CASTELLÓ. Las lunas del coche cumplen una función importante en lo que a la conducción vial se refiere. Un desperfecto, un golpe o una pequeña grieta en ellas puede perjudicar la visibilidad del conductor y desencadenar un accidente. Por ello, es muy recomendable acudir a un taller especializado y realizar un cambio de lunas lo antes posible.
Aquí te contamos los tipos de lunas que existen, el material de fabricación y por qué es importante repararlas o sustituirlas si presentan algún deterioro.
Función de las lunas en los vehículos
Quizá suena muy evidente, pero no está de más recordar que para circular con el coche sin inconvenientes es necesario tener la mayor visibilidad posible y unas lunas en buen estado nos ofrecen mayor visibilidad y seguridad.
Un vidrio resquebrajado, aunque parezca insignificante, corre el riesgo de alterar nuestra visión. Y en un momento complicado de tránsito puede ser un obstáculo a la hora de evitar un accidente.
Las lunas en buenas condiciones evitan que el agua, el viento y los insectos u otros elementos afecten a la conducción de forma negativa. A su vez, nos protegen de las temperaturas extremas debido a su capacidad aislante.
Incluso, al formar parte de la estructura del vehículo, consiguen evitar que el techo se deforme en caso de vuelco, lo que garantiza la seguridad de los pasajeros.
Componentes de fabricación de las lunas
Algo que no podemos pasar por alto es que los vidrios con los que se fabrican las lunas son distintos a los de una vivienda. Sus características suelen variar dependiendo de los materiales.
En general, se componen de una fusión de óxido de sodio, calcio, potasio, arena de sílice e incluso elementos metálicos. A través de los años, la calidad de las lunas ha mejorado con el objetivo de dar una mayor protección y seguridad para el conductor y los pasajeros.
Existen dos tipos de técnicas a destacar: el templado y el laminado. Dentro de estas, encontramos muchos subtipos que responden a cada necesidad.
Tipos de lunas de coche y funciones principales
Como mencionamos antes, las lunas más comunes son las de vidrio templado y las de vidrio laminado. Otra que ha cobrado también popularidad es la luna de vidrio tintado.
Lunas de vidrio templado
Consiste en una sola capa de alrededor de 5 mm de espesor. Su denominación responde al proceso de fabricación, ya que el cristal se introduce en un horno después de ser moldeado.
El vidrio se trata a unos 600º y es procesado mediante calentamiento y enfriamiento. Este método se repite varias veces para conseguir una dureza 10 veces superior a la de su estado original.
Lunas de vidrio laminado
Este tipo de lunas se compone de dos láminas de cristal unidas por otra de butiral de polivinilo o PVB. En caso de sufrir el coche una rotura o un impacto, el PVB impide que el vidrio se desprenda. Algo que evita que los fragmentos puedan lastimar a las personas o causar más daños.
Respecto al proceso de fabricación, consiste en tres fases: corte y serigrafía, moldeo y ensamble.
Lunas de vidrio tintado
En este caso, las lunas son de un tono más oscuro, y su función principal es absorber parte de la luz solar. Algo que permite reducir la carga térmica del interior del coche.
A su vez, evita deslumbramientos de vehículos que circulen por detrás. Es importante distinguir entre un cristal tintado y uno laminado. El primero viene tintado de fábrica, en cambio, en el segundo caso, los vinilos se añaden al cristal.
En cuanto al nivel de opacidad, tenemos que escoger uno que nos permita ver el resto de los vehículos. Las lunas de vidrio tintado deben cumplir con unos requisitos de homologación. Por eso, hay que tener presente que una lámina demasiado opaca es probable que no se ajuste a la normativa.
Algo que comparten todos los tipos, es la necesidad de reparación o cambio de lunas en caso de impacto o rotura que atente a la seguridad y la aerodinámica del vehículo.
Si las lunas de tu coche presentan una grieta, un golpe u otro desperfecto, es importante recurrir al taller para encontrar una solución que garantice tu seguridad al volante.