CASTELLÓ. (EP). La Diputación de Castellón ha formado durante todo el mes de octubre a más de un millar de personas para que sepan cómo reaccionar ante una parada cardíaca en la vía pública. Más concretamente, la formación ha ido destinada a enseñar cómo se utilizan los más de 200 desfibriladores que la institución provincial tiene repartidos de norte a sur del territorio, unos equipos que han demostrado ser "muy eficaces" a la hora de salvar vidas, según ha informado la institución provincial en un comunicado.
El curso ha estado dirigido a personal no sanitario, mostrando así el interés de la Diputación por conseguir una provincia cardiológicamente protegida. La vicepresidenta y diputada de Bienestar Social, Patricia Puerta, ha considerado "elemental" la enseñanza de prácticas de apoyo vital básico entre la ciudadanía porque -ha dicho- está demostrado que si se actúa de forma precoz, se aumenta hasta en un 50 por ciento la supervivencia de las personas que sufren una parada cardiovascular.
La formación se ha realizado en todas las comarcas de la provincia para dar, así, servicio a la práctica totalidad de la población de Castellón. Sin embargo, Puerta ha incidido que se ha puesto especialmente interés en el interior provincial, puesto que sus municipios son los que más alejados se encuentran de los centros hospitalarios "y es donde más necesaria se hace una primera actuación preventiva". En todo caso, ha reiterado que "no se trata de sustituir ningún médico, sino de ganar unos minutos vitales que pueden salvar la vida a una persona".
"Con este curso, sumado a la instalación de los desfibriladores en edificios públicos de la provincia, estamos contribuyendo a mejorar el bienestar de nuestras vecinas y vecinos del interior y, lo que es más importante, estamos dándoles los mismos servicios que disfrutan en las comarcas litorales. Es una cuestión de igualdad", ha dicho la vicepresidenta.
La formación ha constado de cuatro módulos y ha sido impartida por profesionales en la materia. A su finalización se ha hecho entrega de un certificado oficial y el carné de uso de desfibriladores. Muchas de las personas participantes lo han cursado para renovar su acreditación, que tiene una vigencia de dos años. Patricia Puerta ha valorado "la buena respuesta de la gente, tanto de ciudades grandes como de pueblos pequeños, muchas de ellas interesadas por primera vez en ampliar conocimientos que les permitan ayudar a su comunidad".