La izquierda (extrema) está que se frota las manos en defensa de la Causa Palestina a raíz de la brutal agresión/guerra de los terroristas de Hamás a poblaciones del sur de Israel. La propia vicepresidenta en funciones del Gobierno, Yolanda Díaz, ha condenador por igual las víctimas de uno y otro bando en contienda llegando así a una equiparación de dudosa ética y de peor estética. Lo tengo escrito por ahí: Hamás es una mera perversión de la Causa Palestina. Conviene no confundir. Hamás, una marioneta de la dictadura de los ayatolás de Irán, que es quien les alienta y les financia, lo mismo que a Hizbolá en el Líbano (una milicia chiita que opera como un Estado dentro del Estado libanés, o lo que queda del mismo). “Hamás tiene algo de Putin, mucho del Estado Islámico y una más, la peor y más definitoria del racismo genocida de Adolf Hitler”, sentenció, con tino, Lluis Basset en El País el pasado 12 de octubre. El mismo periódico en el que David Grossman arremetía sin piedad hace un par de días contra Benjamín Netanyahu por haber instrumentalizado toda la política israelí en torno a su persona (y su corrupción) olvidando un asunto tan esencial como es el de la seguridad nacional.
Grossman, escritor e intelectual de máximo prestigio, vaticina que tarde o temprano la ciudadanía israelí le hará un ajuste de cuentas al primer ministro al que, además, tilda poco menos que de pelele e ingenuo por pensar que podía entablar relaciones diplomáticas con países árabes (Marruecos, Baréin, Emiratos, Sudán, y el próximo Arabia Saudita) sin resolver antes “la cuestión palestina”. Hamás, que se disoció de la OLP y de Arafat en los 2.000, no representa la Causa Palestina: representa lo que representa: un estado de terror. Todo esto no quiere decir que Hamás no sea consecuencia de la política opresiva de Israel hacia los palestinos de los territorios ocupados tras la guerra de 1967 (anexión incluida de los Altos del Golán y el Sinaí, que luego fue devuelto, años después de la Guerra del Yom Kimpur). Netayanhu ha consagrado un regimen de apartheid escandaloso que atenta al decoro y a un mínimo de respeto hacia los derechos humanos. Añadamos las ansias de la teocracia iraní de hacerse un hueco en la región, en competencia directa con la no menos teocrática Arabia Saudí. Muchos intereses geoestratégicos y económicos en juego. Pobre Zelenski: EEUU acaba de priorizar la ayuda militar a Israel. Zelenski, de ascendencia judía, mera anécdota.
El antisemitismo bobo de una izquierda muy miope, no voy a decir boba, campa por sus fueros. Es lo moderno, lo chupi-guay, olvidando tan ricamente que, pese a todo lo expuesto, la guerra la ha empezado Hamás (obvio los escabrosos detalles; salen en la tele todos los días y a todas las horas). Olvidan también que Israel es una democracia (imperfecta, como casi todas). Democracia al fin y al cabo. Mientras, el Gobierno en funciones que preside Pedro Sánchez se ha olvidado de constituir una comisión de seguimiento del Plan de Lucha contra el Antisemitismo, tal y como se aprobó en enero. Las comunidades judías se sienten abandonadas por el presidente en funciones: “Necesita el voto de los antisemitas”, airean en El Español. No será para tanto: el alcalde socialista de Barcelona Jaume Collboni ha restablecido la “hermandad” con Tel Aviv, deshaciendo el gran entuerto de Ada Colau, anti-semita de manual.
No sé que opinará de todo esto De Manuel, querido, que tiene ascendencia sefardí. Siempre me quedé con las ganas de saber la opinión de Teri Ferida (asesora en su día de Miguel Ángel Pavón, Guanyar, en el Ayuntamiento de Alicante) cuando intenté reiteradamente (sin éxito) que me contara su historia de vida como descendiente de sefarditas, creo que de Tánger (Franco, quién lo diría, no puso reparos a algunas repatriaciones, cuando la independencia de Marruecos en 1956; Francia sí). Teri se murió joven, hace unos meses; qué putada. Es una asignatura que tengo pendiente: un libro, librito, sobre testimonios de los sefarditas retornados a finales de los 50, y sobre los cripto-judíos (los chuetas de Mallorca, también los hay en la Comunidad Valenciana) que preservaron la memoria a través de los siglos; en hebreo se les llama “anusim”, cristianos nuevos por fuera, judíos por dentro Me fascina sobremanera que se haya preservado esa memoria que ya está en peligro de extinción. La escritora Carme Riera ha indagado mucho sobre ello, con joyas como En el Último Azul.
CODA: El presidente de NNGG de Elche, Diego Maciá Gómez propone un monumento a Isabel la Católica por la hazaña del descubrimiento de América y, agárrense los machos, por su contribución a “la historia evolutiva humana”. El joven Maciá es asesor del PP en el Ayuntamiento. Yo creo, humildemente, que se equivoca: Isabel I se merece un Premio Nobel con efectos retroactivos. En fin: la de marcianadas que hay que leer. Capaz Pablo Ruz de hacerle caso (el alcalde es un fanático de los Reyes Católicos; vibró al máximo con la serie televisiva, hace años). Olvidan ambos, me pongo serio, que el concepto de la España actual surge de Las Cortes de Cádiz. Antes, era otra cosa, Las Españas (federalismo). Abreviando mucho.