Las nuevas tecnologías forman parte del día a día y están presentes en los diversos ámbitos de la sociedad actual. Dentro de ellas se encuentra, la inteligencia artificial, una combinación de algoritmos que se emplean para crear máquinas que imitan las capacidades humanas.
El nuevo milenio trajo consigo una serie de retos en el ámbito educativo, los cuales pasan por proporcionar una educación de calidad, accesible para todos/as, y que en la medida de lo posible redujera el coste de la educación. Para hacer frente a esta situación se introdujo en las aulas la inteligencia artificial, con el objetivo de darle cabida en las clases a todo tipo de estudiantes, y optimizar algunas labores docentes, lo que estableció un cambio súbito, junto a la necesidad de formación en cuanto al buen uso de estas tecnologías.
Valorando la inteligencia artificial en el entorno educativo, es notorio apreciar su amplio potencial, ya que permite automatizar tareas repetitivas, fomentar el aprendizaje colaborativo, personalizar los contenidos para cada estudiante, entre otra serie de posibilidades que se han hecho viables, gracias a los avances de la ciencia.
Entre las aplicaciones de la inteligencia artificial en las aulas se encuentran la creación de plataformas online para el aprendizaje; el desarrollo de software conversacional inteligente, como los chatbots que interactúan con los alumnos en entornos virtuales de formación; y la robótica educativa, que está en pleno auge y que podrían llegar a actuar como tutores en cursos virtuales.
La tecnología, al igual que la sociedad, se encuentra en constante evolución. Los docentes se enfrentan al problema de tener que formarse, y a su vez educar a los estudiantes del futuro, bajo la incertidumbre de no saber cuáles empleos se tendrán disponibles dentro de unos 20 años, pero con la certeza que muchos de los cuales tendrán relación directa con la tecnología.
Implementar la inteligencia artificial en el sistema educativo hará que más personas se puedan beneficiar del mismo. Los sistemas de aprendizaje en línea, que se encuentran potenciados por la inteligencia artificial, pueden sugerirles a los estudiantes, rutas de estudio, o contactarlos con grupos de estudio afines, para favorecer así el aprendizaje colaborativo.
Otra de las principales ventajas de implementar la inteligencia artificial en la educación es la creación de algoritmos que califiquen los cuestionarios, lo que deja mayor tiempo a los docentes para investigar, crear nuevas metodologías de enseñanza y darle atención personalizada a cada uno de sus estudiantes.
Sin embargo, así como puede ser usado por los docentes para ayudarse con labores repetitivas, puede ser malempleada por algunos estudiantes para copiar en los trabajos y evaluaciones, debido a que existen chatbots como por ejemplo, el chatGPT, que elabora argumentos y crea nuevos textos coherentes, pudiendo pasar desapercibido por los programas antiplagio que comparan en base a textos que ya han sido redactados.
En este sentido, se genera el mismo problema que otorga el uso de los teléfonos inteligentes en las aulas, que si bien pueden ayudar en el proceso de aprendizaje, también se presta para muchos vicios entre los que destaca, el poder copiarse en las evaluaciones, problemática que no se ha atendido de manera adecuada, más allá de limitarlos o prohibirlos.
Para bien o para mal, la inteligencia artificial ha revolucionado el sector académico. Unos grupos aplauden su desarrollo pues ha representado una potente ayuda otorgando un sinfín de beneficios, pero otros piden regulaciones o restricciones por todos los vicios que se pueden generar, los cuales pueden traer consecuencias muy peligrosas. Ante los diversos matices de opinión, lo que queda al descubierto es la necesidad de incluir en el curriculum de educación primaria un 'alfabetismo digital', para que los niños/a y adolescentes comprendan los beneficios y problemas derivados del uso de las tecnologías, ya que desde muy pequeños se han vuelto grandes consumidores de los contenidos digitales.
Se debe entender que el uso de la inteligencia artificial impacta de diversas formas en los estudiantes, y este impacto será neutral, positivo o negativo, de acuerdo a las fortalezas y vulnerabilidades preexistentes en cada uno de ellos. Por lo que estar formados desde etapas iníciales en esta materia reduciría al máximo muchos riesgos o limitaciones, permitiéndoles analizar y evaluar el contenido de los medios para que puedan darle un uso asertivo, lo que potenciaría el aprendizaje significativo.
En todo este panorama, la actuación y el trabajo de los docentes en los centros educativos son de suma importancia. Es imperativo que estos posean formación en materia digital y que a su vez fomenten en sus alumnos habilidades propiamente humanas como, el pensamiento crítico y la edición.
De igual manera, para minimizar el riesgo a las copias en las evaluaciones es urgente rediseñar los modelos de evaluación hacia las evaluaciones interactivas, trabajos de reflexión, un mayor uso del lápiz y papel, entre otras, de acuerdo a las condiciones y herramientas de trabajo de las cuales cada grupo disponga.
El mundo de hoy requiere obligatoriamente de una educación digital. El futuro espera jóvenes creativos, que sepan trabajar en equipo, agentes de cambio, y a su vez, ciudadanos digitales. La educación no puede seguir el sistema de evaluación basado en la memorización, el mundo espera el desarrollo de habilidades, competencias y pensamiento crítico.
Implementar la inteligencia artificial en el proceso de aprendizaje representa todo un desafío que amerita una aplicación cuidadosa y estratégica de la misma, para obtener los mejores resultados. En este contexto, estudiantes y profesores tendrán que actualizarse para hacer frente a los nuevos desafíos y herramientas disponibles en materia tecnológica. Esto es una realidad con la que se debe aprender a convivir en pro de mejorar la experiencia de enseñanza y aprendizaje.
Pedro Adalid es doctor en Educación y profesor universitario de Políticas de Calidad Educativa y Planes de Mejora