VALÈNCIA. La Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual encara su primer gran cambio de fase. Tras su nacimiento y primeros años, las elecciones, que tendrán lugar a lo largo de la semana que viene, se disputarán entre dos candidaturas. Las de Teresa Cebrián y José Luis Iborra. Culturplaza se sienta con cada uno de ellos para conocer más a fondo su proyecto y analizar la situación de la AVAV, con la mirada puesta en las perspectivas de futuro.
- Define vuestra candidatura.
- Somos una candidatura de gente muy diversa, una candidatura con muchísima ilusión (creo que todas las candidaturas van a ser así y deben ser así), y con muchas ganas de trabajar en todo el equipo. Como hemos dicho antes en la presentación pública de la candidatura, yo solo conocía la mitad del equipo personalmente, la otra mitad no los conocía, y les convencí con esa frase de “yo quiero ser un relaciones públicas, básicamente”, porque creo que así me he definido, como el conseguidor de que cambien muchas cosas, y sobre todo, de atraer financiación a la Academia y hacerla crecer.
- Hay una candidatura en la que hay mucha gente que venía de la junta anterior y otra que ninguna. A Teresa Cebrián le pregunto si la suya es la del giro de 180 grados, ¿la vuestra es la del relevo de Pep Llopis?
- No creo que sea una candidatura de continuidad porque, además, es estas candidaturas son muy presidencialistas. Y en ese sentido, yo no he estado en la anterior junta. Ellos me llamaron para convencerme, pero, sinceramente, no creo que sea de continuidad porque muchos somos nuevos y, en este caso, la presidencia marca mucho la candidatura. Por otra parte, es normal que haya personas que hayan estado implicadas anteriormente porque también tienen un conocimiento más profundo de lo que es la administración de la Acadèmia, y eso es algo que agradezco.
- ¿Por qué a la tercera?
- Creo que esto nos lo deberían criticar a todos y mucho. En la primera convocatoria, ni se me llamó ni yo llamé a nadie, no quiero que sea una crítica personal. Pero en el último momento nos hemos dado cuenta muchos de que no podía ser, porque la Acadèmia costó mucho montarla, ya tiene cinco años y que hubiera dos convocatorias sin que nadie se presentara a mi me dió un poco de vergüenza. Los que nos presentamos ahora tenemos la sensación de que no podía volver a pasar.
- Los Premis Berlanga son el gran activo de la Acadèmia hoy en día. Las dos candidaturas habláis de darle más proyección y hacerlos crecer. ¿Cómo?
- Es evidentemente que hay que darle más repercusión para que cuando se retransmita por À Punt pueda tener más audiencia. Un punto más de audiencia en televisión es básico para este tipo de eventos, porque son muchos más espectadores los que se enteran que los premios existen. También creo que es importante convencer a grandes nombres valencianos. Los premios están para que la gente los vea y para que vayan más al cine o ver la serie, básicamente, y así que sepan lo que hace la industria. Para ello necesitamos tirar mano de actores y actrices de renombre, igual que hace la Academia de Hollywood o la española. Yo dirigí las tres primeras galas de los premios. Hasta ahora han sido unos premios presentados por profesionales con la intención de hacer familia, y es comprensible en unos primeros premios. Entonces, por ejemplo, una categoría era presentada por guionistas, pero el público nos los conoce. Ahora ya ha llegado el momento de tener caras que llame a la gente a la televisión.
Y después, hay que promocionar los premios lo mejor posible en À Punt y tener un sponsor para que este acto tenga, por ejemplo, una buena banda en escenario, y en definitiva, que haya un poco más de espectáculo.
- El motor para que la Acadèmia funcione son los socios y socias. ¿Cómo generar ilusión para ampliar su número?
- Yo vengo de estar seis años en la Academia de Cine española, y allí también pasó un poco esto. Éramos muchos, pero no entraba gente nueva ni joven. Básicamente hay que utilizar mucho los premios para eso, porque siempre hay un porcentaje muy alto de nominados que no son socios, y es labor de esa noche y del día de la presentación ir detrás de ellos. También trabajar codo con codo con las asociaciones profesionales.
Hay mucha gente que dice “si soy de la Acadèmia, ¿qué me das a cambio?”, nosotros dentro del programa de la candidatura tenemos planteadas, por ejemplo, becas en Estados Unidos o Europa que serían únicamente para socios. Hay que hay que intentar ofrecer cosas para atraer gente de porque muchos creen que ser socios de la Acadèmia es simplemente una entrada para los Premis Berlanga.
- Dos radiografías del momento actual. La primera: ¿En qué situación se encuentra la Acadèmia?
- Monetariamente, por ejemplo, estamos muy flojos. La Acadèmia es un despachito en el edificio de la SGAE, y eso no puede ser. No necesitamos un palacete, pero sí tener algo. Porque todo repercute al final. Después, la Acadèmia no está mal de socios, no somos tan pocos para los años que llevamos, pero ahora debemos crecer más. En mi opinión, la única situación realmente mala que ha tenido Acadèmia es que ha habido dos convocatorias a las elecciones sin ninguna candidatura. Por suerte, lo hemos podido resolver, y además con dos candidaturas diferentes, y eso está muy bien. Si hubiera solo una, hubiese sido muy triste, porque te presentas y te han elegido sin haberte siquiera votado.
