CASTELLÓ. (EP). Un total de 10.000 velas iluminaron, durante la noche del sábado, el pueblo de Vilafranca, que volvió "a sentir la magia" de La Noche de los Cirios. Con la ayuda de unos 50 voluntarios y voluntarias y de los vecinos y vecinas del pueblo, se encendieron miles de cirios que cruzaban el núcleo antiguo del pueblo, desde la Plaza d'En Blasc, pasando por la Calle Mayor, la Calle Sant Roc, la Calle Abadía y acabando a la Placeta de la Iglesia.
En comparación con el año pasado, esta edición del evento ha venido acompañada de unas proyecciones sobre los parajes y la fauna del territorio que se visualizaban en el inicio del recorrido para amenizar la espera y dar a conocer los aspectos turísticos de Vilafranca.
También ha destacado, este año, la abundancia en el montaje, en la entrada del recorrido había una gran estructura que formaba tres puertas por las cuales el público se adentraba en la noche de los cirios. Algunos de los vecinos y vecinas abrieron, también, sus casas, destaca el Ayuntamiento en un comunicado.
El acto albergó alrededor de 1.700 personas que asistían al interior del espectáculo de 25 en 25 con un total de 5 minutos por grupo para asegurar el cumplimiento de las medidas anticovid. Además, la estancia máxima en el interior era de 30 minutos.
El concejal de Turismo de Vilafranca, Bruno Morraja, explica que los cirios utilizados este año han sido "una inversión para los próximos tres o cuatro ejercicios, pues son reutilizables lo que ayuda a tener unos gastos, tanto económicos como para el medio ambiente, menores".
"La Noche de los Cirios fue una iniciativa para dinamizar la actividad del pueblo después de un año de pandemia y dar una luz de esperanza e ilusión frente a la Covid-19. También es una manera de luchar contra el despoblamiento, dando a conocer el pueblo de una manera llamativa", ha aseverado el edil.