras compartían su conocimiento, muy alejado del secretismo que podría esperarse.

— ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar artística y profesionalmente con tu madre como protagonista del proyecto?

— Ha sido una mezcla de diversión y complicaciones. Quería explorar ciertos aspectos personales de mi madre sin que se sintiera forzada o incómoda. Mantener la espontaneidad fue clave, y creo que eso se refleja en el resultado final. También fueron jornadas largas, y mi madre no está acostumbrada a la cámara ni a los movimientos de un rodaje, lo que añadió un toque divertido al proceso.

— ¿Cuál consideras que es su aportación de mayor valor a este trabajo?

— Creo que el mayor valor del documental es que ha quedado como un testimonio directo de las medidoras, contado desde su propia narrativa y refleja cómo se entienden estos rituales en la Vega Baja, una región que, en parte, sigue conectada a un pasado que se está desvaneciendo.

— ¿Cuál crees que es el principal escollo que impide que este patrimonio inmaterial pueda perdurar en el tiempo?

— El principal obstáculo creo que está relacionado con la creencia en estos rituales. Antes se consideraban una solución para ciertos males, pero hoy en día esas creencias están disminuyendo. Todo eso, acompañado a la falta de interés en lo religioso y místico, hace que este patrimonio se vaya perdiendo.

— ¿Por qué crees que ha dejado de transmitirse entre generaciones?

— Por la misma razón: la relación entre lo místico y lo religioso ya no es tan fuerte como antes. En el documental, una de las medidoras dice: "No lo sé, yo creo que al final esto se perderá", y estoy de acuerdo. Aunque se sigue transmitiendo de boca en boca, creo que poco a poco se practicará menos, hasta que al final solo queden testimonios como este documental.



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