El futuro del proyecto interdisciplinar que ha hecho posible el control de 20 brotes del virus en la Comunitat Valenciana en los dos últimos años y que ha sido premiado por la Sociedad de Epidemiología Española está en el aire
CASTELLÓ. La estrecha colaboración de los dos últimos años entre la Administración y la Universidad pública ha sido clave para el éxito del trabajo del grupo interdisciplinar de investigación creado en la Universitat Jaume I, cuya cooperación con la Sección de Epidemiología del Centro de Salud Pública de Castellón permitió controlar 20 brotes de coronavirus en la Comunitat Valenciana. Tal ha sido su labor que mereció recientemente el Premio José María Mayoral de Vigilancia en Salud Pública 2022 de la Sociedad Española de Epidemiología.
Pese a su demostrada eficacia en la lucha contra el virus, y pese a la transferencia de conocimiento que ha permitido aplicar los resultados de la investigación a la práctica epidemiológica casi en tiempo real, la continuidad de dicho trabajo está hoy en entredicho. El motivo es la financiación, puesto que en la actualidad el grupo provee de muestras "si nos llaman de Salud Pública". "Mientras podamos hacerlo con nuestros recursos propios estaremos encantados de dar el servicio, pero a la larga se necesitaría financiación, sería conveniente que se hiciese desde las altas instituciones", señalan desde el grupo.
Como explica la investigadora de la UJI Juana María Delgado-Saborit, la tarea realizada hasta el momento ha partido de dos proyectos distintos pero con idéntico foco: la detección y control de brotes de covid-19. El primero arranca en 2020, está financiado por el BBVA y se centra en los espacios exteriores, con un proyecto a dos años, que aún no han finalizado. El segundo surge unos meses más tarde, con presupuesto de la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, y busca el virus en interiores de edificios públicos, con un año de duración y seis meses de toma de muestras.
En ambos casos, explica Delgado-Saborit, "tuvimos que desarrollar herramientas para tomar esas muestras, pero se dio la serendipia de que desde el inicio de la pandemia estábamos nosotros, teníamos la instrumentación funcionando en el laboratorio y la colaboración con la Administración funcionó perfectamente. Primero mi grupo estaba centrado en el aire, y cuando se pusieron a revisar también aguas residuales, ahí estaba el de Félix Hernández, porque su grupo a su vez estaba trabajando ya con Facsa en el proyecto CovidWater. En la UJI estábamos todos los investigadores, que hemos funcionado como un engranaje perfecto, lo que ha dado velocidad a los procesos, evitando contagios".
Para el proyecto de exteriores se instalaron dispositivos para la toma de muestras en la plaza Pescadería de Castelló, plaza del Ayuntamiento de València y en la Glorieta de Alicante. "Gracias a nuestro colaborador Juan Bellido, que trabaja en Salud Pública en Castellón, tuvimos acceso a sitios donde había virus con seguridad, lo que nos permitió testear bien la metodología, y al ver que funcionaba, pusimos a disposición de Sanidad las herramientas para cuando surgiera cualquier brote: a partir de la toma de muestras, sabía en qué estancias se podían favorecer contagios, e incluso nos consta que tomaron medidas en sitios que inicialmente estaban concebidos como entornos seguros".
La probable paralización de este tipo de tareas de monitorización del virus, a pesar de los buenos resultados obtenidos hasta el momento, supondría la pérdida de un instrumento que se ha demostrado útil para el control de brotes de covid-19 y que ha sido valorado de forma óptima por parte de los profesionales de la Conselleria de Sanitat, además de verse reconocido a nivel nacional por la Sociedad Española de Epidemiología.
El equipo de trabajo ha estado integrado por un buen grupo de profesionales: la propia Juana María Delgado-Saborit, Juan Bellido Blasco, Marisa Rebagliato, Paula Carrasco Espi, María Barberá Riera, Carlos Alfaro Pérez, Simona Porru y Estefanía Aparicio Llopis del Grupo de Epidemiología Perinatal, Salud Ambiental e Investigación Clínica; Rosa de Llanos del Grupo de Microbiología de los Patógenos Oportunistas y su Impacto en Salud Humana; Manuela Barneo-Muñoz y Rocío Cejudo-Marín de la Unidad Predepartamental de Medicina; Juan Carlos Gascó Laborda, del Grupo LIFE (Physical Activity, Fitness and Health); Vicente Esteve Cano del Grupo de Riesgos Ambientales y Laborales, y Lubertus Bijlsma y el citado Félix Hernández Hernández del Instituto Universitario de Plaguicidas y Aguas.