- La segunda: La Ciudad de la Luz, nuevas bases, film offices, cambios en la Ley del Cine y del Audiovisual… ¿En qué situación se encuentra el audiovisual valenciano?
- Está mejorando mucho, pero yo creo que aún le queda mucho más. Es verdad que las ayudas al cine han crecido, aunque siempre pueden ser más. Pero, por ponerte un ejemplo, creo debería haber una ley básica para que À Punt tuviese que hacer un número de series anuales siempre sí o sí. Las series dan trabajo a muchísimos técnicos, no solo actores, porque los rodajes son mucho más largos en el tiempo que las películas. Por lo tanto, eso haría haría que el tejido industrial y profesional tuviera trabajo más estable.
- La Acadèmia empezó con el empujón del Institut Valencià de Cultura pero estos años no ha salido de ahí, ¿qué papel debe jugar la Acadèmia con las instituciones públicas?
- Yo lo tengo clarísimo. Tienen que estar implicadas en la Acadèmia tanto el Institut Valencià de Cultura como el Ministerio de Cultura (que creo que es una puerta que aún no se ha tocado, y es de lo primero que haría si saliera elegido). Por otra parte, a Presidencia hay que venderle el proyecto, directamente al President de la Generalitat, igual que a los tres presidente de las diputaciones. Los premios se celebran cada año en una de las tres ciudades de la Comunitat y tenemos que decirle a los alcaldes que, cuando vayamos, necesitamos toda su ayuda, necesitamos que nos dejen la ciudad para que podamos hacer cosas en la ciudad. No nos podemos quedar en el IVC, sino que todas estas instituciones deben saber, de primera mano, qué es la Acadèmia y qué son los Premis Berlanga.
- En el programa planteáis la revisión y modificación de partes de los estatutos de la Acadèmia, ¿cuáles serían? ¿dónde habéis detectado fallos?
- Son mis compañeros que han estado en al junta y en el día a día de la Acadèmia los que podrían entrar en el detalle, pero se refieren sobre todo al funcionamiento interno, que a veces es demasiado farragoso. Porque claro, las normas están están para cumplirlas, pero ahora con las elecciones, que se hacían las primeras, nos hemos dado cuenta que era como si fuéramos un partido político. Tenemos que facilitar momentos como este.
En todo caso, la estructura sería la misma, y creo que, sobre todo, la Academia lo que necesita es más dinero para que haya una gestión. El presidente y la Junta estamos para dar ideas, para hacer de relaciones públicas, para sentarnos y comer con quien haga falta… Pero después, el día a día lo tiene que llevar alguien en la Acadèmia. Los que queremos estar aquí tenemos trabajos y todos los necesitamos para sobrevivir, por eso tiene que haber un gerente y más empleados que hagan efectivas las ideas de la Junta.
- Destacáis que tenéis que estrechar la relación con los medios de comunicación.
- Creo que eso fallado. Fíjate si ha fallado que solo ha venido un periodista a la presentación de la candidatura. Es verdad que ahora los medios de comunicación no son lo mismo, pero hay que sentarse también porque sois vosotros los que nos dais a conocer fuera, os necesitamos. Hace falta un compromiso verbal para pasaros información y explicaros que queremos ser una institución seria. En València casi no se conoce a la Acadèmia. ¿Cómo se le va a dar a conocer? A través de los diarios, las radios y lo que haga falta.
- Otro pilar de vuestro programa es la formación. Desarrolla algunas de las propuestas.
- Es fundamental, primero, una buena escuela de cine, que ya se intentó en la Ciudad de la Luz. Una escuela de cine evidentemente es mucho dinero, por eso hay que llegar a grandes acuerdos y convencer mucho a las administraciones. Hay que creer en ello.
Después, Ana Lozano, que vive en Estados Unidos, se ha dado cuenta de que hay muchas becas y oportunidades para todas las profesionales del audiovisual que dan los Emmys y otras instituciones. Al tener un contacto allí, la Acadèmia podría ofrecer gestionar y participar en ellas y en otras convocatorias como algunas de la Unión Europea, y esto podría ser una manera de atraer socios y socias jóvenes.
- En el programa se especifica que vuestra candidatura quiere evolucionar el audiovisual valenciano en una industria de verdad, ¿cuánto falta para eso?
- Muy fácil, le queda lo que a la Administración quiera que le quede. Yo llevaba mucho tiempo en Madrid y hasta que no me llamaron para dirigir Parany y descubrí, no solo un elenco, sino un equipo técnico buenísimo. Pero para existir una industria, no puede funcionar solo cuatro o cinco meses y cerrar el tenderete. Con las ayudas al cine y con la implicación de À Punt, hay que conseguir que el audiovisual valenciano no pare nunca y de mucho trabajo. Yo creo que la administración se lo está tomando en serio, pero hay que hacer aún más.
El audiovisual calcula daños millonarios y se reivindican como parte de la solución para la reactivación económica de la zona