CASTELLÓ. La Comisión Europea impone, por primera vez, una cuota mínima de inspecciones a las naranjas egipcias. El último reglamento de Bruselas para vigilar en las fronteras europeas la llegada de alimentos con posibles sustancias prohibidas establece que al menos el 20% de las partidas de naranjas procedentes del país de los faraones deberá superar una inspección.
Este paso era largamente demandado por el sector citrícola valenciano debido a la gran cantidad de fruta llegada de Egipto que aloja sustancias prohibidas. Y ello pese a que hasta ahora los controles que se le realizaban en frontera eran aleatorios. De hecho, de las 22 interceptaciones que se han producido en lo que va de año en naranjas, 9 corresponden a Egipto.
Ahora, con la modificación del reglamento, adoptada el 30 de mayo y publicada en el Diario Oficial de la Unión Europea el pasado día 13, al menos el 20% de la naranja que llegue procedente de Egipto deberá ser inspeccionada. No lo serán los limones ni las mandarinas, pero al menos uno de cada cinco barcos procedentes de este país que atraquen en los puertos de Europa -normalmente del norte- cargados de naranjas deberá superar un control de restos de fitosanitarios.
Aunque la medida se aplicará cuando prácticamente ha acabado la campaña de exportación de Egipto y, si no se prorroga, la vigencia de seis meses caducará antes de que arranque el grueso de sus envíos, que se produce a partir de febrero y hasta mayo, esta vigilancia pionera de la fruta egipcia es una gran noticia para el sector.
También lo es que la Comisión Europea mantenga la cuota de inspección mínima para las naranjas y mandarinas turcas (fijada asimismo en el 20%) que costó mucho conseguir y que finalmente se aplicó el pasado mes de noviembre debido a la alarmante cantidad de fruta llegada contaminada con productos prohibidos en Europa.
De hecho, los datos de interceptaciones de este año ratifican la bondad de la medida: de las 22 partidas de naranjas retiradas en frontera debido a la presencia de sustancias dañinas, Turquía acapara más de la mitad, 12; y en cuanto a las mandarinas, el porcentaje es mucho mayor, de las 27 totales, 24 interceptaciones son turcas... y otras dos corresponden a Egipto.
Y lo más grave es que muchas de ellas son partidas contaminadas de clorpirifos, el insecticida prohibido en España por su peligrosidad para las personas y que era altamente utilizado para luchar contra el cotonet. Con ello, Bruselas trata de mantener una de sus propias reglas en el comercio internacional, la de la reciprocidad de los tratamientos para los alimentos llegados de fuera respecto de los propios.
Así, la autoridad comunitaria seguirá inspeccionando las naranjas y mandarinas turcas, que entran mayoritariamente en camión por Bulgaria. En el caso de los limones, también se vigilará el 20%, mientras para los pomelos la cuota es del 10%.
Todo, en un marco en que cada vez Turquía y Egipto exportan más naranjas y mandarinas al Viejo Continente. De hecho, la república fronteriza con Europa se ha convertido en el primer trimestre en el país tercero que más cítricos ha enviado, con 112.030 toneladas, lo que supone un incremento del 26%. Ha arrebatado así esta posición a Egipto, que lastrado por el coste de los fletes marítimos ha reducido sus envíos un 37% hasta situarse en 86.070 toneladas, según los datos del Ministerio de Agricultura.