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el interior de las cosas / OPINIÓN

La mujer mojada no teme la lluvia

23/10/2022 - 

El pasado jueves València era una especie de sauna, con un ambiente tropical insoportable. La Estació del Nord, con su hervidero constante de gentes que usamos nuestros trenes de Cercanías, -ese medio de transporte siempre con retrasos e incidencias-, azotaba golpes de calor en ese día próximo al final de mes de octubre. Desde Castelló, Carcaixent y Algemesí varias mujeres quedamos en este punto de encuentro.

Jamila y su hija Mitra llegaron desde la Ribera Alta el mismo día que se cumplía el 40 aniversario de la pantanada de Tous. Cosas de la vida. El mismo día que mi añorada abuela Pepita y toda la población de Gavarda tuvieron que escapar de uno de los pueblos más bellos de la ribera del Xúquer. El mismo día en el que mi familia lo perdió todo, en el que un pueblo lo perdió todo, hasta la esperanza.

Ellas sí que lo han perdido todo. La casa, la familia, a seres queridos asesinados, la profesión, la dignidad 

Esperar en la estación, ese 20 de octubre, a esas mujeres que han conseguido huir de Afganistán y salvar sus vidas, fue una situación tremendamente jodida. Ellas sí que lo han perdido todo. La casa, la familia, a seres queridos asesinados, la profesión, la dignidad. Caían cuatro gotas en el centro de València, una lluvia obscena y calurosa. Jamila y Mitra se abrazaron a quienes las esperamos. Están contentas, a pesar del contexto de tragedia que viven. Jamila, periodista, venía de una jornada más de formación para acceder a una plaza de trabajadora en una cadena de supermercados. Venía inquieta porque le había tocado trocear una gran pieza de porcino, quizás pueda trabajar en la sección de carnicería. Mitra, a sus 16 años, llegó sonriente, con un día más de clase que celebrar, un día más de seguir habitando en el espacio privado que han conseguido, una vivienda para su madre y sus tres hermanos pequeños, en Algemesí, tras pasar unos meses por Sueca.

Nuestro destino era la Casa del Pueblo de UGT, tan solo a una parada de metro. Nuestro objetivo era participar en un acto, en la sala Matilde Salvador de la sede sindical, para visibilizar la situación que están viviendo las mujeres afganas en estos momentos. Junto a Jamila y Mitra se sumó la estudiante de periodismo en la Universidad de València Parwin. Son mujeres amenazadas y su vida corría peligro en Afganistán.


Inma Orquin, compañera de Carcaixent en esta causa, lleva más de un año colaborando con la organización Women on the run, dedicada a sacar y salvar a mujeres amenazadas por el régimen talibán. Estamos juntas en esta lucha, junto a Enric Alcaide, ayudando e insistiendo ante embajadas españolas de Irán y Pakistán, donde llegan las mujeres que consiguen visados, con muchas dificultades, para poder viajar a España. Orquin se pelea a diario contra la burocracia eterna de los mundos diplomáticos, de los plazos, del acompañamiento a las mujeres que no pueden cruzar Afganistán sin ser acompañadas por algún hombre. Una travesía de problemas que desespera en la mayoría de las ocasiones.

Pero, Jamila, su hija Mitra y Parwin han conseguido llegar a Madrid, y después a València. La vida, lógicamente, les ha cambiado en todos los recodos de sus sentimientos. Están habitadas de demasiada tristeza, dolor y rabia. Han abandonado a su suerte a sus familias, han dejado atrás una muerte segura, una vida de persecuciones y torturas. Sin fecha de regreso.

Salvar la vida de una sola mujer afgana justifica este combate contra el sistema, la burocracia y la denominada comunidad internacional. Son mujeres que, aquí, entre nosotras y nosotros, residen sin miedo, sin represión, pero son incapaces de olvidar

El trabajo que está realizando Women on the run es muy importante, cómo lo son los esfuerzos de Mónica Rodríguez y la ONG catalana Un gest de calor, dedicada a la recepción de medios económicos para cubrir los gastos de vuelos de estas mujeres rescatadas. También está siendo destacable la implicación de la Conselleria de Sanitat, que esta semana recibe la llegada de una madre afgana y su pequeña hija enferma de cáncer, así como la asociación Aspanion, que ha participado para albergar a esta familia mientras dure el tratamiento. Desde el pasado mes de septiembre, Inma Orquin, ha intentado, por todos los medios, ayudarlas a salir de Irán. Por fin, esta semana, llegan a València.

Son casos únicos, un goteo permanente de mujeres amenazadas que precisan huir del horror y de la situación insostenible del país de los talibanes. Salvar la vida de una sola mujer afgana justifica este combate contra el sistema, la burocracia y la denominada comunidad internacional. Son mujeres que, aquí, entre nosotras y nosotros, residen sin miedo, sin represión, pero son incapaces de olvidar, de dejar de sentir y luchar por los derechos y la vida de sus hermanas afganas.

Frente a esta línea de actuación de activistas como nosotras, hay otras trincheras, muy tortuosas, muy tristes. Mi querida amiga y admirada Rosángeles Valls, directora de la compañía Ananda Dansa, Premio Nacional de Danza, entre otras muchas distinciones, estrenó en San Sebastián de los Reyes, hace unos meses, el espectáculo Kabul, una coreografía estremecedora sobre la grave situación de las mujeres afganas. Valls ha investigado la situación de las mujeres y las niñas afganas, esas personas no universitarias, no urbanas. Las conclusiones son demoledoras, durísimas.

Valls muestra en su creación artística testimonios reales de mujeres que recorren el país clandestinamente, enseñando a leer y escribir a niñas y jóvenes que ya no pueden asistir a las escuelas clausuradas. Mujeres con coraje que buscan salvar a otras mujeres, padres que han vendido a sus hijas a los talibanes para obtener recursos y poder mantener a sus familias. Mujeres torturadas en público frente al silencio e inacción de decenas de hombres, muchos jóvenes. Niñas vestidas con indumentarias masculinas para sobrevivir en la sangrienta jungla talibán de la mayoría de ciudades y pueblos afganos.
Rosángeles Valls es una admirable activista, nos ha abierto los ojos frente al intenso dolor de las mujeres afganas y sus hijas en todo el país. Desnutrición infantil y adulta, muy graves carencias sanitarias, sociales, violencia de género, asesinatos. Desde Women on the run nos sumamos a su lucha. Es la lucha de miles de mujeres frente a la ignominia que sufren millones de mujeres en Afganistán, Irán, otros países árabes, africanos, y también latinoamericanos. No podemos consentir tanta muerte, tanta tristeza y tanta soledad de las mujeres por el hecho de ser mujeres.  

Aquí también está pasando. Este pasado fin de semana, dos mujeres han sido asesinadas en Alcoi y Huelva. Este año el terrorismo machista está siendo brutal. Estremecedor. Indignante. ¿Dónde está la sociedad y sus gobiernos? Es urgente combatir este terrorismo. Son muy graves y crueles las estadísticas, pero, al parecer, se está normalizando el asesinato, la muerte de mujeres, madres y sus hijas e hijos, la violencia machista ambiental. Como si ya no fuera noticia. Reaccionemos.

***La mujer mojada no teme la lluvia es un titular basado en el dicho árabe El hombre mojado no teme la lluvia” que, por cierto, coincide con un excelente libro de la estimada periodista Olga Rodríguez que traza una de las mejores geografías humanas de los conflictos en Oriente Medio y los Derechos Humanos. (Quienes sufren constantemente la tortura, represión y la muerte, no temen la tempestad que venga. Debemos ayudarles.)
 

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