A pesar de nuestros deseos y esperanzas la realidad es tozuda, mucho mas tozuda de lo que nos gustaría. Queremos que las cosas sea así o asa, hacemos fuerza para transformarlas hacia lo que deseamos y, si las circunstancias no nos son favorables las negamos, nos inventamos una realidad paralela, construimos un relato de lo sucedido y en última instancia ponemos velas o nos compramos un amuleto. Pero la realidad se impone. Nos golpea. Y algunas veces nos arrodilla a sus pies con un par de directos bien dados.
El mundo de la inversión no es diferente. Nosotros deseamos una cosa y la realidad hace lo que quiere. Da igual si analizamos gráficos hasta quedarnos sin ojos, si miramos balances, si observamos precios y tendencias, o si tiramos una moneda al aire para decidir. Da igual si analizamos el pasado, si comparamos este período con el periodo anterior, con el de entreguerras o con el pleistoceno superior buscando similitudes y diferencias, da igual todo lo que hagamos para buscar algún atisbo de seguridad. Nada vale. Nada es infalible. La realidad acaba como siempre imponiéndose. Solo es fácil predecirla si ya pasó.
Ahora mismo, siete compañías llamadas los siete magníficos, Microsoft, Apple, Alphabet, Amazon, Nvidia, Meta Platforms y Tesla están consiguiendo que la realidad no se parezca en nada a lo que la gente desea, espera o imagina que debe ser. Estas siete empresas han subido de forma tan vertiginosa en 2023 y principios del 24 que se han apoderado de la bolsa y representan ya casi el 30% de la capitalización bursátil del índice estadounidense S&P 500 mientras son responsables de dos tercios de la revalorización cosechada por la bolsa americana en 2023. Desde principios de 2023, la rentabilidad ofrecida por estos 7 valores tecnológicos de Wall Street ha sido del 87% en euros, frente a “sólo” el 14% de los otros 493 valores que componen el S&P 500. La tozuda realidad.
Mientras esto sucede, en el mundo de los deseos y esperanzas, cientos de analistas e inversores dicen que vivimos un momento similar a la burbuja punto com o a la burbuja de los Fifty nifty, que no tiene sentido que todo el tirón del mercado se base en 7 compañías, que no puede ser que el valor de estas siete compañías sea superior al de toda la bolsa China o a la de varios países europeos a la vez, que esto no se sostiene y que todo hará crack pronto, como paso en el 29 en el 73, el 87 el 99 o el 2008 y así tantas y tantas veces. Pero cuidado con apostar a cómo deberían ser las cosas en vez de a cómo son, pues, como dijo John Maynard Keynes en una ocasión: “El mercado puede permanecer irracional más tiempo del que usted puede permanecer solvente” Si es que hay irracionalidad en lo que está pasando.
¿Cómo explicamos esta realidad y nos adaptamos a ella? Para explicar estos hechos no podemos quedarnos con argumentos unidireccionales como que los tipos van a bajar o a subir y que eso provoca este u otro tipo de comportamiento. Debemos más bien aceptar que hoy nos encontramos en un mundo económico en el que se superponen diversas realidades al mismo tiempo. Unas muy favorables y otras muy desfavorables.
En este mundo inconexo y paralelo unas empresas viven un tiempo muy complicado mientras otras disfrutan de un gran momento de bonanza y eso es lo que está reflejando el mercado.Y no solo el mercado. Los resultados publicados por estas 7 empresas han sido magníficos excepto en el caso de Tesla, la más penalizada en 2024y una empresa diferente, pues aunque se quiera vender como una tecnológica su negocio son los coches en un momento no muy bueno para ello y con la presión de la competencia de los eléctricos chinos. Una competencia muy dura.
Los resultados de las demás empresas han brillado y mucho y sus cotizaciones están además impulsadas por la temática del momento, la inteligencia artificial. El lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022 ha disparado las expectativas de los inversores sobre los enormes ingresos que la IA puede generar para las tecnológicas, una tendencia de la que estas grandes empresas están llamadas a sacar un gran beneficio.
Y todo ello sucede en un momento muy difícil para las empresas tradicionales.
Las endeudadas se enfrentan a un año en el que deben refinanciar deudas que estaban pagando al 1% y deberán pagar al 4% o 5% en el mejor de los casos reduciendo sus posibilidades de generar Ebitda. Esto está matando a las medianas y pequeñas empresas que son las que más dificultades tiene para financiarse y también a aquellas que dependen de grandes proyectos muy intensivos en capital.
Las que no están endeudadas pero deben producir bienes en un lugar u otro, se enfrentan a un mundo mas proteccionista y a todos los problemas de una cadena de suministro estresada por el conflicto en oriente medio y el mar rojo y por la sequía en el canal de Panama. Estos dos hechos ha disparado los precios del transporte y complicado márgenes y operaciones.
Las que no tienen estos problemas deben descabornizarse con las fuertes inversiones que eso supone o se enfrentan a cambios en el paradigma de consumo mundial debido a la falta de optimismo.
El resultado de todo esto: resultados presionados a la baja, márgenes en caída libre, miedo en los inversores y valoraciones en descenso.
Como decía Nietzsche "no hay hechos, solo interpretaciones” y todo esto es solo eso: Una interpretación basada en la selección de unos cuantos hechos aislados, inconexos y elegidos al azar. Pero a mí siempre me ha parecido más adecuado adaptarse a lo que hay que intentar predecir el próximo cambio y a día de hoy no cabe duda que frente a la gran incertidumbre en la que viven muchos sectores, los inversores buscan la seguridad de las grandes empresas y entre ellas la promesa y el impulso que está suponiendo la Inteligencia artificial para las grandes tecnológicas. ¿Para qué luchar?
Lorenzo Serratosa es cofundador de la EAF valenciana Kau Markets y presidente de Substrate AI