Inflagram

Que suban los precios no es una novedad, todo lo contrario. La inflación es milenaria, el reflejo de la tensión permanente entre oferta y demanda, donde los deseos de consumir adelantan siempre a los recursos.

Por suerte ha desaparecido el antiguo vicio de añadir una 'c' a la palabra inflación, lo que resultaba un ejemplo vivo de su significado. Pero se crean nuevas palabras como la reduflación, que denomina el fenómeno en que los productos no cambian nominalmente de precio pero reducen su cantidad. Algo tan antiguo como el comercio.

La década reciente fue un periodo de extraña calma deflacionaria que un impulso monetario desmelenado no pudo alterar. Ni siquiera tirando billetes desde helicópteros, una imagen legendaria de la mitología económica. Pero llegó 2020 y la calma terminó.

La inflación tiene tres causas básicas: el exceso de demanda sobre la oferta disponible, la inflación de costes por subidas de precios en insumos y la última, que no la menor, la denominada profecía autocumplida de la inflación. Es posiblemente la peor, ya que se retroalimenta y se origina cuando, en previsión de futuras subidas, los precios actuales de las mercancías se fijan al alza. Porque los precios no suben: los precios se suben.

Paul Donovan es economista jefe de UBS, divulgador de temas financieros, defensor de las inversiones sostenibles y autor del libro La verdad sobre la inflación. Hace unas semanas calificó la actual situación de histórica, pero confía en que no dure mucho en estos niveles, aportando algún dato positivo.

Según Donovan el problema está causado por la extraordinaria demanda de bienes acaecida en 2021 a nivel mundial, como consecuencia de la liberación del ahorro contenido desde 2019 y que al principio rompió stocks de determinadas materias primas y componentes electrónicos, que arrastraron a los mercados a una ignición de precios. Esta ignición tuvo tres hitos, tras lo peor de la pandemia en 2020, el bloqueo de Suez en 2021 y el conflicto de Ucrania en 2022, y se ha ido transmitiendo a mercados refugio, a los alimentos y sobre todo a la energía, que induce un fuerte efecto inflacionario al resto de la economía.

Donovan se muestra optimista sobre el futuro a medio plazo y señala que las subidas de precios están empezando a suavizarse. Prevé una reducción de la tasa de inflación en Estados Unidos por debajo del 5% interanual para otoño (8,6% en junio) y algo más tarde para Europa (8,6% en junio) con la incertidumbre ocasionada por el conflicto con Rusia. La razón de su confianza es que el anormal incremento del ahorro de los consumidores ha desaparecido y el empujón de la demanda se ha detenido o empieza a ser negativo.  Japón y China están estables cerca del 2%.

El jefe de economistas de UBS no niega que el conflicto de Ucrania ha contribuido —las desgracias nunca vienen solas— a que los mercados de materias primas sigan alterados y con presiones especulativas. Pero ahora no es tanto la presión de la demanda lo que altera los precios sino el mecanismo de profecía autocumplida.

Para explicar el reciente consumo excepcional, Paul Donovan utiliza el concepto de inflación instagram. Se trataría de un mecanismo antropológico por el que los precios se ven presionados al alza como consecuencia de los nuevos comportamientos de los consumidores en la sociedad digital.

Con los estímulos de todo tipo de influencers y redes sociales y el acoso de una publicidad ubicua y algorítmica, la generalización de la compra en línea por todos los públicos ocasiona un consumo disparado en un continuo de 24x7 que recalienta un mercado de recursos y capacidad productiva limitados. Así tenemos inflagram, la nueva cuarta causa de una fiebre milenaria. 

«Donovan utiliza el concepto de inflación instagram para explicar que los precios están presionados al alza por los nuevos comportamientos de los consumidores»