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tribuna invitada / OPINIÓN

La innovación local y la respuesta a la pandemia: ¿La posibilidad de la esperanza?

2/04/2020 - 

 La capacidad de respuesta ante el Covid-2019 es crucial para intentar mitigar el catastrófico impacto de la pandemia. Los actores involucrados en los procesos de innovación sociotecnológicos a todos los niveles (de lo local a lo global) y ámbitos (académicos, empresariales, gubernamentales y sociales) deben también incorporarse a este esfuerzo por responder a la crisis. Pero la respuesta de los sistemas de innovación ante epidemias de menor magnitud no siempre se ha guiado por expectativas de impacto social. En un artículo de 2018 Matthew Wallace e Ismael Ràfols estudiaron la actividad científica global como respuesta al brote de gripe aviar en 2003, una gripe también de origen animal que causó cientos de muertos en África y Asia durante años. Su análisis muestra que las agendas de investigación estuvieron influenciadas por factores como las prioridades de la industria farmacéutica, o los incentivos de publicación de los investigadores que premian la publicación de resultados en un pequeño grupo de revistas de mucho prestigio. Aunque la respuesta al coronavirus es todavía incipiente y las urgencias globales mucho mayores que en el caso de la gripe aviar, este trabajo nos recuerda que las necesidades sociales no siempre están alineadas con las actividades innovadoras.

En este contexto, los sistemas de innovación locales pueden responder -gracias a su cercanía territorial y familiaridad con el contexto- a las necesidades sociales de su medio más inmediato. Durante los últimos días, han aparecido noticias sobre diversos proyectos innovadores en el entorno valenciano que intentan abordar la trágica avalancha de problemas relacionados con la pandemia. Sorprende muy positivamente la variedad de organizaciones que han participado en estos proyectos y la diversidad de ámbitos incluidos.

han aparecido noticias sobre diversos proyectos innovadores en el entorno valenciano que intentan abordar la trágica avalancha de problemas relacionados con la pandemia.

El 30 de marzo la Universitat Politècnica de València (UPV) anunciaba el desarrollo de un nuevo ventilador mecánico listo ya para su producción industrial. En el proyecto han participado otras organizaciones del sistema de innovación valenciano, como el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), el Instituto Tecnológico AIDIMME y el Grupo de Investigación en Anestesia del Instituto de Investigación Sanitaria (INCLIVA) del Hospital Clínico. Numerosas empresas valencianas (hasta 11) de diversos sectores se han unido al proyecto para acelerar su desarrollo hasta la producción en serie. En el ámbito emprendedor, la start-up valenciana Quibim, una de las empresas líderes del mundo de la inteligencia artificial aplicada a la imagen médica, anunciaba el 17 de marzo el lanzamiento de una red neuronal de aprendizaje profundo para identificar el Covid-19 a través del análisis de imágenes médicas de TAC. Por ahora es una herramienta destinada a la investigación, que se ha abierto a la comunidad científica: algunos hospitales del norte de Italia están aportando casos con los que entrenar el sistema. A nivel político, el 28 de marzo la Agència Valenciana de la Innovació lanzó una “llamada para que los agentes del Sistema de Innovación de la Comunitat Valenciana propongan soluciones innovadoras en la lucha contra el coronavirus”, con el objetivo de implementar en el muy corto plazo tecnologías contra la pandemia que todavía no estén disponibles en el mercado.

Pero la innovación local no consiste tan solo en ciencia y tecnología. Como muestran Wallace y Ráfols en su estudio de la respuesta a la gripe aviar, los sistemas de innovación son configuraciones socio-técnicas: incluyen un amplio catálogo de necesidades, que pueden ser satisfechas mediante nuevos modos de organización social que no se limitan al desarrollo de tecnologías en biomedicina. La red colaborativa Frena la curva puede ser un buen ejemplo de innovación social. Este servicio geolocalizado para ayuda mutua entre vecinos se implantó el 15 de marzo en València para poner en contacto redes de ayuda vecinal y suma más de 600 inscritos. La red, que cuenta con el apoyo de Las Naves, articula servicios voluntarios de asistencia vecinal a los más necesitados. Califican también como formas de innovación social “de base” la emergencia de innumerables iniciativas en calles y plazas que intentan reinventar colectivamente nuestra vida cotidiana desde los balcones y los grupos de whatsapp, como las Quedaetas del barrio de Ciutat Vella, en el centro de València.

Lo anterior no es obviamente una lista exhaustiva -y todavía es demasiado pronto para saber el impacto de estas iniciativas- pero puede que estos proyectos tecnológicos y sociales sirvan para generar una impronta positiva en la capacidad de respuesta del sistema valenciano de innovación de cara a un futuro tremendamente incierto. La capacidad de respuesta es uno de los elementos de lo que se ha dado a llamar la innovación “responsable, una aproximación a las políticas públicas de innovación impulsada desde la Unión Europea. Otras dimensiones de la innovación responsable son la anticipación, la inclusividad y la reflexividad. La crisis del coronavirus obligará a revisar estos marcos, pero la capacidad de respuesta local debería convertirse en uno de los pilares fundamentales de las futuras políticas y de nuestro imaginario sociotécnico. La variedad de ámbitos y la diversidad organizacional de las recientes iniciativas del sistema de innovación valenciano puede contribuir a la posibilidad de la esperanza.

David Barberá. (Foto: ANTONIO PRADAS)

El autor de este artículo es profesor de la Universitat Politècnica de València e investigador de INGENIO (CSIC-UPV). 

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