CASTELLÓ. El equipo investigador del proyecto 'Detección de SARS-CoV-2 en muestras de aerosol atmosférico', liderado por la investigadora del programa GenT en la Universitat Jaume I, Juana Mari Delgado-Saborit, ha instalado en la Plaza de la Pescadería de Castelló de la Plana y en la del Ayuntamiento de València estaciones de medición del aire que permiten al personal científico analizar la presencia de restos genéticos de la COVID-19 en el aerosol atmosférico con el objetivo de plantear un sistema de alerta que favorezca a las autoridades sanitarias actuar con mayor antelación ante posibles brotes.
La instalación ha contado con la colaboración de los Ayuntamientos de Castelló de la Plana y de València, quienes han facilitado la obtención de los permisos para la ubicación de los instrumentos en la vía pública. Y el estudio está financiado con una de las ayudas a equipos de investigación científica en SARS-CoV-2 y COVID-19 de la Fundación BBVA.
Con todo las estaciones, que estarán funcionando durante los próximos nueve meses en los centros neurálgicos de ambas ciudades, con un importante tráfico diario de personas, permitirán al equipo investigador obtener muestras representativas de la carga genética del virus. Y es que esta integra medidores que captan el aerosol atmosférico con un gran caudal de muestreo (500 litros por minuto) de la marca MCV. Uno de ellos cuenta con un cabezal de selección de partículas finas (2,5 micras de diámetro) y otro con un cabezal de selección de partículas más gruesas (10 micras de diámetro). Aún así, "las partículas de aerosol que se recogen son tan pequeñas que no son visibles al ojo humano", explica Juana Mari Delgado-Saborit.
Para obtener la herramienta de alerta que permita avanzarse a posibles brotes de la enfermedad, el personal del proyecto recogerá los filtros de los medidores integrados en las estaciones urbanas y posteriormente los analizará en el laboratorio, en un procedimiento similar al de la PCR, para detectar la carga genética del SARS-CoV-2. De esta forma, se podrá estudiar el desfase entre la incubación del virus y el pico de infectividad asociado a la espiración de partículas virales y la presencia de síntomas con el objetivo de crear una red de alerta que facilite el diseño de planes de emergencia y medidas de actuación preventivas.
El equipo de investigación, integrado por las universidades de Castellón, Valencia y Elche, la Fundación FISABIO y la Dirección de Cambio Climático y Calidad Ambiental de la GVA, está formado por Juana Maria Delgado-Saborit, del grupo de Epidemiología Perinatal, Salud Ambiental e Investigación Clínica de la UJI; el catedrático Vicente J. Esteve Cano (UJI) y las investigadoras Ana Esplugues (UV) y Nuria Galindo (UMH) que conforman el comité asesor científico de calidad del aire; las investigadoras de la UJI Rosa de Llanos, Manuela Barneo y Paula Carrasco como expertas en Microbiología; y los investigadores Marisa Reblagliato (UJI), Juan Bautista Bellido (UJI); Maria Luisa Estarlich (UV), Ferran Ballester (UV) y Carmen Iñíguez (UV), que conforman el comité asesor científico de epidemiología ambiental.